- Garantizar la vacunación global de forma colaborativa y evitar que estalle la “bomba de relojería” de África, continente con bajas tasas de inmunización, se erige como uno de los principales retos de la nueva geopolítica de la salud nacida de la pandemia de covid. Es uno de los aspectos que recoge el informe Geopolítica de la salud; vacunas, gobernanza y cooperación, elaborado por el centro de asuntos internacionales Cidob, la consultora Ideograma y el ISGlobal, con la colaboración de la Secretaría de Estado de España Global del Ministerio de Asuntos Exteriores.

A lo largo de un centenar de páginas, el estudio propone análisis para contribuir al debate sobre qué acciones son necesarias para doblegar al coronavirus y mejorar la gobernanza internacional, así como evaluar estrategias de salida y de reconstrucción de la pospandemia. Todo ello partiendo de la base de que “ningún acontecimiento ha ocupado la agenda global como la pandemia” en las últimas décadas, cambiando el mundo hasta el punto de que “la seguridad de un ciudadano de Nueva York depende más de frenar la tendencia del virus en África que de tener tropas en Afganistán”, afirmó ayer el director de análisis y desarrollo de ISGlobal, Rafael Vilasanjuan.

En un mundo en el que disponer de una vacuna se ha convertido en un símbolo de poder para los estados, Vilasanjuan apuntó la necesidad de cumplir con los compromisos de hacer llegar vacunas a los países más pobres. En este sentido, advirtió de que África es una “bomba de relojería”, ya que la escasa cobertura de vacunación podría dar pie a la creación de variantes ante las que los inmunógenos podrían dejar de ser efectivos.

Para repartir vacunas a los países más pobres se creó el fondo Covax, que sufre un retraso en las entregas que, según Vilasanjuan, se podría revertir a partir de agosto: “Tendría que haber repartido 300 millones de dosis y está en los 100 millones”, indicó.

Por su parte, el investigador en geopolítica y seguridad del Cidob Eduard Soler señaló que, tras el impacto de la pandemia, la clave es adónde llegan los equipos de protección, las vacunas o los medicamentos, y adónde no llegan. En un contexto de “vulnerabilidad compartida” en todos los lugares del planeta, Soler indicó que ha cambiado el concepto de seguridad, ahora más centrado en las personas.

El director adjunto de Ideograma, Santiago Castelo, ahondó en cómo los gobiernos han tenido que gestionar la desconfianza en las vacunas o cómo se han “resignificado” el concepto de libertad, como pasó en la campaña de las autonómicas de Madrid o en el denominado Día de la Libertad del Reino Unido, celebrado el lunes, para poner fin a las restricciones.

Por su parte, la investigadora del Cidob Carme Colomina indicó que elementos previos a la pandemia como el desorden informativo, el descrédito de las instituciones y la polarización han contribuido a generar desconfianza en las vacunas.