- "No ha sido un curso fácil para nadie, pero gracias al esfuerzo del profesorado, los centros y el propio alumnado, este va bien preparado para la selectividad", afirma Iñigo Salaberria.

¿Cómo se ha abordado este año la preparación de la selectividad?

-Como en otros cursos. La única diferencia es la incertidumbre de los alumnos por si están confinados en las fechas de los exámenes. El proceso previo a la selectividad es siempre un tiempo de nervios y tensión. La situación sanitaria que vivimos no ayuda a rebajar estas emociones.

¿Ha hecho mella la fatiga pandémica en los estudiantes?

-Sí. Por supuesto que tiene influencia. Las relaciones personales de los alumnos son fundamentales para su desarrollo académico y personal y su vida se ha visto limitada en gran medida. No solo por la perspectiva de convivencia y ocio, sino también en el ámbito formativo. No se han podido realizar visitas a museos, conciertos didácticos, programas de intercambio... Todo ello afecta en el estado emocional del alumnado y profesorado. La acción que se desarrolla en los centros no es solo académica, sino también convivencial. Lo mejor que se ha podido hacer durante el presente curso ha sido mantener la presencialidad.

¿El rendimiento académico se ha visto mermado este año?

-En líneas generales no ha habido gran afectación, pero la pandemia nos ha afectado y seguirá haciéndolo en todos los ámbitos, también en el académico. No obstante, es complicado y no muy justo conjeturar al vuelo comparando calificaciones y procesos educativos de dos tiempos tan dispares como el previo y posterior a la pandemia. Exige un análisis experto y concienzudo teniendo en cuenta todas las variables. / Foto: