Las imágenes han sido tomadas por los bomberos de Donostia en algunas de sus intervenciones e indican el camino hacia la salvación en un hipotético incendio en nuestra vivienda, una amenaza de la que no está libre nadie, advierten. Las fotos nos muestran habitaciones intactas dentro de una vivienda calcinada por completo. “No hace falta que sea blindada, ni muy gruesa”. Una puerta cerrada es la mejor barrera para mantenernos a salvo, aseguran los profesionales. La diferencia entre el negro y el blanco. Entre la vida y la muerte.

Tan sencillo como encerrarnos en una habitación de casa, cerrar la puerta, y sobrevivir junto a la ventana, mientras arde nuestra vivienda por completo. No es la situación ideal, pero será nuestra mejor salida si el humo nos corta la retirada y estamos atrapados.

Saber cómo se comporta el fuego, los elementos que necesita para sobrevivir (oxígeno, combustible y calor), y sobre todo mantener la calma y avisar a Emergencias son la mejor garantía de vida ante un incendio en nuestro domicilio o edificio de viviendas.

En Gipuzkoa se producen cada año hasta 500 incendios en viviendas, aproximadamente la mitad de ellos prácticamente sin consecuencias: sustos; y la otra mitad son otros 250 en los que se producen daños materiales apreciables.

El invierno es precisamente la etapa en la que se producen más desgracias de este tipo en nuestros hogares. La inmensa mayoría de los siniestros son incendios menores. Es decir, fuegos que se limitan a la vivienda en la que se originaron.

La casuística habitual “sería una cocina que ha cogido fuego con las ventanas abiertas y el fuego se está alimentando del aire que entra y salen las llamas por la ventana. Ese caso, en un edificio de hormigón, lo apagamos relativamente fácil con los equipos que tenemos”, afirma Imanol Andonegui, del cuerpo de Bomberos de Donostia. Saber cómo actuar en cada caso es fundamental para evitar males mayores, ya que a menudo las desgracias en este tipo de situaciones son fruto de actuaciones incorrectas o negligentes que tomamos víctima del pánico y del desconocimiento.

Impecable, así quedó la única habitación de una vivienda de Gipuzkoa calcinada por el fuego. La razón: la puerta estaba cerrada. Bomberos de Donostia

Los casos con “coste de vidas humanas se pueden contar con los dedos de una mano”, dice Andonegui, pero “la mayoría de la gente muere en las escaleras, asfixiadas por el humo, mientras intentan escapar”. Y fallecen en las escaleras del portal. Ahí es donde se hallan varios cadáveres. Algunas personas son incapaces de dar más de dos pasos y caen fulminadas, con los pulmones colapsados. Los pulmones del ser humano no están preparados para sobrevivir al inhalar aire por encima de 140 grados centígrados. Se abrasan.

Los bomberos son tajantes: “Nunca hay que intentar atravesar una cortina de humo”. Ni aunque nos pensemos proteger con un paño húmedo que nos tape la boca y la nariz. No funciona. “En el humo de un incendio hay deficiencia de oxígeno y muchos gases tóxicos. Un pañuelo humedecido solo filtra la ceniza y las partículas incandescentes. No aporta oxígeno ni filtra los gases tóxicos”, alerta Andonegui.

¿Cómo prevenir un incendio?

  1. Nunca echar agua a una sartén con aceite ardiendo para extinguir. Debemos cubrirla usando una tapa o un trapo humedecido. Al dejar sin oxígeno al fuego, se extinguirá de inmediato.
  2. No ausentarse del hogar dejando recipientes al fuego.
  3. Mucha precaución con velas, braseros o aparatos con llama o incandescentes.
  4. No fumar en la cama. Es posible quedarse dormido.
  5. No arrojar colillas a la basura sin mojarlas.
  6. No sobrecargar enchufes, ni realizar empalmes improvisados. Para la extinción en su origen, basta con desconectar o cortar la corriente en la vivienda.
  7. No colocar objetos que bloqueen en posición abierta las puertas cortafuegos de las escaleras. Su función es impedir el paso del humo y mantener las vías de evacuación seguras.
  8. Limpieza de chimeneas y revisión de calderas. El mantenimiento, la revisión y la limpieza de los electrodomésticos y otros equipamientos del hogar son de vital importancia para prevenir desgracias.


Agachados

Confinarse es la mejor solución si el humo se interpone en nuestra vía de salida. Pero la situación cambia si la salida está libre. Lo ideal si el incendio se produce en nuestra casa es confinarlo allí y evitar que el humo salga al portal. Además, es importante saber que tanto el calor como los humos se acumulan en lo alto y tienden hacia arriba. Por eso existe un riesgo mayor de que se generen nuevos focos en las plantas altas: oxígeno, combustible y calor. Mucho calor en algunos casos, el suficiente para que prenda una chispa.

Un ejemplo: mientras que en una habitación con el sofá ardiendo completamente, en el techo se puede alcanzar una temperatura de 270 grados, y por tanto mortal; agachados tendríamos una temperatura de 32 grados, lo que nos daría margen y tiempo para salir de la habitación. “Por eso en un fuego nos deberíamos agachar sí o sí”, dicen los bomberos.

