- Jóvenes y vivienda es una combinación que no liga nada bien en Euskadi. Con una edad media de emancipación situada en los 30 años, muchos, entre trabajos precarios y alquileres abusivos, no encuentran nunca el momento de salir del nido. Desde hace dos años, el Gobierno Vasco trata de "incentivar" esa independencia a través del programa Gaztelagun, mediante el cual se ofrecen ayudas directas para el abono de parte de la renta. No obstante, que en su segunda convocatoria solo se concediesen menos de la mitad de las solicitudes y que para acceder a ella en capitales como Donostia el alquiler no pueda ser superior a 750 euros (765 en la próxima convocatoria), ponen de manifiesto un problema de mercado que es urgente corregir.

Tras una convocatoria piloto en 2019, el programa Gaztelagun creció el pasado año más de un 120% gracias a la flexibilización de sus requisitos. Sin embargo, menos de la mitad de las solicitudes, 1.620 de 3.666, fueron concedidas. Algo que para el viceconsejero de Vivienda, Pedro Jáuregui, hay que coger con pinzas ya que en realidad se han denegado 591. Un total de 628 fueron desistidas -la mayoría de ellas por no aportar toda la documentación necesaria en el plazo-, 155 fueron renuncias y 281 quedan todavía pendientes por resolver.

"Como la tramitación se puede hacer online a través del móvil, mucha gente la hace y luego, cuando se les solicita la documentación, no la dan a tiempo", explica Jáuregui a este periódico, apuntando así que los requisitos para acceder al programa "no son tan restrictivos". Estos tienen que ver con tres aspectos: la edad -entre 18 y 35 años-, el nivel de ingresos -entre 3.000 y 18.000 euros para solicitudes individuales y de hasta 24.000 en unidad familiar- y de renta máxima -750 euros en las capitales vascas, 650 en las áreas metropolitanas de Donostia y Bilbao y de 600 en el resto de municipios-. De este modo, y aunque es cierto que se desistieron más solicitudes que las que se denegaron, es probable que muchos jóvenes iniciasen la tramitación antes de comprobar que no cumplían los requisitos para finalmente no completarla.

"El programa nació de una coyuntura como es la necesidad de emancipación de los jóvenes. En el primer año nos quedamos cortos en ingresos y renta máxima y mucha gente se quedó fuera. Es algo que hemos corregido. Se trata de prueba y error, por lo que de cara al futuro se actualizará en función de las necesidades que detectemos", aclara el viceconsejero al respecto.

El mayor peso de las solicitudes se lo llevó Bizkaia (1.847), mientras que en Gipuzkoa fueron concedidas 1.110 y en Araba 709. La ayuda media fue de 219 euros mensuales frente a los 221 del 2019, y el 81% de los beneficiarios fueron personas que viven solas, algo que choca con la realidad de cientos de jóvenes vascos que se ven obligados a compartir piso para poder hacer frente al pago de la renta.

Según Jáuregui, esto tiene una explicación lógica y es que el número de solicitudes entre grupos de convivientes es notablemente inferior a pesar de disponer de mayores ventajas. "A lo que hay que sumar que muchos de los pisos compartidos pertenecen a un determinado tramo que ya supera la renta de alquiler máximo", puntualiza.

Otro de los datos que destacan de la evaluación del programa es que la mayoría de las solicitudes (62,5%) fueron para mujeres. Algo que "no tiene un porqué claro" y que va relacionado a que ellas forman el mayor grueso de las unidades monoparentales concedidas. "Parece ser que las mujeres buscan una autonomía mayor o son más valientes que los hombres a la hora de independizarse. Al menos así es como lo presentan los datos", explica.

Si la edad media de emancipación en Euskadi se sitúa en los 30 años, la de beneficiarios del plan Gaztelagun va en concordancia, 29. Dividido por franjas, los jóvenes de entre 25 y 29 años suponen el 46,4% de las concesiones, siendo ligeramente superior a los 45,3% de los de 30 años o más que la recibieron. En cambio, los menores de 25 años suponen solo el 8,3%.

Este dato no hace más que poner en evidencia los cada vez mayores problemas que la juventud halla para poder independizarse. A las condiciones laborales hay que añadir los elevados precios del alquiler en Euskadi, lo que "tendrá consecuencias en el futuro" ante el cada vez mayor envejecimiento de la sociedad vasca.

Por ello, uno de los objetivos del departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco es reducir esa edad media en futuras convocatorias. "Tenemos que incidir en ello, o si no el sistema que tenemos no funcionará y habrá que cambiarlo todo", augura Jáuregui.

No obstante, tal y como apunta el viceconsejero, de los datos de Gaztelagun también se advierte que los ingresos no son el principal hándicap de los jóvenes solicitantes; si no el alquiler. "Somos la comunidad autónoma con el índice más bajo de alquiler (12,7%)", recuerda, al tiempo que detalla que el nivel de ingresos medios de los beneficiarios del programa fue de 10.965,80 euros. "El problema no es el dinero, sino el mercado. Que haya una oferta de vivienda para que los jóvenes que cumplen con los requisitos puedan acceder", apunta.

Para darle la vuelta a esta situación, el Gobierno Vasco trabaja en diferentes frentes que, junto a planes como el de Gaztelagun, deberían cambiar el panorama de cara al futuro.

Entre ellos destaca el nuevo decreto para vivienda deshabitada, con el que se pondrán en alquiler, ya sea a través de programas específicos o de forma libre por los propietarios, aquellos pisos que se encuentren vacíos. De no cumplirse, se impondrá un canon económico o incluso se podría obligar a un alquiler forzoso.

Sobre esta línea también trabaja la propuesta de incentivación fiscal de hasta un 50% para los dueños que alquilen por debajo del precio de referencia económica establecido previamente por el Gobierno Vasco. "El foco debe estar más en el mercado que en las ayudas", observa el viceconsejero, que espera que estas iniciativas sirvan para ampliar las posibilidades de alquiler.

De las 2.046 solicitudes no concedidas, 591 se corresponden a denegaciones y 628 fueron desistidas por los jóvenes

Bizilagun nació en 2019 como "un programa piloto" ante la necesidad de dar apoyo económico a los jóvenes para su emancipación