Los lunes no se abren las pescaderías pero los propietarios de los negocios no se toman descanso. Menos aún el 21 de diciembre, a tres días de Nochebuena. La presión de estas fechas navideñas se palpa en el ambiente y la lonja de Pasaia es uno de los escenarios más elocuentes, convertido en un hervidero de gentes. Es el día de mayor actividad del año. "Los lunes suelen ser intensos, pero esta jornada no tiene parangón", asegura Juan Etxezarreta, responsable de Operaciones y Servicios Portuarios.

Todo son prisas. Muchos pesqueros paran a partir de hoy la actividad. Quizá por ello la quietud de la Bahía y el aspecto desangelado de las calles contrasta con el bullicio del interior del área portuaria. Son las 5.45 horas y hay más de 10.000 cajas de pescado a punto de salir a venta. Tal es la expectación que apenas hay sitio para aparcar en los alrededores de la lonja. El elevado número de capturas ha exigido un trabajo extra que comenzó el domingo a media tarde. Todo está dipuesto según el pesquero, la especie y el tamaño de captura, a la espera de las 250 personas que se han dado cita esta madrugada, entre mayoristas y detallistas.

Las medidas sanitarias contra el COVID han obligado a habilitar en el fondo del pabellón un área diseñada específicamente para las subastas del pescado de alta mar. El uso de mascarillas es obligatorio. Los lotes están más separados de lo habitual y se han intensificado las labores de limpieza, con un control policial de la actividad. "Por suerte no ha habido ningún brote", resopla Etxezarreta.

Comienza la puja

Una vez revisado todo el protocolo sanitario comienza la puja. El reloj marca las 6.00 horas y el protagonismo se lo lleva la merluza de volanta. Así se conoce al sistema de pesca en el que se utiliza una red que se ancla al fondo del mar. Las piezas capturadas de este modo tienen la carne más firme que las de arrastre y no pierden tantas escamas. El cliente se decanta por ellas. El 80% de lo que se vende estos días en lonja es merluza, siendo Pasaia uno de los mayores puntos de referencia de esta especie en la Unión Europea.

La subasta ha comenzado con las mayores piezas, para dar paso después a la medianilla, pescadilla y anchoilla. Manuel Miguez se muestra expectante. Es el responsable de la mayor parte de cajas que se amontonan en el área donde se comercializa el pescado de barcos de altura.

Este pasaitarra de 61 años es representante de 32 buques de 20 armadores. "El hecho de que Navidad coincida con el viernes condiciona mucho la semana. La gente está nerviosa, para el miércoles ya lo quiere tener todo preparado en casa, y ese es el motivo por el que hoy nos hemos citado tantos barcos", apunta Miguez, al frente de la empresa Pescados Salvio.

Frente a él desfilan cajas que contienen merluzas de anzuelo, crabas (tan utilizadas estos días para elaborar pastel de pescado), crabarrocas, besugos, rodaballos y lubinas. "Llevamos una temporada vendiendo a precios altos y, por estas fechas, evidentemente, los precios son de Navidad", señala el empresario.

La mayor parte de las capturas de barcos de altura no ha llegado a Pasaia por mar. Proviene de Gran Sol, el caladero situado en el Atlántico Norte, al oeste de las islas británicas. En concreto, han sido capturadas entre los paralelos 48 y 60, una zona especialmente rica por la existencia de merluza. De las 27 subastas que se celebran a lo largo de la mañana, más de una veintena se corresponde con mercancía que se traslada a Pasaia en camión desde Escocia o Irlanda.

Según el orden de llegada se establece el de la subasta. De tal manera que los primeros en alcanzar el puerto son quienes antes empiezan a despachar. "Somos uno de los primeros puntos de entrada en la península, le ganamos un día a Galicia y además cada vez vienen más barcos. Algo estaremos haciendo bien", señala Etxezarreta, de 55 años.

Poco a poco se van materializando las operaciones de venta, y hay camiones que parten destino a Madrid, Sevilla, Murcia o Barcelona.

Pero no todo son capturas en alta mar. También hay piezas del día pescadas con trasmallo pequeño con barcos de tres o cuatro tripulantes que van y vienen a puerto. Así lo ha hecho el Vivaldi, cuya mercancía está siendo subastada. "Hoy es un día un poco de locura en el que intentamos comprar bueno, bonito y barato", sonríe Carol Archeli, que lidera la tercera generación familiar al frente de la pescadería Espe, en el Mercado de La Bretxa de Donostia.

Cuardeno en mano, busca merluza de anzuelo y algo de rape. Acude todos los días a la lonja de madrugada para hacerse con el mejor producto para sus clientes. "Por mucha experiencia que acumules, esto es como una partida de mus, nunca sabes cómo va a acabar ni los precios que se van a pedir". Junto a ella, decenas de pescateros se sientan en la grada desde la que miran atentamente a la pantalla. El pescado del día es de lo más variado: sabirón, salmonete, faneca, diferentes tipos de calamares, perlón, lenguado, rape o lubina.