- El baile de repartidores en bicicleta de empresas como Glovo o Deliveroo es constante en Donostia. Pedalean sin descanso para ganar un sueldo mínimamente digno. "En cuanto pueden se marchan porque incluso hay quien llega a perder dinero por no poder cubrir los gastos", indica Pablo Sánchez, del sindicato ELA. La llamada Ley Rider, que entró ayer en vigor, permitirá regularizar la situación laboral en Gipuzkoa de más de 400 empleados de estas plataformas digitales de reparto -en torno a 1.300 en Euskal Herria- que hasta ahora trabajaban como falsos autónomos.

En realidad, lo siguen haciendo. En el Boulevard donostiarra, centro de operaciones de la mayor parte de riders en Gipuzkoa, su situación contractual no había variado ayer a mediodía y las plataformas digitales seguían funcionando como hasta ahora.

Asociaciones de repartidores y sindicatos ya estudian la posibilidad de presentar demandas para apremiar a las empresas a reconocerles como asalariados. Se trata de una medida que llega tres meses después del plazo otorgado al sector para adaptarse a la normativa, tras varias sentencias del Tribunal Supremo, que ha condenado a varias de estas empresas por considerar que utilizaron a falsos autónomos como repartidores.

Deliveroo ha anunciado que pretende cerrar sus operaciones en el Estado ante la nueva legislación, algo que para el representante de ELA tiene nombre y apellidos. "Si por la aplicación del Estatuto de los Trabajadores un negocio no es rentable y se ve obligado a salir del Estado, eso quiere decir que ese negocio está basado en la explotación", zanja. Cree que Glovo ha optado por "buscar una fórmula para sortear la ley y no cumplirla", y en tercer lugar está el "modelo de Just Eat", la única empresa de gran tamaño que se encuentra negociando un convenio colectivo estatal de empresa "con unas condiciones muy mejorables".

Los sindicatos vascos defienden la aplicación del convenio de hostelería, con una categoría profesional específica y un salario acorde a los convenios provinciales.

A pie de calle casi nadie quiere pasar a ser asalariado. "La mayor parte de los que trabajamos en Donostia preferimos seguir como hasta ahora, como autónomos, porque la hora sale muy bien de precio, a unos diez euros", reconoce Marta Cordero. Es una de las trabajadoras más veteranas de Glovo en Gipuzkoa.

La empresa ha comunicado que mantendrá como autónomos a cerca del 80% de sus repartidores, unas 8.000 personas en el Estado. Es decir, que solo pasan a ser asalariados el 20%, mientras que con el resto se establecerá "un nuevo modelo de relación" todavía sin concretar.

Marta no parece excesivamente preocupada. "Con la nueva aplicación que se va a poner en marcha tendremos incluso más libertad. Hasta ahora funcionábamos por un sistema de puntuación pero a partir de ahora el nuevo sistema se adaptará a lo que pide la ley para que dejemos de ser falsos autónomos y seamos realmente autónomas, que es lo que queremos. Los avisos los estamos recibiendo ya", confiesa la beasaindarra.

Durante la charla, la mujer se permite el lujo de rechazar incluso un pedido. Nada que ver con la situación en la que se encuentra Conde Alhousseiny. Este hombre de Guinea Conakri, de 31 años, trabaja para Glovo desde hace ocho meses. Siempre pendiente del móvil. "La verdad es que no me ofrecen por el momento muchas horas. Para conseguir pedidos tengo que venir a aquí y actualizar constantemente la aplicación", dice, sentado junto a un compañero en el Boulevard donostiarra.

La empresa le paga cada quince días. Lo máximo que ha ganado en un mes han sido 800 euros. "El problema es que el trabajo baja muchísimo en verano porque la gente no está en casa". Con respecto a la nueva ley, el guineano reconoce que también prefiere continuar como autónomo. "Nos ha llegado un mensaje para que respondamos quienes queremos seguir con contrato y quienes como autónomos. Con un contrato ganaremos menos. Quienes reparten en moto pasarían a cobrar ocho euros la hora, y nosotros todavía no lo sabemos".

El guineano admite que si le garantizaran un sueldo "de unos 1.200 euros" aceptaría el contrato. "Dejaría de estar aquí todo el día metiendo tantas horas. El problema es que no sale a cuenta. Los primeros meses gasté más de lo que ingresaba dándome de alta en autónomos a cambio de dos horas y media de trabajo. Esto es cuestión de tiempo. Hay que esperar", se resigna. Las asociaciones de repartidores pro-autónomos han advertido de que la regulación implicará más precariedad para quienes trabajen en flotas como asalariados con contratos temporales.

Nuevas medidas. El Ministerio de Trabajo y Economía Social no se ha pronunciado sobre si las fórmulas escogidas por las empresas se ajustan a la nueva regulación. Las dudas que despiertan las soluciones adoptadas por las plataformas son compartidas por asociaciones de repartidores y sindicatos, e incluso despachos de abogados como SBO ya estudian la posibilidad de presentar demandas contra Glovo, Deliveroo y Ubereats por no respetar la norma.

Glovo. Mantendrá al 80% de sus repartidores (cerca de 8.000 personas en el Estado) como autónomos bajo un nuevo modelo que, en su opinión, elimina los indicios de laboralidad señalados por los tribunales y por tanto se ajusta a la legislación, y al restante 20% lo irá contratando directamente como asalariado a lo largo de 2021.

Deliveroo. Se prepara para salir del Estado en octubre, aunque antes acometerá un proceso de despido colectivo que incluirá a sus repartidores y para que puedan participar pretende darles de alta en la Seguridad Social.