El geólogo Antonio Aretxabala, investigador en la Universidad de Zaragoza y con una larga trayectoria docente en la Universidad de Navarra, vive con pasión científica la erupción en La Palma. "Contra semejantes fuerzas de la naturaleza, no se puede echar un pulso", afirma.

Cumbre Vieja, Etna... en dos días. ¿La Tierra nos está queriendo decir algo?

El Etna está siempre latente. No hay ninguna razón para pensar que se haya podido dar una causa común. Existen respetables hipótesis relacionadas con la gravedad de la luna y con el aumento del nivel del mar. Es un tema apasionante para estudiar. La geología es una disciplina de poco más de un siglo que estudia un sistema muy complejo -la tierra- con una dinámica que se rige por una constelación de factores externos e internos aparentemente relacionados.

Los científicos han previsto lo que iba a ocurrir en La Palma casi al segundo.

Es realmente ejemplar todo lo sucedido hasta ahora en La Palma, la coordinación científica, de protección civil y de los medios de comunicación locales. Como científico te puedo decir que me apasiona y que además la libertad de circulación de datos y la inmediatez de la red han hecho que se hayan podido tomar decisiones muy acertadas y bien calculadas. Pero no olvidemos que hay gente que lo ha perdido todo, a ellos es a quienes debemos dedicar toda nuestra atención y cariño.

Más de 200 casas arrasadas en La Palma. ¿Deben revisarse los entornos de los volcanes? ¿Somos poco respetuosos con la naturaleza?

En el Estado existe una ley, Ley del Suelo (8/2007, de 28 de mayo) que establece que los desarrollos urbanísticos deben someterse a una evaluación ambiental y sostenibilidad basadas en el mapeado de riesgos naturales: Art. 2.15. La obligatoriedad de incluir estos mapas de riesgos geológicos en los instrumentos de ordenación de las actuaciones de urbanización, como ves, es una novedad en nuestro ordenamiento jurídico y sectorial; aún no se ha desarrollado completamente, pero ya está dando buenos resultados al profundizar en el nexo de unión entre la prevención de riesgos naturales y la planificación territorial, urbana y constructiva. Desafortunadamente llegó en un momento bastante complicado, fue justo cuando la construcción sufrió el batacazo de 2008 y ya se había construido casi todo, cayendo la actividad hasta valores por debajo de los años 80 del siglo XX. Este es un problema que no solo afecta a volcanes, también a laderas inestables como las de Yesa, zonas de moderada sismicidad como Navarra, inundaciones, etc.

Ante un volcán en erupción, ¿qué se puede hacer? ¿Simplemente esperar a que cesen su actividad?

Lo mejor es planificar antes, como decíamos. Han existido intentos, unos con cierto éxito y otros no, en Islandia o Italia lo han hecho para desviar las coladas, frenarlas con agua, ponerles obstáculos, pero desde luego la planificación y la reacción como la que hemos visto en La Palma son el quid de la cuestión. Contra semejantes fuerzas de la naturaleza no se puede echar un pulso. Lo perdemos fijo. Poco podemos hacer una vez se ha despertado el gigante.

¿Qué efectos va a tener el volcán sobre la vida en La Palma, sobre la población, fauna, clima...?

Durante unos años las hectáreas afectadas quedarán estériles. Ten en cuenta que la mayoría es terreno de cultivo, de vides, plátanos y otras hortalizas, también de ganado, negocios que han desaparecido. Se reestablecerán las comunicaciones, pero ya no volverá nunca a ser igual. Ahora son las administraciones las que deben dar la talla como lo han hecho los científicos y los medios humanos y de comunicación.

La ministra de Industria aludió el lunes al atractivo turístico del volcán de Cumbre Vieja, que este martes ha matizado

La verdad es que fueron unas declaraciones desafortunadas en ese momento, hay mucha gente que lo ha perdido todo. No es la primera vez que se propone, yo mismo lo hice en varios artículos en 2011 e incluso llegué a hablar con una persona del Cabildo de El Hierro para aprovechar el potencial del turismo científico y cultural, algo que considero importante, como se hace en Islandia, Hawai o Japón. Pero se hace en lugares seguros, con itinerarios bien marcados, con todas las medidas oportunas, etc. En este caso, el volcán más joven de nuestro planeta, con apenas 48 horas de vida, en territorio canario, ha salido a deslumbrar a científicos y ministras, pero también a destruir, Por eso creo que, si no se supedita la seguridad al espectáculo o el turismo científico, no se es muy afortunada a la hora de valorar, aunque ella misma ha matizado más tarde sus palabras.

¿El medio ambiente puede influir en la actividad de los volcanes?

Es poco conocido, pero hay ejemplos. En volcanes rodeados de hielo como en Islandia, el derretimiento rápido al final de la última glaciación promovió la expulsión de magma que había sido impedida por el peso del hielo que lo aprisionaba. A finales de la última glaciación -hace unos 12.000 años-, tenemos buenos datos de que Islandia "explotó" durante 1.500 años, con una actividad volcánica unas 30 a 50 veces superior a la que conocemos. En 1783 el volcán Laki asoló todos los pastos de Islandia y con ello provocó la muerte de su ganado y de la mitad de la población. Las cenizas cubrieron Europa durante meses y destruyeron las cosechas. El hambre se extendió desde Europa a oriente medio, se disparó la mortandad en Inglaterra y en España, el extraperlo y otros abusos con el trigo y los alimentos culminaron en Francia en una revolución: nacieron las modernas democracias. Las erupciones del volcán Pavlof en Alaska parecen estar estrechamente controladas por el clima, también las del monte Santa Helena, Vesubio o las de Etna. Sistemas de tormentas de baja presión que cruzan en invierno provocan que el mar por debajo aumente su cota alrededor de 30 centímetros, el peso adicional de esa agua es suficiente para presionar sobre el sistema y exprimir el magma.

¿El cambio climático puede estar influyendo en una mayor actividad volcánica?

Mirando hacia atrás en los últimos 100.000 años, el nivel del mar parece haber jugado un papel clave para impulsar a muchos volcanes a explotar. Ben Mason, David Pyle y sus colegas de la Universidad de Cambridge examinaron en 2014 los registros de más de 3.000 volcanes de todo el mundo entre 1700 y 1999. Sus hallazgos sorprenden: la actividad volcánica no es aleatoria, se dan más erupciones entre noviembre y marzo. El reconocimiento de este comportamiento estacional proporciona una pieza del puzle. Los cambios en el medio ambiente, como el clima y el nivel del mar, ejercen al menos una influencia tan grande en los volcanes como los volcanes sobre ellos.