ace unas semanas se produjo un golpe de estado en Guinea Conakry, capital de la antigua Guinea francesa, un país sin importancia asolado, como todos los de su entorno, por la corrupción, la miseria, el virus del ébola, con un 3,1% de habitantes con la pauta completa contra el covid-19, pero rico en minerales. Los militares golpistas inspirados en los más puros ideales democráticos, depusieron al sátrapa en el poder. No se ha vuelto a mencionar el asunto. No interesa, El militarote jefe de los rebeldes, cuenta con el apoyo de la Embajada.

El pasado 9 de septiembre, un periódico madrileño daba a conocer el borrador de la sentencia que debatirá y presumiblemente aprobará en octubre el Tribunal Constitucional, sobre el recurso de Vox contra el segundo estado de alarma en el que no hubo encierro domiciliario, que ha sido elaborada por el magistrado D. Antonio Narváez, que apoya parte del argumento de los recurrentes. Cuando menos es curioso y demuestra que no se ha guardado ni el sigilo ni la custodia de los documentos a la que está obligado todo funcionario.

En alguna ocasión hemos hecho referencia al motivo del título genérico de estas homilías, "Una Única Salud", traducción del "One Health", un modelo diferente de actuación que preconiza la interconexión de la salud humana, la salud animal, el control del uso de antibióticos y los factores ambientales a la hora de abordar los retos sanitarios que nos plantea el presente siglo.

El próximo 2022, está previsto que entre en vigor una nueva normativa europea sobre medicamentos veterinarios, que incluye numerosas medidas y restricciones para contener las resistencias antimicrobianas en animales, refleja los antimicrobianos que se reservarán en exclusivo para los seres humanos y cuenta con el respaldo científico de la Agencia Europea del Medicamento, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, Oficina Internacional de Sanidad Animal y OMS.

Esta normativa avanza en la lucha contra la resistencia a los antibióticos en animales y personas bajo criterios científicos y profesionales que atienden a la defensa de la salud pública y de la sanidad y el bienestar de los animales. A pesar de ello, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo ha decidido presentar una moción -que obvia el criterio de los principales organismos científicos- para ampliar estas restricciones, que se vota en el Pleno del Parlamento Europeo la semana del 13 al 17 de septiembre.

En concreto, la propuesta de la ENVI incluye la prohibición del uso en animales de todos los antimicrobianos críticos de máxima prioridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a pesar de la recomendación de la propia OMS y del resto de organismos científicos

La Federación Europea de Veterinarios (FVE), junto con la Plataforma Europea para el Uso Responsable de Medicamentos en los Animales (EPRUMA), han remitido una carta -a la que se han sumado muchas organizaciones veterinarias, para pedir a los miembros del Parlamento Europeo que voten en contra de la moción de la ENVI y pueda entrar en vigor en 2022 la normativa prevista, que cuenta con el consenso científico internacional, haciendo oídos sordos a cantos de sirenas animalistas y seudoecologistas de salón.

Parece obvio que ninguna medida política relacionada con la salud pública o la sanidad animal debe adoptarse sin estar sustentada en sólidos criterios científicos

La moción de la ENVI impone una prohibición excesiva de los antibióticos, lo que haría un daño irreparable a la salud animal y causaría un sufrimiento innecesario a los animales, tanto en las granjas como en los hogares. Esto supone, a su vez, una amenaza para la salud pública.

Además, paradójicamente, al reducir el número de antimicrobianos para tratar a los animales aumentaría la presión sobre esos propios antimicrobianos, favoreciendo el desarrollo de resistencias a ellos. Tener suficientes antibióticos disponibles en los animales es importante para proteger la salud pública, ya que más del 60% de las enfermedades infecciosas de los animales son transmisibles a los humanos.

Desde que en 2014 se impulsó el Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que incluye medidas para reducir y hacer un uso responsable tanto en personas como en animales, en el que trabajan de forma conjunta veterinarios, médicos y otros profesionales sanitarios el consumo de antibióticos en el ámbito de la salud humana se ha reducido en España un 11,8% mientras que en sanidad animal la reducción ha sido muy superior, más del 59%.

Con motivo del Día Mundial para la Prevención del suicidio que trata de evidenciar el drama colectivo y silenciado del suicidio. Un trabajo de las doctoras Larroy García y Huguel Cuadrado de la Universidad de Madrid que publican en The Conversation, señala al covid-19 como un agravante más en la serie de acontecimientos estresantes que inciden en la salud mental (fallecimientos inesperados, problemas económicos, pérdidas de trabajo, aislamiento prolongado...), pronosticando, según los datos analizados hasta el momento una tendencia alcista.

En el Servicio de Atención Psicológica para Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, se pasó de atender a un 3 % de pacientes con ideación suicida (2019) al 6 % (2020) y al 10 % (enero-julio de 2021), siendo, además, la ideación más grave e intensa en los dos últimos años: hubo que activar 33 y 44 planes antisuicidio, en 2020 y 2021, respectivamente, mientras que no se activó ninguno en 2019.

Y finalizan su trabajo afirmando que nueve de cada diez personas que se quitan la vida han lanzado mensajes en su entorno familiar o social, solicitando ayuda.

Por cierto, ¿Qué pasa en Onkologikoa?

Hoy ensalada de langostinos y pulpo, lubina al horno con patatitas panadera. Melón con fresas. Txakoli de Urruzola de Alkiza. Un escocés The Glenrothes de diez años.

Contar con antibióticos en animales es importante para proteger la salud pública