tuberculosis. Conocida desde hace miles de años en Egipto e India, el 24 de marzo de 1882 el médico y microbiólogo alemán Robert Koch, (1843-1910), Premio Nobel en 1905, anunció ante la Sociedad de Fisiología de Berlín que había descubierto la bacteria causante de la enfermedad, el Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch. En su honor, cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis.

Otro investigador, James Law (1838-1921), veterinario escocés, primer profesor europeo de una universidad americana, la prestigiosa de Cornell, y promotor de la enseñanza universitaria de la veterinaria en EEUU, descubrió que la tuberculosis bovina y la humana estaban causadas por agentes distintos, pero que la transmisión y contagio, bóvido a persona, persona a bóvido, era posible por el aire o por la ingestión de leche sin cocer, procedente de vacas enfermas. La generalización de los tratamientos en las centrales lecheras, a partir de la segunda mitad del pasado siglo, pese a la oposición tenaz de parte de la población, terminaría dándole la razón, con un descenso notable de la incidencia en humanos de la enfermedad en las sociedades desarrolladas. Hoy Euskadi está reconocida por la UE como libre de la enfermedad en bovinos, o sea, una prevalencia anual en rebaños inferior al 0,1%, pero algunas especies como el ciervo (Cervus elaphus), el jabalí (Sus scrofa) o el tejón (Meles meles), pueden ser reservorios de la bacteria, complicando las labores de prevención y control.

Enfermedad romántica por excelencia, fue apodada en el siglo XIX ladrona de la juventudpor la cantidad de vidas jóvenes que se cobraba. Fue inspiradora de numerosas óperas, cuadros y obras literarias de todo tipo. En los últimos dos siglos ha matado a más personas que la malaria, la peste, el cólera, la gripe y el VIH juntos. Hoy, la tuberculosis es la segunda causa de mortalidad infecciosa después del covid-19 y una demostración práctica de la filosofía One Health/Una única salud, para unificar la actuación sanitaria en beneficio de la sociedad.

En 1925, el médico Albert Calmette y el veterinario Camille Guerin, microbiólogos ambos del Instituto Pasteur, presentaron la única vacuna contra la tuberculosis existente hasta la fecha, desarrollada a partir del bacilo bovino, la BCG (Bacilo Calmette-Guerin), que continúa aplicándose de rutina en los países en los que es endémica y que resulta muy eficaz contra algunas presentaciones de la enfermedad (meningitis o miliar) y menos contra la pulmonar.

El año 2020, diez millones de personas enfermaron de tuberculosis, de las que un millón y medio fallecieron. Se estima que una cuarta parte de la población mundial tiene infección latente con Mycobacterium tuberculosis. Entre el 5% y el 15% desarrollarán infección activa. Hoy, continúa siendo una emergencia de salud pública.

Mientras la investigación sobre las vacunas contra el covid-19 ha conseguido que, en un tiempo récord, se desarrollaran varias propuestas eficaces y seguras, no se ha logrado lo mismo contra la tuberculosis. Para colmo, los recursos destinados contra la pandemia han retrasado el progreso en la lucha mundial contra ella. Existen catorce proyectos de vacunas en el mundo, pero solo uno basado en el patógeno aislado de personas y es el que, desde hace 25 años, viene investigando el equipo del catedrático de Microbiología Carlos Martín Montañés, de la Universidad de Zaragoza, y que en la actualidad se encuentra en una fase muy avanzada.

La tuberculosis, una enfermedad respiratoria y transmisible, aunque insisto, pueden existir otras presentaciones, puede curarse con una combinación de fármacos administrados durante seis meses. La aparición de cepas de tuberculosis extremadamente resistentes a los antibióticos ha complicado últimamente el control de la enfermedad, en opinión del doctor Rivas González de la Universidad de Salamanca, suponiendo una amenaza real para nuestra sociedad, que no desaparecerá hasta que logremos controlarla en todo el mundo, con una vacuna eficaz contra las formas respiratorias.

entre amigos

Disparatadas y tiernas anécdotas entre animales, sus dueños y unos cuantos veterinarios. Es el título del último libro del veterinario y escritor Gonzalo Giner, que recoge numerosas anécdotas reales facilitadas por veterinarios clínicos, que acaba de editar Planeta, cuya lectura asegura un buen rato al lector y quizás facilite el aprobado del curso que la nueva ley de bienestar animal va a exigir a los propietarios de una mascota para sacarle a pasear.

smarktek

El amigo Vittor, de la cuadrilla de los miércoles, nos invita a ver su fábrica en Irun. Una ingeniería dedicada a asegurar la trazabilidad de todos los productos que imaginarse quiera. Fabrican robots para la codificación y etiquetado de envases y embalajes, productos cárnicos, frutas, verduras y huevos. Fácil de comprender para un profano. Se complica cuando se trata de marcaje industrial de piezas de automoción, materiales de construcción, maderas, cables o electrónica, y adquiere una dimensión casi mágica, cuando marcan de forma indeleble, a casi mil grados, palanquillas, bloques, planchones, bobinas, tubos, barras o chapas, que me retrotraen a mis tiempos de Zumarraga con el desaparecido Orbegozo. El personal lo forman ingenieros mecánicos e informáticos y técnicos en electrónica de las escuelas de FP de Irun, Donostia y Urnieta. Como dicen los guais, espectacular no, lo siguiente.

pablo gonzález yagüe

Antes, Pavel Alexevich Rubtsov. El periodista vasco, de origen ruso, continúa incomunicado en una prisión polaca. Dos ciudadanías, rusa y española, una tarjeta de la banca cooperativa vasca y trabajar para Gara lo convierten en sospechoso de espionaje. Silencio y olvido casi total.

hoy, domingo

Patatas con choricillos de Javier Iraola de Asteasu, anchoas a la papillotte y macedonia de frutas. Sigo, de momento, con el agua del Añarbe. Café. ¡Salud y República!