- La técnico de rayos Isabel Perales ha recibido esta misma semana la segunda dosis de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus. Afirma tener mucha fe en el camino hacia la inmunidad que acabamos de emprender, aunque subraya la necesidad de "no relajarnos porque todavía queda mucho camino por recorrer".

Hace un año, por estas mismas fechas, empezábamos a escuchar por primera vez noticias sobre un nuevo virus llamado coronavirus. ¿Qué hemos aprendido en todo este tiempo?

-Cosas que antes dábamos por hecho ahora las valoramos más. Me refiero a estar con la familia o a tener las necesidades básicas cubiertas. Hay gente que lo está pasando muy mal, no sólo a nivel de salud, sino también a nivel laboral, sufriendo parones, despidos, etc. Creo que también ha cambiado la forma de relacionarnos y de disfrutar del ocio. Llega el fin de semana y lo que más me apetece es quedarme en casa, tranquila y sin tener que utilizar la mascarilla. Intento no quedar con gente, es lo que toca. Es importante intentar hacerlo lo mejor posible para poder revertir esta situación cuanto antes.

¿Le han vacunado ya?

-Esta misma semana me han puesto la segunda dosis. Tengo mucha fe en la vacuna, aunque creo que aún no hemos pasado lo peor. Cuando hay un incremento de casos a las semanas aparecen los casos de neumonías. Por tanto, lo peor no ha pasado.

Usted trabaja en atención primaria, ¿han tenido la impresión de estar saturados en algún momento?

-Nosotros no hemos estado saturados. Atención primaria funciona a modo de cortafuegos y nuestro objetivo es evitar que se sature el hospital.

Después de tanto tiempo de miedo y restricciones, ¿cree que nos estamos relajando?

-En general he de decir que la gente se comporta muy bien y que sigue las indicaciones que les damos, sobre todo las personas mayores. Pero vemos de todo. Hemos llegado a tener gente que aun sabiendo que es positiva, llevaba la mascarilla mal colocada y ha habido que llamarle la atención.

¿Cree que deberíamos volver al confinamiento estricto de marzo?

-Creo que nuestra sociedad no puede permitirse un nuevo confinamiento porque eso supone paralizar la economía. Los cierres perimetrales y demás restricciones están funcionando y pienso que si todos lo hacemos bien no hará falta llegar hasta ese punto.

¿Qué ha sido lo más duro que le ha tocado vivir?

-Me considero una persona muy empática y he sufrido mucho con el sufrimiento ajeno. En nuestro trabajo tratamos directamente con las personas y nos cuentan sus historias. Lo más triste ha sido saber de gente que estaba ingresada y ha fallecido en soledad. Por otra parte, lo peor a nivel personal ha sido la separación familiar. Tengo una nieta que en enero hizo un año y desde que nació solo la he podido ver en dos ocasiones. Me envían fotos y vídeos de la niña a diario, pero no es lo mismo y tengo la sensación de que me estoy perdiendo muchas cosas. Viven en Cantabria y está complicado. De todas maneras, creo que ahora lo que toca es portarse bien para poder salir de esto cuanto antes.