- Las nuevas restricciones del Gobierno francés apenas se hicieron notar ayer en la muga con Iparralde. Los agentes galos en contadas ocasiones pidieron la documentación a los conductores y a los viandantes que cruzaban el puente de Santiago que une Irun con Hendaia. Al mediodía solo el paso de dos camiones de gran tonelaje provocó retenciones durante varios minutos. Sin duda alguna, la decisión del Gobierno francés de no incluir la exigencia de una PCR negativa hecha 72 horas antes para cruzar a su territorio a aquellas personas que residan a 30 kilómetros de distancia tuvo mucho que ver.

“Jamás me han pedido nada. De hecho, he salido de casa sin el carné”, señaló una residente en Hendaia tras cruzar a Irun. “Son muchísimo más exigentes los franceses. Para venir a Irun no hay nadie que te pare”, comentó, por su parte, otro viandante que, en su caso, recorría el camino inverso.

La Policía francesa instalada en una carpa en mitad del cruce lo corroboró. “En general, hay normalidad. Miramos que se cumpla la norma pero no se está impidiendo el paso”, indicó a este periódico una agente gala situada en este puesto improvisado que únicamente controlaba el paso por el carril que conduce a territorio de Iparralde.

Las nuevas limitaciones entraron en vigor el domingo. Entre ellas se encuentra la exigencia de presentar una PCR negativa realizada como máximo 72 horas antes para pasar a Iparralde a no ser que el desplazamiento sea por trabajo. Una exigencia que ayer mismo quedó exenta para aquellas personas que vivan a 30 kilómetros de distancia de la muga.

“No la están pidiendo, ¿no? Porque esto cambia cada dos por tres y no me fío. Como me obliguen a hacerme una con lo caras que son...”, se lamentó otro vecino de Hendaia que volvía de los comercios irundarras. “Los policías franceses llevan seis semanas siendo muy estrictos, pero la Ertzaintza ni siquiera está”, añadió.

La imagen que presentaban ayer por la mañana los dos carriles que unen los dos territorios era muy distinta. Mientras que el tráfico por la carretera en dirección Lapurdi era constante, el paso de vehículos hacia Gipuzkoa era anecdótico. No como el tránsito de personas, casi todas por este carril, aprovechando la ausencia de agentes.

Aunque el Gobierno francés asegura que recurre a estos controles por la situación epidemiológica, la sombra de una decisión migratoria flotaba ayer sobre más de un viandante. Cabe recordar que hace tan solo unas semanas Francia decidió cerrar ocho pasos entre Hegoalde e Iparralde para “reforzar la lucha antiterrorista”.

“Mi marido cruza el puente todos los días para ir a trabajar y nunca le han parado. Saben perfectamente a quién sí tienen que hacerlo”, apuntó otra paseante.

Un vistazo a las personas que recorrían ayer el tramo deja más que evidente que la inmensa mayoría eran residentes cercanos. Jubilados llevando a cabo su paseo habitual alrededor del río Bidasoa, trabajadores que se dirigían a sus puestos laborales y clientes labortanos que se acercaban a los cercanos negocios irundarras. El paisaje de estos, precisamente, y como ya es habitual desde hace semanas, era desolador. Muy pocos compradores como consecuencia de las restricciones de movilidad.

Con la decisión a última hora de excluir a los habitantes de hasta 30 kilómetros de distancia de la muga a Iparralde, los comerciantes respiran algo más tranquilos. De este modo, una vez que se levante el cierre perimetral en Gipuzkoa, incluso los donostiarras podrán desplazarse a Lapurdi.

De mantenerse las restricciones en Francia, salvo los que lo hagan por motivos laborales, el resto deberá presentar la prueba PCR. Quienes lo hagan desde el exterior de la Unión Europea, en cambio, tendrán prohibido el acceso hasta con el test.

Los controles hacia Iparralde son habituales, pero no ocurre lo mismo con los vehículos y viandantes que pasan a Gipuzkoa