- El coronavirus todavía nos depara una larga travesía del desierto con limitaciones rigurosas de reunión o restricciones en la movilidad, aunque la situación de la pandemia tienda a estabilizarse. En su comparecencia semanal en el Parlamento Vasco, la consejera de Salud del Gobierno Vasco, Gotzone Sagardui, confirmó que las restricciones han venido para quedarse, al menos, unas cuantas semanas más. "No debemos relajarnos en absoluto. Las medidas hay que mantenerlas en el tiempo". Destacó ayer que los datos de transmisión del virus "han mejorado", lo que indica que las medidas adoptadas por el Consejo asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, LABI, "están funcionando". Sin embargo, insistió en que la incidencia de la pandemia "sigue siendo muy alta y no se puede bajar la guardia". "Hay que seguir manteniendo las medidas individuales y colectivas de prevención frente al contagio", reiteró "porque, aunque los datos han mejorado un poco, mejor no quiere decir bien".

La máxima responsable de Osakidetza intervino ayer también en el Consejo Interterritorial del Sistema de Salud para defender que es demasiado pronto para levantar las actuales restricciones. Asimismo, volvió a solicitar el poder disponer de todas las herramientas legales para la adopción de medidas más estrictas "si fuera necesario", en alusión al confinamiento domiciliario.

La consejera no quiso aventurar nada sobre la Navidad y festivos de diciembre, "un tema que me preocupa", según confesó, por la gran cantidad de desplazamientos. Sagardui consideró prematuro hacer previsiones sobre la celebración de la Navidad porque "ya se sabe lo que el virus puede hacer en tres semanas". No obstante, afirmó que "no se puede perder de vista lo que hagan otras comunidades porque se trata de fechas con mucha movilidad entre territorios".

De hecho, en el citado Consejo Interterritorial, las comunidades decidieron, "dado que la Navidad es un momento excepcional", crear un grupo de trabajo para establecer un paquete de recomendaciones y un plan con criterios comunes "con el fin de poder estar con nuestros mayores o realizar actividades familiares con cierta seguridad". "Nadie ha hablado de relajar medidas, sino de establecer una serie de pautas de comportamiento", precisó ayer el ministro Salvador Illa.

Por su parte, en la comparecencia en la Cámara de Gasteiz, Sagardui invitó a mantener la guardia alta dado también el elevado número de fallecimientos. Ayer mismo se comunicaron 83 defunciones con COVID-19 como causa directa en la semana del 9 al 15 de noviembre, diez más que la semana anterior. Además, el martes se detectaron 1.050 nuevos contagios, 109 más que en el día anterior, lo que, dado el elevado volumen de pruebas, implica bajar la tasa de positivos al 7%. "Esto no quiere decir que la mejora vaya a ser igual en los próximos días. Lo que quiere decir es que las medidas adoptadas por el LABI el 22 de octubre y el 5 de noviembre son válidas", defendió.

Según explicó, las valoraciones de rastreadores y epidemiólogos constatan que la mayor parte de infecciones se producen en los lugares con más interacciones sociales informales. "La reducción de lugares, horarios y actividad donde se producen estas interacciones está dando sus frutos", subrayó.

Vamos bien pero estamos mal

"Vamos bien, pero estamos mal", coincidió el viceconsejero de Salud Iñaki Berraondo, quien resaltó que la "tendencia de momento es descendente pero la incidencia es más alta de lo que nos gustaría". Recalcó la "evolución positiva" de los últimos días tras alcanzar el 12 de noviembre el pico en la incidencia por 100.000 habitantes con 850 casos. Esa ligera mejoría "se está empezando a notar" en los ingresos hospitalarios y en UCI, donde por primera vez en cuatro días se ha bajado de los 150 pacientes. En planta, tras "una meseta" por encima de los 500 enfermos ingresados, también se ha relajado la presión asistencial.

El número dos de Salud constató que los cribados -como el que ayer comenzaron los vecinos de Arrasate- funcionan. Puso en valor su eficacia y el trabajo del medio millar de rastreadores. Prueba de ello es que casi la mitad de los nuevos contagios (el 47,9%) son contactos estrechos de otros positivos. "Es cierto que a los screening no acuden todos los que nos gustarían. Pero el 100% de la población diana no va casi nunca. Tampoco ocurre en los cribados del cáncer de mama o de colon", argumentó el viceconsejero, replicando a quienes aseguran que no se realizan las pruebas toda la población convocada. "Creemos que las PCR en saliva nos ayudarán mucho", aseveró. Desmintió que se produzcan retrasos en el rastreo de casos sospechosos: "Es posible que alguna persona se nos escape. Hemos tenido problemas cuando hemos tenido 1.400 personas en un día pero estamos en el 100% del rastreo".

Por último, Gotzone Sagardui anunció ayer una campaña de concienciación en Euskadi ante la posibilidad de que la "favorable evolución del virus y la pronta disposición de una vacuna puedan acarrear que el COVID se vea como una molestia más que como una enfermedad". "Esta enfermedad nos puede llevar al hospital, a la UCI y a la muerte", advirtió.