- De forma desigual, pero el verde se abre paso poco a poco en el parque natural de Aiako Harria, un entorno idílico que el pasado mes de febrero vio cómo el incendio surgido en Navarra (Bera y Lesaka) se le echaba encima y arrasaba 343 hectáreas solo en suelo guipuzcoano (la mayoría público) y cerca de 1.400 en total, contando la zona afectada en Navarra e Iparralde, según las mediciones más precisas realizadas a posteriori a vista de satélite. Hoy allí hay margen para la esperanza, pero también para la incertidumbre, especialmente en el robledal del valle de Endara, donde la mayor virulencia del fuego afectó severamente a los árboles más viejos.

Estos días se cumplen siete meses desde la tragedia y NOTICIAS DE GIPUZKOA ha visitado de nuevo la zona, pidiendo al servicio de Montes de la Diputación una valoración de la situación actual. ¿Se está recuperando bien? ¿Cuáles son las zonas y especies más afectadas? La principal conclusión es que "la evolución de los diferentes hábitats es desigual", pero los trabajos de recuperación y las replantaciones ya están dando sus frutos y hay cierto margen para el optimismo.

Las plantaciones cuya especie principal era el haya (Fagus sylvatica) son las que más han sufrido. No han rebrotado, por lo que la Diputación de Gipuzkoa anuncia que se volverán a plantar unas 2.000 plantas de haya. Pero sí lo han hecho otras muchas, especialmente los robles del país, donde nuevas plantas rebrotadas lucen verdes ante los troncos negros de sus predecesores.

"En las plantaciones jóvenes de arbolado autóctono se ha visto que los árboles han tenido una respuesta muy vigorosa en el caso de los robles del país (Quercus robur), y fresnos (Fraxinus excelsior) y algo más lenta en el caso de las ametzas o melojos (Quercus pyrenaica) y acebos (Ilex aquifolium)", reconocen técnicos del servicio de Montes de la Diputación.

En estas zonas no se prevé hacer trabajos este año, pero "se hará un desbroce en primavera de 2022 para liberar a los nuevos brotes de la competencia de helechos, zarzas y argoma que podrían comprometer su pervivencia", según explican técnicos de la Diputación. Después de este desbroce, se hará una valoración por si se necesita reforzar las plantaciones con nuevos ejemplares, y en caso de que así fuese, "se plantarían en los huecos donde el rebrote natural sea insuficiente", aseguran las mismas fuentes forales.

Este mismo fenómeno de rebrote descrito para plantaciones de especies frondosas se ha dado en algunas superficies antes repobladas con especies coníferas (pinares viejos), cuyo sotobosque ya se estaba naturalizando con especies autóctonas como abedules, robles, álamos, avellanos y sauces, además de otras frondosas con fuerte presencia como castaños y robles americanos. Y esto, en opinión de los técnicos, "va a garantizar una continuidad en el tiempo de la cubierta arbórea, aunque las coníferas adultas no hayan sobrevivido".

"Más difícil es predecir que va a ocurrir con el arbolado viejo, especialmente de robles y ametzas (melojo o roble negro), ya que en algunos casos se ha visto una recuperación de copa total, en otros parcial y otros han ido colapsando. Este arbolado viejo puede ir empeorando por daños internos que no son visibles de manera externa", aseguran las mismas fuentes.

"No es muy esperanzadora la situación de algunas zonas de la reserva de Endara, en las que por las grandes pendientes y poco suelo y por el hecho de que el fuego atacó con mayor virulencia, creemos que habrá un menor porcentaje de supervivencia", añaden desde la Diputación.

Con el objeto de monitorizar esta progresión en los hábitats, se cuenta con la colaboración de la Dirección de Patrimonio Natural y Cambio Climático del Gobierno Vasco que ha contratado a la empresa Bioma Forestal Sociedad Microcooperativa para acompañar con un seguimiento científico las labores de restauración que se propongan. Se instalarán 40 parcelas en diferentes tipos de hábitats y en ellas se medirán parámetros que definan la evolución de los ecosistemas. El seguimiento se ha contratado para los años 2021 y 2022 por un importe IVA incluido de 9.000 euros al año.

Precisamente, la situación en el valle de Endara era la que más preocupaba, una zona de alto valor faunístico. Un entorno salvaje que, precisamente, no contaba con accesos que facilitasen las labores de extinción cuando las llamas se le echaron encima. "El problema grave que tuvimos aquí es que en esa zona no puedes cortar el fuego. Para cortarlo, tienes que bajar y no había acceso. Había un momento en el que solo podías mirar. Era espectacular, pero dantesco", aseguró a este periódico uno de los guardas que participó en las labores de extinción.

Por su parte, en los hábitats pascícolas (zonas de pasto), en las zonas altas de Erlaitz Pagogaina, han resultado también afectadas zonas donde habita la especie Daphne cneorum, una especie arbustiva de llamativas flores que aparece en forma de mosaico.

"Todavía es pronto para saber cuál ha sido el efecto del fuego en su población, esto se verá en los próximos años", afirman los técnicos del servicio foral. No obstante, se han hecho trabajos para delimitar la superficie afectada por el fuego y la que no lo fue, con el fin de establecer seguimientos comparativos entre las dos zonas. Además, se prevé potenciar el desarrollo de la planta con desbroces de zarzas de manera selectiva para eliminar la competencia y haciendo un adecuado manejo del ganado.

Durante estos meses, también se han llevado a cabo otros trabajos importantes. Por ejemplo, las estacas de los cierres quemados fueron sustituidos por nuevos para evitar que diferentes herbívoros, especialmente ganado vacuno que pasta de manera extensiva por los montes, comiesen los brotes nuevos del arbolado.

"Esta fue la primera acción después del fuego, ya que era la más urgente", afirman desde la Diputación. En concreto, se han sustituido 830 piquetes quemados por nuevos y 250 metros de alambre de espino. Se han recorrido todos los perímetros de diferentes recintos de plantación (en un total 8.000 metros haciendo arreglos puntuales para evitar el paso de animales. El presupuesto ha sido de 11.357 euros.

En la zona navarra, según informa el Ejecutivo foral, tras el incendio, Medio Ambiente activó repoblaciones y trabajos por valor de 109.000 euros. En concreto, en la zona de Bera se han llevado a cabo trabajos de recepe de repoblación de roble y de cierre, así como una repoblación forestal en el paraje de Zamarneko Borda por valor de 47.000 euros.

Además, se está ejecutando una revisión de los proyectos de Ordenación de los montes comunales de los Ayuntamientos de Lesaka y Ezkurra por valor de 62.000 euros.

Asimismo, se han autorizado tres cortas "a hecho" del arbolado afectado procedente de repoblaciones forestales de especies alóctonas, tanto en Bera (Arranoko harria) como en Lesaka (Eskolamendi), con un total de 5.700 metros cúbicos de leña y tronquillo de pino laricio y marítimo y roble americano.

Sobre estas líneas, el responsable del servicio de Montes de la Diputación de Gipuzkoa, y un guarda forestal muestran, a los pocos días del incendio, los daños provocados por el incendio en febrero. A la izquierda, el estado actual de la misma zona. Y debajo , un rebrote de roble del país junto a una cepa calcinada.

Las plantaciones jóvenes de robles del país y fresnos han tenido una "respuesta muy vigorosa", con numerosos rebrotes en primavera

Los técnicos afirman que la situación de algunas zonas de la reserva de Endara "no es muy esperanzadora" y que habrá menos "supervivencia"

Las plantaciones de hayas quemadas no han rebrotado y la Diputación procederá a volver a plantar otros 2.000 ejemplares en la zona