n La Palma hace falta menos morbo, menos turistas entorpeciendo y más ayuda”. Es el grito empático de Unai Blanco, un joven de Iurreta de 23 años que ha vivido en primera persona la erupción del volcán Cumbre Vieja desde El Paso, término municipal en el que está activo y anejo al malogrado barrio de Todoque. El biólogo y estudiante de un máster de Neurociencia en Burdeos pasaba unos días en casa de Ainoha Yanes, amiga a quien conoció estudiando en Sevilla y que es natural de la localidad volcánica.

De regreso a la anteiglesia vizcaina, este baloncestista del club Anbotopeko ha impulsado de forma urgente un envío de ropa y productos necesarios para las familias damnificadas por esta catástrofe natural. Aunque no ha trascendido, Blanco ha sabido que Correos no cobra los envíos a La Palma. Por ello, ha acudido a la oficina de Iurreta y en colaboración con la de Durango ya están haciendo los primeros envíos. “Es urgente enviar chándales, pijamas, maquinillas de mujer, sacamocos de bebé, comida para bebés, toallas, sábanas...”, enumera entre una larga lista a su llegada a Euskadi.

A solo cuatro kilómetros en línea recta del volcán continúa Ainoha, que desde la isla atiende a este periódico. “Estamos contrariados porque vienen personas, incluso residentes no solo turistas, que colapsan carreteras a familias que lo han perdido todo. Hoy [por ayer] todos los vuelos están llenos para venir cuando aquí sobran”, denuncia esta voluntaria de la red improvisada de ayuda local.

Yanes estima que urge otra cuestión. “La Palma necesita no solo depender de los monocultivos del plátano y del turismo. ¡No podemos depender de ello! Se acaba de demostrar. Hace falta plantearse otro tipo de progreso”, urge quien no acaba de asimilar lo que está ocurriendo. Así como Unai “no podía parar de llorar” al ver lo que estaba ocurriendo, ella estaba serena. “Mis padres y mis abuelos que vivieron erupciones de otros volcanes están temerosos, con miedo. Yo, no”, valora Ainoha. Sin embargo, sí lamenta tener que volver a Sevilla a estudiar Antropología y “dejar aquí a los míos. Mi hermana no ha venido desde Holanda”.

Tanto la canaria como el vasco coinciden en apuntar que la tragedia que se está viviendo en La Palma es más cruel de lo que las televisiones reflejan. “En la tele se ve que es grande, pero lo es aún más y lo que no muestran son los atascos, las sirenas de Bomberos y Policías, de la UME... Hay personas que han perdido incluso sus documentos de identidad. Vivimos un momento caótico mientras otros entorpedecen la ayuda”.

Días antes de la erupción, sintieron pequeños seísmos. El padre de Ainoha fue el primero en advertirlos. Horas después, otros; el resto también. Fueron alrededor de diez entre los días 12 y 13. Y llegó el domingo. “La madre de Ainoha salió de la casa terrera, como allí la llaman, unifamiliar, a sacudir el mantel de la comida y vio la erupción. Eran las 15.12 horas”, evocan y apostillan que no oyeron explosión previa. “Tampoco tembló el suelo, como sí había hecho a las diez de la mañana”. Toda la familia salió a ver el tan inesperado suceso. “En el momento impresiona y mucho. Es una mezcla de sensaciones: bonito por un lado, pero cuando eres consciente de lo que va a suponer te entra una angustia... No paré de llorar porque no sabía canalizar lo que estaba viviendo en ese instante”, analiza el iurretarra.

Por suerte, ninguna persona de la familia ha tenido que ser evacuada a pesar de que de algunos barrios de El Paso sí lo han hecho. “Amigos de mis padres sí se han visto en la tesitura, pero nosotros no. Es terrible todo”, subraya Ainoha. Incluso conciliar el sueño es difícil. “Dormimos en la parte que no da al volcán, pero el ruido impone. Es como una terminal de aeropuerto, como saliendo todo el tiempo aviones”, comparan quienes saben que, si no hay una nueva erupción con salida del magma hacia otra latitud, están “a salvo”. Por aquellas personas que han visto en directo cómo han perdido lo que fue su vida, desde Iurreta ya han comenzado a enviar ayuda gracias a este solidario joven. “Para transferencias desde la península se puede donar al IBAN ES06 2100 1921 1902 0014 1752 y por Bizum al código 03749. El destinatario es el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, donde se está centralizando la ayuda”, detalla Blanco. A pesar de que la isla es pequeña, desde la capital Santa Cruz de La Palma no se aprecia el volcán. “Allí dicen que lo viven con una falsa tranquilidad”, concluyen.