Con la autopista A-8 llegaron los peajes a Gipuzkoa, hace ya casi 50 años. Fue una de las primeras autopistas de pago en el Estado, tras la autopista entre Barcelona y el paso fronterizo de la Jonquera (Girona), en 1969.

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Los usuarios de la A-8 han pagado canon siempre, sin excepción. Y ello, pese a que en la década de los 90 cogió fuerza la reivindicación social sobre la liberalización una vez que en 2003 finalizase la concesión de la empresa Europistas. Incluso el Parlamento Vasco llegó a pedir en 1991 su liberalización.

Pero 2003 supuso un punto de inflexión y fue el momento en el que el debate sobre la gratuidad de las autopistas se decantó hacia el pago. Las diputaciones forales habían comenzado a vislumbrar varios años antes que los peajes podían ser una importante fuente de ingresos para sufragar el costoso mantenimiento de estas vías y pronto quedó de manifiesto su posición.

La previsión se cumplió. En cuanto llegó el fin de la concesión a Europistas y las diputaciones forales heredaron la infraestructura en 2003, la gestión de la A-8 se sacó a concurso y se disiparon las dudas: más peaje. Además, la AP-1, cuyo tramo Eibar-Bergara entró en funcionamiento ese mismo año, ya nació con un canon bajo el brazo; y en 2009, cuando se terminó la autopista y se conectó con Araba por Eskoriatza, se generalizó el pago también en esta vía. El camino estaba marcado.

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La autovía de Deskarga (A-636), que une Beasain y Bergara, fue la siguiente. Se completó en 2019, después de varios años de trabajos, y ha pasado a ser de pago en enero de este año. Aunque este canon ha vuelto a despertar en las comarcas de Goierri y Urola Garaia nuevas protestas y movimientos contra los peajes, la determinación política para su ejecución es clara.

Ninguna formación cuestiona los peajes ya en Gipuzkoa, donde la cultura del pago pago por uso de las vías rápidas, impulsado por la Unión Europea, está más que interiorizado. Excluyendo las variantes, solo la N-I y la A-15 quedan como vías de alta capacidad gratuitas en el territorio, aunque ahí también está previsto el cobro a camiones, suspendido temporalmente después de varios reveses judiciales.

Bizkaia, Araba y Navarra siguen los mismos pasos. Recientemente, el viceconsejero de Infraestructuras y Transportes del Gobierno Vasco, Pedro Marco de la Peña, aseguró que "algún modelo de peaje" es necesario implantar en las carreteras vascas, porque las administraciones no podemos asumir el 100% del mantenimiento a coste cero".

"Hay que tener claro que los recursos públicos son finitos y que las infraestructuras algo tendrán que pagar de más quien las use. Además, las carreteras vascas son de mucho tránsito de tráficos europeos, de gente que utiliza nuestra infraestructura pagada por los ciudadanos de aquí, y algún modelo tiene que haber", añadió.

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La paradoja española

Se da la paradoja de que ahora mismo es posible dar la vuelta a España en coche sin temor a coger vías rápidas, y sin pagar un euro hasta llegar a las carreteras vascas y navarras, después de que el Gobierno de Pedro Sánchez haya ido levantado desde 2018 el canon de muchas autopistas españolas. Un mensaje contradictorio con lo que supuestamente viene. El Gobierno español ya ha reconocido que el pago por uso en las vías de alta capacidad se hará realidad en 2024.