- La delegación vasca desplazada a Dinamarca escuchó ayer, en la casa Barnahus de la localidad de Naestved, “casos y soluciones reales” de abusos sexuales a menores. La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, insistió en su intención de abrir la primera Barnahus en Euskadi a final de 2022 o principio de 2023, porque “es un recurso necesario”.

Una delegación vasca encabezada por Beatriz Artolazabal visita desde ayer la localidad de Naestved, en Dinamarca, para reunirse con los agentes implicados en la gestión de una casa Barnahus, así como para conocer de primera mano cómo funciona el modelo danés.

El proyecto Barnahus nació en Islandia como una forma de atender a menores víctimas de abusos sexuales, o de cualquier otra expresión de violencia, de una manera integral, con apoyo psicosocial, médico-forense, policial y judicial “de la forma más cercana, amable y menos traumática posible”.

A partir de Islandia, otros países europeos, principalmente del norte y este, fueron abriendo sus propias Barnahus, aunque es el modelo danés “el que más se asemeja al proyecto vasco”, según el Gobierno Vasco.

En Euskadi, el departamento que dirige Beatriz Artolazabal trabaja desde finales del pasado año en la implantación del modelo Barnahus y en la apertura de una casa-piloto en Gasteiz.

En un comunicado, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales se mostró “satisfecha” por el transcurso de la primera jornada de visita al municipio danés, donde realizó una visita a una de las cinco casas Barnahus que tiene el país.

La delegación vasca mantuvo, desde primera hora de la mañana, reuniones sectoriales con agentes implicados en la gestión de la Barnahus y en la atención especializada a las víctimas menores de abusos sexuales.

“Estas reuniones son de gran ayuda para nuestro proyecto, porque estamos escuchando casos reales y, sobre todo, soluciones reales. Y porque estamos pudiendo aclarar cuestiones concretas de gestión. Es un paso más hacia adelante en la elaboración de los protocolos de actuación coordinada entre los diferentes agentes”, señaló Artolazabal.

En el grupo de trabajo desplazado hasta Naestved están representados todos los organismos que atenderán a las víctimas menores de abusos sexuales.

Con la consejera Beatriz Artolazabal y su directora de Familias e Infancia, Irune Muguruza, a la cabeza, así como con el asesoramiento de Save The Children, viajaron a Dinamarca la Fiscal General de Álava, Carmen Cotelo, la magistrada Sara Mallen, el coordinador del equipo psicosocial judicial, Fernando Álvarez, y la responsable de la Unidad de Desarrollo Infantil y Pediatría del Hospital de Basurto, Karmele Díez.

También integran la delegación la profesora de la Facultad de Psicología de la UPV y especializada en protección a la infancia, Ignacia Arruabarrena, la representante del Instituto Foral de Bienestar Social alavés, Nuria Alday, y la coordinadora de los programas de Convivencia y Coeducación de Berritzegune Nagusia, Beatriz Ugarte, y el responsable del grupo de Violencia Doméstica e Infancia de la Ertzaintza en Álava, Carlos San Emeterio.

“Lo más interesante es que en este viaje estamos representados todos los estamentos, instituciones y organismos implicados en la atención a la víctima menor. Escuchamos y recogemos la misma información, para aplicarla y enriquecer nuestra Barnahus. Es el mejor ejemplo de trabajo conjunto y coordinado”, defendió Artolazabal.

La consejera destacó que la intención del Gobierno Vasco es abrir su primera Barnahus “a finales de este año o principio del próximo”, porque “es un recurso necesario”. “Tenemos un equipo motor muy concienciado y muy involucrado y, ante la violación de los derechos humanos de las víctimas, tenemos la voluntad de hacer más eficientes nuestros recursos”, explicó.

Casa

Una casa Barnahus es un centro al que acude una víctima menor de abuso sexual en la que recibe una atención integral, de forma que todos los servicios implicados en la asistencia a la víctima se coordinarán en ese mismo espacio, tanto la Policía como la Justicia, Salud o los de protección de la infancia.

Protocolo

Suelen ser los trabajadores sociales de los municipios los que activan el protocolo ante una sospecha de un delito contra una víctima menor. También puede ser un pedagogo o alguien del profesorado quien detecte el delito y avise a los servicios sociales, quienes a su vez valoran y determinan si es necesario acudir a una Barnahus.

Testimonio

Una vez recogido el testimonio del niño, en la Barnahus se analiza cómo ayudarle, que herramientas de intervención se pueden utilizar para contribuir a que supere las secuelas negativas de la experiencia de violencia y garantizar el bienestar del niño. No obstante, ahí no todas las estrategias de intervención son eficaces.