- “Nadie puede saber si yo iba a finalizar o no las obras porque no se me ha dado el tiempo correspondiente para realizarlas”, se defendió ayer El chapuzas, el hombre dedicado a las reformas de pisos acusado de dejar inconclusas seis de ellas en distintas localidades de Gipuzkoa, quien sostiene que en su ánimo nunca estuvo “estafar”.

El chapuzas se encuentra implicado en decenas de presuntas estafas cometidas en diferentes poblaciones de Gipuzkoa y Bizkaia por dos de las cuales cumple condena ya en prisión, si bien, cuenta al menos con otras tres sentencias absolutorias a su favor, aunque varios asuntos más están aún pendientes de juicio.

El caso por el que este vecino de Portugalete fue juzgado ayer en Donostia corresponde a seis reformas que quedaron inacabadas en domicilios de Pasaia, Irun, Belaun-tza, Hernani y Donostia.

La Fiscalía mantiene su petición de dos años y once meses de cárcel para el procesado por un delito continuado de estafa porque su forma de actuar responde a un “modus operandi” a lo largo de cuatro años, en los que el hombre se publicitaba mediante octavillas y una vez captado el interés de sus víctimas empezaba las obras, “tiraba todo abajo”, dejaba la vivienda “inhabitable”, pedía un anticipo y se marchaba “dejando todo empantanado, patas arriba e incluso a veces con los escombros” en las casas. Y que la “dinámica delictiva” del encausado le llevaba a recibir los pagos en metálico o a través de cuentas de terceras personas.

La defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución de su cliente, argumentando que los damnificados buscaban “una reforma barata” y fue lo que tuvieron: “una obra barata” que “iba lenta”.