ecir que eres de Tolosa en el municipio navarro de Burgui es como decir que eres de casa. No en vano el colectivo tolosarra cuenta por décadas su presencia en la localidad roncalesa a donde fueron llegando atraídos por las cimas del Pirineo navarro y sus paisajes, vinculándose a sus gentes con el paso del tiempo.

Eriz Lasa Aguirre es uno de ellos. Llegó con 14 años como miembro de scout a la casa- sociedad Elizpe Elkartea adquirida en 1991 por el grupo. En 1993 se “subió al carro” y hoy es socio acompañante. Primero lo hizo en cuadrilla y hoy, a los 43 años, llega con su pareja y su hija al hogar intergeneracional. Lo hace también por compromiso con el trabajo en la Asociación de Almadieros al que están vinculados y reconocidos con la Almadía de Oro.

Eriz no ha vuelto a Burgui desde agosto. Asegura que “se ha hecho largo” y da gracias a la tecnología “que nos acerca” porque aún tendrá que esperar “ con pena” algún día ya que la casa está de reformas. “Hemos aprovechado, pero volveremos en cuanto podamos. A partir del 24 de mayo reservaremos espacio. Estamos con muchas ganas”, expresa.

Las amistades “nos han aportado mucho más que nosotros a ellos. Ir a un pueblo y sentirte de allí, es algo muy grande”, manifiesta.

El camping Urrobi de Aurizberri-Espinal, también en Navarra, es desde sus inicios el refugio perfecto para muchos vascos que buscan estar en contacto con la naturaleza durante los fines de semana. De las 111 mobilhome y caravanas fijas que dispone este establecimiento pirenaico, 38 han sido adquiridas por familias de Gipuzkoa (34), Bizkaia (2) o Araba (2), por lo que en estos meses de confinamiento perimetral su ausencia se ha sentido considerablemente. Sin embargo, con el deseado levantamiento del cierre perimetral, desde el domingo ya han podido volver a disfrutar de su segunda residencia, si bien es este fin de semana cuando en el camping se está notando la mayor afluencia. Al menos, así lo ponían de manifiesto el alborozo y los reencuentros en las zonas del camping, en el bar y en la tienda este fin de semana.

Pepi Gorostidi es una de las asiduas que ha vuelto este jueves a su mobilhome. Natural de Tolosa, tuvo que marcharse pasadas las navidades por el frío y la humedad y el cierre perimetral truncó por sorpresa sus planes de venir, como siempre, en primavera. “¡Se me ha hecho larguísimo, tenía unas ganas terribles de venir! De la tele, solo estaba atenta a lo que decía la Chivite. Porque el domingo hizo mal tiempo, que si no, ya estaba aquí”, dice enérgica.

A sus 82 admirables años, estaba tan entusiasmada con volver a Navarra que trajo una caja de pastelitos a los trabajadores del camping. “Al final, somos como una gran familia. Nos conocemos desde hace muchos años y siempre me han ayudado”, afirma, recordando sus inicios en el pueblo.

En efecto, la historia de Pepi en la zona se remonta a cuando no se había construido ni siquiera el camping. Ligada al movimiento de las ikastolas, fue impulsora en los años 70 de los campamentos de verano en euskera en Aurizberri-Espinal y, durante este tiempo, siempre ha forjado amistad con algunos habitantes del pueblo. Por eso, acabó haciéndose con una caseta en lo que hoy considera que es casi como su hogar.

De hecho, aquí le pilló el año pasado el confinamiento “No sé si lo puedo decir, pero para mí fue el mejor año de mi vida. ¡Qué explosión de la primavera! Ese despertar de la naturaleza, las flores, los pájaros, esa tranquilidad. Era maravilloso”, confiesa.

Estos días, Pepi ha aprovechado para ventilar la casa y acondicionarla de cara al verano. Y, después, aprovechará para relajarse, leer y disfrutar de su paseo diario. Porque tiene intención de permanecer hasta San Juan y, visto lo visto, quiere explotar al máximo su ansiada libertad. “Cuando llega el verano, siempre me voy porque hay mucha gente y a mí me gusta estar tranquila. Así también viene el resto de la familia. Pero en cuanto llegue el otoño, aquí voy a estar de nuevo. No me pillará otra vez, no”, concluye.

Otros que echaban de menos el Pirineo son la familia Arregi Unamuno. Ainhoa y Unai, sus hijos Beñat y Ane, la amatxi Mª Ángeles Muguruza y Txefo, un amigo, venían este viernes desde Oñati y Bergara con muchas ganas de volver a su rutina de fin de semana, ya que son de los que no pierden ocasión para escaparse a su mobilhome.

“¡Se me ha hecho larguísimo, tenía unas ganas terribles de venir!”

Cliente del Camping Urrobi