La mejor noticia para los menores ucranianos que llegan a Gipuzkoa huyendo de la guerra es que el curso escolar afronta su recta final. El verano se asoma a la vuelta de la esquina, y se convierte en un aliado necesario para la transición vital de estas víctimas del conflicto armado, que cargan la pesada mochila del bloqueo emocional provocado por el horror de la guerra.
"La mayor parte de menores van a necesitar ayuda psicológica, aunque todo ha sido tan precipitado que no ha dado tiempo a anticipar ese escenario", indica Natalia Mykhaylevska. Esta mujer conoce bien el perfil de estos menores, puesto que trabajó en Ucrania como profesora de Primaria.
La diferencia es que impartía clases en una situación más o menos normalizada que no guarda relación con el actual escenario bélico. "Se ha producido un cambio drástico en sus vidas. No entienden el idioma, y vienen huyendo de bombardeos. Habrá menores con más capacidades que otros para superar esta situación, pero entendemos que, en general, va a ser necesario que se sometan a tratamiento psicológico", intuye la docente, portavoz en Gipuzkoa de la Asociación Sociocultural y de Cooperación al Desarrollo Ucrania-Euskadi.
Alrededor de 200 menores ucranianos ya están escolarizados en Euskadi, la mayor parte de ellos en Gipuzkoa. Se trata del territorio con mayor presencia, donde residen más de la mitad -1.500- de los 2.700 nuevos vecinos de la CAV provenientes del país del este, destino de familias ucranianas que estos años atrás respondían a otra realidad. "Habían ido llegando paulatinamente, de un modo organizado que les permitía trazar su proyecto migratorio. Los críos sabían que iban a venir aquí a vivir. Se habían hecho una idea", detalla Mykhaylevska.
Nada que ver con el éxodo masivo provocado ahora por la guerra. Aunque todavía es pronto para calibrar el impacto de la contienda en la salud mental de los menores, hay secuelas evidentes. "Han recibido un golpe emocional muy fuerte. Vienen dañados", asegura la portavoz de esta asociación, que tiene previsto organizar colonias y diversas actividades durante este verano para favorecer esa transición necesaria en sus vidas, aunque la urgencia de lo inmediato por el momento no ha permitido esa planificación. "Que se encuentren aquí una persona que les diga hola en ucraniano ya es un cambio muy importante. Les abre un poco el corazón", sostiene.
CONFERENCIA SECTORIAL
El Gobierno de Pedro Sánchez y las comunidades autónomas se reunirán este miércoles en la Conferencia Sectorial de Educación para abordar la situación y las necesidades específicas de estos menores. A finales de la semana pasada, en torno a 4.000 estudiantes ucranianos ya iban a la escuela en distintas zonas del Estado. El Gobierno prevé que unos 100.000 sean escolarizados, una cifra que podría ser mayor o menor dependiendo de cuánto se prolongue el conflicto bélico.
Esta emergencia hace necesario un refuerzo de profesorado para atender, entre otras, las necesidades del idioma, según advierten las entidades sociales. La neuropsicóloga Raquel Balmaseda añade que los menores necesitan, además, desarrollar con sus familias de acogida "un vínculo" en el que prime el afecto para sentirse "queridos y seguros".
En esa dirección, las familias ucranianas que llevan años viviendo en Gipuzkoa están adoptando un papel "decisivo", al que se une el esfuerzo realizado por Cruz Roja, CEAR o la Policía Nacional, entidades que "están contratando a ucranianos como intérpretes", que a su vez ejercen de mediadores.
"Están viniendo de golpe. Hasta hace unas semanas nadie esperaba la llegada tan fuerte de un pueblo", subraya Mykhaylevska, que recorre los albergues en Gipuzkoa donde se alojan las familias desplazadas, a las que les dice que no vivan en soledad ninguno de sus problemas. "Insistimos mucho en que se dirijan a nosotras ante cualquier duda que puedan tener", señala la portavoz de la asociación.
Al fin y al cabo, las integrantes de esta agrupación siguieron en su día los mismos pasos que van a tener que dar a partir de ahora las familias que huyen de la guerra. Ese trabajo previo es el mejor soporte.
De hecho, menores de familias procedentes de Ucrania nacidos en Gipuzkoa acuden todos los sábados a la sede de la asociación en Donostia, que además de punto de recogida de material es una referencia clave para mantener viva la llama cultural del país de origen de sus padres.
Estos chavales han comenzado a convivir estas últimas semanas con chavales que llegan de la guerra, que hablan ucraniano pero están en un país desconocido. "El encuentro entre unos y otros resulta muy enriquecedor", según viene observando la asociación.
CONTACTOS PERMANENTES
La respuesta de las instituciones también se está adecuando a la envergadura del reto. Así lo entiende Mykhaylevska, que mantiene contacto con los ayuntamientos, la Diputación y el Gobierno Vasco. "Se está trabajando en red de tal modo que muchas veces nos llega la notificación de una misma necesidad a través de diferentes organismos", asegura.
"Todos vamos sabiendo lo mismo sobre el perfil de cada persona que llega, si lo hace con familia, o con una mascota que es preciso llegar a la protectora de animales", expone a modo de ejemplo, en relación a la coordinación que existe entre entidades como CEAR o Cruz Roja.
La asociación ha mantenido varias reuniones con las instituciones vascas, a las que agradece su implicación. El ayuntamiento de Donostia ha habilitado en su página web un espacio para canalizar la ayuda de la ciudadanía a través del voluntariado. Una coordinadora hace de puente entre las necesidades de los recién llegados y quienes están dispuestos a echarles una mano.