- Los próximos días van a resultar determinantes. El mes de julio arranca en Gipuzkoa, tras 16 meses de pandemia, de nuevo con colas a las puertas de un centro de salud para hacerse pruebas PCR o de antígenos. En Hernani, esta vez, un municipio de 20.400 habitantes que en solo dos días ha registrado 96 casos positivos de covid; 110 en tres días. Justo después de celebrar sus fiestas patronales entre los días 23 y 27 de junio. La relación entre las fiestas, con las aglomeraciones de gente que hemos podido ver en diversas imágenes, y el aumento de los contagios no está acreditada aún, según aseguró ayer el alcalde de la villa, Xabier Lertxundi, quien considera que la situación en su municipio es “bastante grave”.

Con todo, Osakidetza no ve necesario la realización de un cribado masivo en la villa, pese a la solicitud expresa que realizó ayer el alcalde. De nuevo, choque entre administraciones, pretendidamente visibilizado: un ayuntamiento frente al Departamento de Salud del Gobierno Vasco.

El Servicio Vasco de Salud asegura que el cribado no es necesario porque la red de rastreadores tiene identificados los positivos y sus contactos estrechos, mientras que los cribados se llevan a cabo para buscar o aflorar casos que no se tienen controlados.

Los próximos días serán decisivos. Las propias autoridades sanitarias así lo reconocen y no descartan tomar alguna medida adicional más adelante si la situación se complica, según informaron ayer por la tarde fuentes de Osakidetza. Las no fiestas en diferentes pueblos y el ambiente distendido propio del verano representan una amenaza en clave pandémica.

Hernani es la avanzadilla. Un caso extremo en una Gipuzkoa que, por otro lado, mantiene a doce de sus municipios más poblados (más de 5.000 habitantes) en verde, con menos de 60 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.

La incidencia de Hernani está desbocada y es ya de 621,15 casos. No es el único municipio guipuzcoano en rojo, aún así. Le acompaña Zumaia, con 518,98 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas. Son los dos únicos puntos de la geografía vasca que se encuentran en rojo. Una señal de alarma; quizás un vaticinio de lo que puede venir.

Donostia, muy lejos aún de estas cifras, registró ayer 49 positivos y su incidencia también sigue escalando. No de forma espectacular, pero se sitúa ya en 149 por cada 100.000 habitantes.

Los datos que conocimos ayer no son buenos, tampoco a nivel de Euskadi, pero Gipuzkoa es el territorio con peores cifras. Araba es el único lugar en el que el virus se mantiene a raya. Su índice reproductivo básico, el número de personas que contagia cada infectado, es 1,01, casi neutro. Por encima de uno es cuando la incidencia del virus aumenta. En Gipuzkoa está ya en 1,61 y ha crecido rápidamente.

Al final, todo está relacionado: 165 positivos solo en Gipuzkoa en las últimas 24 horas, frente a los 178 de Bizkaia, 37 en Araba y los 8 casos detectados en residentes de fuera de la CAV que se hicieron las pruebas aquí. En total, 388 nuevos positivos a la saca en el conjunto de Euskadi, con un índice de positividad al alza: el 5,2%. Es decir, de cada 100 pruebas realizadas, cinco personas arrojan un resultado positivo. Hay una sola noticia buena: la presión hospitalaria se mantiene estable.

Las Unidades de Cuidados Intensivos atienden en la actualidad a 32 personas que se debaten entre la vida y la muerte por el virus. La cifra al menos no aumenta, pero tampoco baja mucho respecto a la anterior semana. Había 35 pacientes en la UCI siete días antes. Otras 62 personas permanecen ingresados en planta, por lo que son 94 las que ocupan plaza en los hospitales vascos.

Sí hay motivos para el optimismo y están vinculados sin duda a la creciente vacunación. Gipuzkoa está empeorando sus cifras de contagios desde que se flexibilizó el uso de la mascarilla en exteriores. La incidencia subió ayer, de hecho, por séptimo día consecutivo.

Había tocado suelo el 24 de junio con 79,12 casos por cada 100.000 habitantes y ahora está en 124, una subida importante en un solo día: 24 horas antes estaba en 106 y, si echamos otras 24 horas atrás, son 93.

En términos de incidencia, en solo unos días es como si hubiéramos retrocedido dos semanas, al 16 de junio. Sin embargo, la ocupación en las UCI entonces era muy superior: 54 personas frente a las 32 de hoy.

El fantasma de las restricciones aún sigue oculto, pero todo está en el aire y el LABI podría estudiar nuevas medidas en su próxima reunión, en función de la evolución.

Por el momento, las cifras siguen trasladando la presión a Hernani y ayer la reunión entre responsables municipales y las autoridades sanitarias tuvo su pizca de polémica.

El Ayuntamiento pidió al Departamento de Salud un cribado masivo en la localidad y trasladó a la opinión pública el mensaje de que Osakide-tza no le había querido dar más datos de los contagios. “Los casos van a más y con mucha rapidez” y “no sabemos si el foco está muy identificado o no, parece que no”, afirmó el alcalde. Osakidetza dijo no.

Xabier Lertxundi añadió al mismo tiempo que el Consistorio iba a poner “todos sus recursos” para que esto “se pueda hacer de la mejor manera posible y tomar medidas para que no vaya a más”. Dentro de sus competencias, por supuesto, con lo que anunció que reducirá aforos en edificios municipales y servicios y espectáculos.

También indicó que los trabajadores municipales que tienen una “interacción más estrecha de lo común y durante un tiempo largo con los ciudadanos”, como en cursillos u otros servicios municipales, tendrían la posibilidad de hacerse un test para descartar positivos.

“Supongo que los rastreadores están haciendo su trabajo, pero no podemos afirmar que la consecuencia sea de los sanjuanes”, precisó el alcalde.

“No podemos afirmar que la consecuencia (del aumento de casos) sean los sanjuanes”

“Los casos van a más con rapidez. No sabemos si está muy identificado o no el foco; parece que no”

Alcalde de Hernani