ncluso me puse a llorar cuando estaba confinado, había partido y no podía jugar". Son las palabras de Adei, estudiante de cuarto de primaria de Herri Ametsa que ayer por la mañana junto a sus compañeros de equipo volvieron a vestirse de corto para jugar su partido de fin de semana después de que el Gobierno Vasco levantara el veto que imperaba sobre las competiciones del deporte escolar. Desde las 9.15 de la mañana, el Polideportivo Mons era un hervidero de niños y niñas, felices por el simple hecho de volver a jugar. Lo de menos era el resultado, aunque alguno se llevara el chasco de la derrota. Lo realmente importante era disfrutar de nuevo de la actividad deportiva junto a sus amigos, algo que no podían hacer desde antes de las navidades.

Hay que recordar que Euskadi acordó la suspensión de las competiciones de deporte escolar el pasado 7 de enero por la situación sanitaria generada por la pandemia del covid-19 tras la reunión mantenida por los representantes de las tres diputaciones con la Consejería de Salud. Las entidades forales atendieron así la recomendación que les trasladó el Departamento de Salud tras el incremento de casos positivos de las últimas semanas. De este modo, desde el día 10, las competiciones de deporte escolar de todas las categorías quedaron suspendidas en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. Sin embargo, este pasado martes se desarrolló una reunión en la que participaron los departamentos de Salud, Cultura y Educación para valorar la posible reanudación de las competiciones del deporte escolar. Finalizada la cita, se notificó a las diputaciones forales -competentes en la materia- que se levantaba la suspensión de todas las actividades extraescolares incluidas, las competiciones del deportes escolar "desde el mismo día 28 de enero".

Dicho y hecho. Ayer, el Polideportivo Mons volvió a recobrar vida gracias a los más pequeños, que volvieron a pasárselo en grande. "Nos ponemos muy tristes cuando no nos dejan jugar", reconoce Xabier, de Herri Ametsa. Pero todo eso ya es pasado. Ayer, al igual que él, todos sus compañeros de equipo disfrutaron de una bonita mañana de baloncesto. La cara de los txikis reflejaba esa ilusión que supone el simple hecho de participar en un partido o de calzarse las zapatillas de deporte. Sin olvidarnos, claro está, del balón. El pitido inicial de las colegiadas, integrantes del equipo femenino cadete del Inter, ponía en marcha de nuevo la competición. Y los aplausos, y los gritos de ánimo, y la rabia por esa canasta fallada, y la alegría por la anotada, y los consejos de los entrenadores y, por supuesto, de los aitas. También en los rostros de los mayores se notaba esa bonita expresividad de ver a sus hijos volver a disfrutar con los que más les gusta: el deporte.

"Nos ponemos muy tristes cuando no nos dejan jugar. Teníamos muchas ganas de volver y pasarlo bien"

Herri Ametsa

"Me puse a llorar cuando estaba confinado, había partido y no podía jugar. Pero ahora estoy muy contento"

Herri Ametsa