Dos de cada tres vascos están preocupados por envejecer, un temor que se acentúa entre las mujeres, quienes no tienen pareja, ya sea por estar divorciados o separados, aquellos con menor nivel educativo y quienes tienen ingresos mensuales por debajo de 1.800 euros.

Esta es una de las conclusiones del estudio sobre edadismo (conjunto de estereotipos, prejuicios y actitudes discriminatorias hacia las personas en función de su edad) que la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha presentado en Gastez durante la V Jornada de Buenas Prácticas Europeas en Amigabilidad.

Los principales motivos de preocupación son el deterioro físico, con un 38,4 %, (peor estado de salud, menor atractivo, no poder valerse por sí mismo); la dependencia de otras personas, con un 20,6 %, y el deterioro intelectual, con 19,5 % (pérdida de memoria, principalmente).

Hay también otras razones "minoritarias" como la pérdida de poder adquisitivo, el descenso en el ritmo de actividades, la pérdida de la red social y la incertidumbre.

El estudio alerta de que los estereotipos negativos sobre la tercera edad están "muy extendidos" y es común la creencia de que, desde el punto de vista de la salud, son dependientes, enfermizos, frágiles y sexualmente inactivos, mientras que desde el punto de vista de la participación son improductivos y pasivos.

En Euskadi "todavía prevalece una imagen negativa de las personas mayores", ha lamentado la consejera, que ha constatado que el edadismo es "una de las formas más comunes y socialmente aprobadas de prejuicio y discriminación".

El informe desvela además que se ha producido un "aumento notable" en la percepción de que la sociedad trata mal a las personas mayores en comparación con hace una década, un resultado que puede vincularse con el impacto de la pandemia en las personas mayores y con las "situaciones de discriminación" que han sufrido en este contexto.

Todo ello puede motivar "actitudes negativas de las personas mayores hacia su propio proceso de envejecimiento" y además "pueden favorecer una prematura pérdida de independencia, una mayor discapacidad, así como mayores índices de depresión y mortalidad". "Es la denominada 'profecía autocumplida'", ha expuesto Artozabal, que ha reclamado "una nueva forma de mirar a las personas mayores como ciudadanas activas y protagonistas de su destino".

Ha llamado a poner el foco en prevenir la dependencia y promover la autonomía personal y el talento de las personas mayores, para que puedan "seguir desarrollando una vida más activa, plena e integrada en su entorno con los apoyos adecuados a su situación".

En Euskadi casi medio millón de habitantes tiene más de 65 años, el 22,5 % del total, y es un "fenómeno al alza" que requiere de un "abordaje desde las políticas públicas" que incluya "tomar partido contra el edadismo".