Los botellones, que este fin de semana se han producido por vez primera desde que se prohibieran, se han convertido en uno de los grandes quebraderos de cabeza de las instituciones vascas a la hora de contener la expansión del covid. Estos encuentros, principalmente de jóvenes, están provocando que se multipliquen los contagios diarios en la CAV, sobre todo en el tramo de edad de los 17 y 18 años, donde la tasa de incidencia acumulada supera los 2.000 casos. Los botellones multitudinarios están siendo numerosos desde que acabó el curso lectivo y desde el Gobierno Vasco y los ayuntamientos se ha lanzado el mensaje de que se reforzarán los operativos policiales porque evitarlos es una "prioridad". Sin embargo, desde ErNE -sindicato que engloba a ertzainas y policías locales- lo ven como algo "incontrolable".

El Gobierno Vasco indicó a mediados de semana, después de botellones producidos en celebraciones de las no fiestas, que "la Ertzaintza y las policías locales pondrán en marcha operativos especiales" para evitar "el incumplimiento de las normas sanitarias", en alusión a los encuentros multitudinarios y botellones: "Se trabajará de forma especial para evitar el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública y más aún si es en grupo numeroso".

Estos dispositivos policiales "conjuntos y coordinados de la Ertzaintza y las policías locales" se centrarán "en momentos de fechas festivas o señaladas, y en espacios de esparcimiento como playas y lugares habituales en los que se tiene conocimiento de botellones". Lo cierto es que las consecuencias de celebraciones como San Juan o San Marcial se han dejado notar en el aumento de positivos en localidades como Hernani o Irun. Mientras que, por citar dos ejemplos recientes, las localidades vizcainas de Plentzia y Lekeitio anunciaron el viernes la suspensión de las fiestas patronales y el Antzar Eguna-Día del Ganso, respectivamente.

"Atajar los botellones es una prioridad absoluta. Ahí están el número de actuaciones que se vienen ejecutando todas las semanas, pese a que sigue habiendo botellones", señala, por su parte, Martin Ibabe, concejal de Seguridad Ciudadana, al ser preguntado por este periódico al respecto: "Desde el punto de vista policial, tanto la policía municipal como la Ertzaintza están priorizando este tipo de actuaciones dada la situación sanitaria que estamos atravesando en este momento".

Según el propio Ibabe, se tiene constancia de la celebración de "más de 500 botellones" en lo que va de año en Donostia. Entre ellas los sucedidos en la zona del muelle en los días posteriores al fin del toque de queda, botellones que acabaron con el muelle lleno de basura y botellas vacías. Para atajar estos encuentros, se envían "más agentes", aunque la presencia de efectivos "está lógicamente sujeta a los recursos que haya en cada momento y en cada turno". En verano la idea es "reforzar" la presencia de agentes, aunque de nuevo "condicionado por el número de personas y las prioridades en cada momento".

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Irun es otra de las localidades más afectadas por el aumento de positivos y está registrando en las últimas jornadas una media de más de 40 casos diarios de covid, consecuencia de las no fiestas de San Marcial. Sin ir más lejos, el 30 de junio la policía local acabó cortando el acceso a la céntrica calle Legia por la aglomeración de gente. Desde el Ayuntamiento se limitan a decir que la colaboración de la policía local será "plena" con la Ertzaintza para intentar atajar los botellones y los encuentros multitudinarios.

Además de esta movilización de agentes, desde las instituciones piden "colaboración ciudadana". La Ertzaintza solicita "responsabilidad" para "evitar eventos festivos, celebraciones de personas, respetar aforos y mantener las distancias de seguridad", mientras que Martin Ibabe considera que "es una situación atajable no solamente desde lo policial, que se están poniendo todos los recursos posibles, es un tema también de civismo y de ser muy conscientes de cuál es la realidad sanitaria en la que nos estamos moviendo". En este sentido, apela a la "sensatez".

"Postureo"

Sin embargo, las intenciones del Gobierno Vasco y los ayuntamientos por ahora no se corresponden con el aumento de botellones por las localidades tanto de Gipuzkoa como de la CAV. Y esto sucede, según el sindicato ErNE -que aglutina tanto a ertzainas como a policías locales-, porque los botellones son "incontrolables". "Es postureo, queda bonito decir que se van a controlar los botellones, pero no hay forma de hacerlo. La solución es difícil. Hay muchas localizaciones que controlar y no tenemos efectivos, que salga el lehendakari a decir eso es un brindis al sol", señala a este periódico Aitor Otxoa, secretario territorial de ErNE en Gipuzkoa.

"Es incontrolable", insiste Otxoa: "Por ejemplo, en Donostia tenemos seis zonas localizadas en las que son habituales los botellones multitudinarios, en Irun tres o cuatro, y dos o tres en Zarautz o Eibar, por citar algunas localidades grandes. No llegamos. Y está demostrado que, si vamos en inferioridad, no podemos hacer nada. De hecho, hay días que nos están esperando y la llegada de policías es como el punto álgido del botellón". Una de esas situaciones se produjo precisamente el 30 de junio en Irun. ErNE lamenta que aquella tarde solo había "cuatro patrullas para toda la ciudad" y que recibieron "botellas, vasos, escupitajos y también golpearon los coches patrullas".

"Si nos enfrentamos, al final eso deriva en un problema de orden público", señala Aitor Otxoa: "No es la manera de solucionar el problema, además de poner en riesgo nuestra integridad física". La solución, según el secretario territorial de ErNE, es "limitar horarios" y "trabajar desde la educación", aunque esto último es "más a medio plazo": "Ahora mismo es un problema social que no hay forma de contener, y nos toca lidiar con ello".

Señalan desde ErNE que la falta de personal es evidente: "Antes éramos 8.000 agentes y ahora hay 800 menos. Además, en verano perdemos a un 25% de efectivos por vacaciones". Pese a esta situación, dice Aitor Otxoa que "no se ha previsto ningún encuentro" entre el Gobierno Vasco y los sindicatos para tratar de solucionar un problema que apunta a alargarse durante todo el verano.