La toxicidad del humo también variará en función de los materiales que estén ardiendo. Los “más tóxicos son los de las baterías eléctricas”, pero también son altamente perjudiciales los de materiales como el PVC. En todo caso, no conviene subestimar el efecto nocivo de ninguno.

De nuevo, la gestión de las puertas de nuestro hogar juega un papel fundamental. En la base de todo tenemos una ecuación: fuego es igual a la suma de combustible, oxígeno y calor. Si falta uno de estos tres elementos, no tendremos fuego. O al menos no se desarrollará. Si confinamos el fuego en una habitación o zona, ese fuego morirá asfixiado, sin oxígeno, explican los bomberos. Incluso aunque tenga oxígeno porque se ha quedado una ventana abierta en la habitación afectada, si lo confinamos en ese habitáculo y le cortamos la salida hacia nuevas zonas, la falta de combustible lo extinguirá tarde o más temprano.

Cerrando las puertas bloqueamos el paso del fuego y del humo. Las puertas, incluidas las interiores de las viviendas, bloquean en gran medida el humo”, aseguran los bomberos. De hecho, insisten en que “es más seguro aislarse en el otro extremo del domicilio, cerrando las puertas entre el incendio y usted, a salir por una zona con humo”. Eso sí, los propios bomberos admiten que para ello hace falta sangre fría.

Tres minutos y medio

Si se produce un incendio en casa y estamos presentes, tenemos un tiempo para sofocarlo antes de que se desarrolle. Un grupo de periodistas guipuzcoanos pudimos comprobarlo en una reciente charla de sensibilización dirigida a los medios de comunicación por parte de los Bomberos de Donostia, donde se visionó un vídeo en el que se ve cómo arde un salón de casa.

¿Qué hago en caso de incendio?

  1. No utilice el ascensor.
  2. No baje por las escaleras si hay humo en las mismas ni atraviesas zonas con humo. Puede caer fulminado al instante.
  3. Salga del piso incendiado cerrando todas las puertas tras de usted.
  4. Cierre sin bloquear la puerta principal de la vivienda incendiada. Evite poner en peligro al resto de vecinos llenando de humo la escalera.
  5. Entregue la llave a los servicios de emergencia.
  6. Si no puede abandonar la vivienda siniestrada, diríjase, cerrando todas las puertas tras de usted, a la estancia más alejada del fuego, preferiblemente con ventana y hágase visible en el exterior.
  7. Avise al 112.
  8. Proteja al resto de personas dándoles estas indicaciones.
  9. Mantenga la calma y transmítala al resto de ocupantes del edificio.
  10. Si el incendio es muy incipiente y tiene un extintor a mano, puede intentar sofocarlo.

Todo sucede en tres minutos y medio: el incendio “empieza muy despacio”, solo vemos salir un hilo de humo del sofá, hasta que pasado el minuto prende la llama y el fuego comienza a desarrollarse cada vez más rápido. Llegará un momento en el que ya sepamos que no podemos pararlo. En un instante, tendremos ante nosotros el infierno.

Lo que tenemos que hacer es salir de la habitación, cerrar la puerta e irnos; cerrando todas las puertas que dejemos detrás de nosotros. Da igual que no podamos sellar la puerta, aunque esto “sería lo ideal”. Las ranuras, aunque no se sellen con toallas o paños húmedos, no le van a ser suficiente para coger aire y sobrevivir. Difícilmente el fuego saldrá de ahí.

En todo caso, si no podemos salir de casa, la ventana y sobre todo un balcón serán los sitios más seguros a los que podemos acudir. El protocolo de los bomberos indica además que las primeras personas en rescatar son aquellas que están en balcones y ventanas. Con una escala y sin mayor complicación, nos sacarán. Solo con esperar, estaremos salvados.

No debemos temer por la estructura del edificio. Si nos confinamos en casa, el fuego no entrará en nuestra vivienda, aunque el portal quede arrasado y el edificio no se derrumbará, aunque sea de madera. Los edificios de madera, aunque el material de su estructura arde con facilidad, tiene una gran resistencia al fuego y “la propia capa negra que se genera cuando se quema, protege del fuego al interior de las vigas de madera”, afirma Andonegui. Es muy difícil que colapse y caiga. Una estructura de acero, que se dobla a partir de los 500 grados, es más fácil que colapse.

Los edificios de hormigón, por el contrario, son los que mayores garantías ofrecen, con una alta resistencia a arder y también su estructura. En todo caso, advierten los bomberos, “el riesgo cero no existe y los fuegos pueden producirse en todo tipo de viviendas, también en las más modernas, “por descuidos, negligencias o incluso sabotajes”, insisten.

Chimeneas y calderas: peligro

  • Calderas. “Otro tema importante es la revisión de las calderas para evitar que una mala alimentación de aire genere monóxido de carbono por mala combustión. El monóxido de carbono no huele, atonta y te mata. Es la muerte dulce que se llama”.
  • Chimenea. En lo referente a los incendios, los Bomberos ponen el ejemplo de una chimenea. “Si no se limpia, acaba generando un incendio al final. Las chimeneas hay que limpiarlas, como todo” .