a empresa Aberekin de Derio envía desde hace 40 años dosis de semen congelado a todo el mundo. Cuando era veterinario rural, recibía las dosis y las mantenía hasta su aplicación en una bombona con nitrógeno líquido, a -196°C, como continúan haciéndolo muchos compañeros. Ahora, enviar unas vacunas en una caja con hielo seco es una tarea logística sin precedentes que se inicia en Foronda con un gran despliegue de medios informativos y escolta policial. Creo que exageramos un poco. Debería ir la Ertzaintza a lomos de briosos corceles alazanes de raza autóctona, por supuesto, acompañada de clarines y timbales.

Nos va la marcha. Ya hemos salvado las navidades y estamos pagando las consecuencias, muertes incluidas, aunque la consejera justifique el relajamiento con los datos de aquel momento. Los eminentes asesores del LABI obvian la ecuación que liga vida social con contagios, ingresos y UCI. La hostelería marca los tiempos. El coordinador antiautovía dice que algunos vecinos txurruteros hacen bolilla en los municipios rojos, escapándose a potear al pueblo de al lado y propagando el virus. No vacunan los festivos por respetar los derechos de los funcionarios. Excusa de mal pagador. Que exploren otras alternativas. Para rematar, llegan las rebajas. Nuestros gurús procuran ofrecer esperanza a una población a la que consideran tonta del haba, vacunando a sensatas viejecitas que dicen, pronto abrazarán a sus familiares. Pobres. Desengáñense. Esto va para muy largo. Este año no alcanzaremos la inmunidad de rebaño a este ritmo.

La directora de un centro de día concertado se declara objetora y no cede sus instalaciones para vacunar a sus usuarios por las dudas que le ofrece la vacuna de Pfizer. Su decisión contrasta con las declaraciones a Nius del Dr. Luis Enjuanes, virólogo y director del Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), que dirige la investigación de uno de los tres proyectos de vacuna españoles que, posiblemente, vea la luz en diciembre de este año, con la particularidad de que se administrará por vía nasal, "esnifado", como la farlopa. El Dr. Enjuanes, a sus 75 años, muestra su disposición a vacunarse cuando le toque, con cualquiera de las vacunas autorizadas hasta el momento, como tantos otros sanitarios, entre los que me incluyo.

El riesgo cero no existe. Tampoco en las vacunas y dependiendo de las personas, la posibilidad de un efecto adverso puede variar. Lo expone con claridad el propio laboratorio Pfizer en su informe a la FDA, la agencia del Gobierno de los Estados Unidos para la alimentación y los medicamentos y a la Agencia Europea del Medicamento (EMA), la que se instaló en Ámsterdam en lugar de hacerlo en Barcelona. Las vacunas se han probado en voluntarios sanos, con unos determinados criterios de inclusión y exclusión, pero en ciertos grupos poblacionales no hay evidencias suficientes sobre su seguridad. Es el caso de los menores de 18 años o el de las embarazadas y lactantes, donde por precaución no se recomienda al no haberse completado los estudios en animales.

Tampoco convienen a personas inmunodeprimidas o con tratamientos inmunosupresores y se sugiere no hacerlo a los pacientes tratados con anticoagulantes orales, tipo Sintrom, por el posible riesgo derivado de la inyección intramuscular. Hay que tener en cuenta que en la población mayor de 65 años hay más de un 10% de personas anticoaguladas y solo deberían vacunarse cuando los beneficios previstos superen el riesgo potencial. Insisto, lo advierte el fabricante.

El Ministerio de Sanidad canadiense, en su compromiso con la transparencia, ha decidido publicar los resultados de los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer y BioNTech, para que la ciudadanía los conozca de primera mano. Entre estos resultados se encuentran los efectos adversos que ha provocado la vacuna en las personas que han participado en los estudios, tanto los que recibieron las dos aplicaciones, analizándose cada dosis por separado, como los que fueron inoculados con el placebo.

El 45% de los menores de 55 años vacunados necesitaron medicación para tratar los efectos adversos (fatiga, dolor de cabeza, resfriado, dolor muscular, fiebre...) y el 74,2% algún efecto secundario. En los mayores de 55, más duros y menos quejicas, los efectos adversos fueron un poco menos intensos: el 37,7% necesitó medicación para tratarlos y el 64,5% tuvo algún efecto secundario. En este apartado se pone de manifiesto que, durante el periodo que duró el ensayo, no se registró ninguna muerte relacionada con esta vacuna.

Además de todos esos efectos adversos durante los ensayos se detectaron cuatro voluntarios que padecieron una parálisis de Bell, aunque la FDA no le dio demasiada importancia ya que también ocurren con otras vacunas y determinadas infecciones virales. Se trata de una parálisis temporal que suele afectar a un lado de la cara (aunque en casos graves puede ser bilateral). La parálisis de Bell puede sucederle a cualquier persona en cualquier momento y se desconoce su causa, aunque las infecciones respiratorias virales y el estrés se consideran factores de riesgo.

También se han descrito dos reacciones alérgicas y anafilácticas en Reino Unido en personas con antecedentes alérgicos y tres en Alaska. Para evitar estos problemas se recomienda que los vacunados permanezcan en las instalaciones médicas al menos durante 30 minutos en observación y no vacunar a los que tengan un historial de alergias graves. Se ha descrito una encefalitis en una médica mexicana de 32 años, con antecedentes alérgicos a ciertos medicamentos, en el estado norteño de Nuevo León que, sometida a tratamiento, evoluciona favorablemente. Obviando las majaderías habituales del presidente Bolsonaro, se muestra sensato al criticar que la farmacéutica Pfizer no se haga responsable de los efectos secundarios. En Europa los gobiernos han aceptado pagar las indemnizaciones.

Con la vacuna de Moderna los efectos son parecidos: parálisis de Bell incluida, pero en este caso la logística es más sencilla porque no necesita -75°C.

Hoy domingo, como aperitivo, unas gildas de Casa Vallés con un crianza Inurrieta de Falces, la localidad navarra de las fiestas bandera, que está soberbio.