La vuelta al cole después de las vacaciones de Semana Santa ha traído consigo el primer día sin mascarillas en las aulas, una medida que ha sido acogida con entusiasmo por los más pequeños. "Mi hija pequeña ha venido dando saltos de alegría", afirma Sergio Huerta, aita de Olivia, de siete años, y estudiante del Deutsche Schule San Alberto Magno. Las caras de felicidad de los txikis eran más que evidente. También las de sus progenitores que agradecen el fin de algo que se había convertido en un "elemento primordial que antes no existía".

"Ahora vamos a hacer deporte más a gusto y nos lo vamos a pasar mejor en todas partes. Con mascarilla el deporte no era súper cómodo". Son palabras de María, de quinto de Primaria del Deutsche Schule. Su aita Pablo agradece el fin de las mascarillas, aunque considera que la medida ha llegado "tarde". En su opinión, "ha sido duro tenerles sin poder hacer actividades como consecuencia de esta situación. Además, estar todo el día con las mascarillas para ellas ha sido complicado", sostiene.

No todos han respondido de la misma manera como asegura Larraitz Artetxe, madre de tres estudiantes de Axular Lizeoa. "La pequeña tenía muchas ganas de venir y de ver las caras a sus amigos. La mayor, en plena adolescencia, decía que le iba a resultar muy raro estar en clase delante de los compañeros sin mascarilla y al mediano es al que más le va a costar quitársela. Es como que se esconde de alguna manera con ellas". Es la opinión de de Larraitz Artetxe, madre de tres hijos que estudian. Como profesora de Primaria que es entiende que "cada uno lleva su ritmo. Algunos están súper a gusto sin mascarilla, a otros les cuesta, bien por miedos, por circunstancias familiares o porque se encuentran muy a gusto escondidos detrás de la mascarilla. Igual que nos costó adaptarnos al uso de la mascarilla, ahora tenemos que respetar los diferentes ritmos a la hora de quitárnosla".