- "Una falda no es más que un trozo de tela, no tiene género", proclaman alto y claro los alumnos y alumnas del instituto Zuazola-Larraña de Oñati. Los estudiantes se enfundaron esta prenda en señal de solidaridad con Mikel, el joven de Bilbao al que hace unas semanas un profesor del centro donde estudia le mandó al psicólogo por acudir a clase vestido con una falda.

Tras relatar su historia en las redes sociales, ésta se viralizó. Y como respuesta, el alumnado oñatiarra ha querido visibilizar la lucha contra los estereotipos de género, secundando un movimiento del que en los últimos días se han hecho eco cientos de jóvenes de todo el Estado.

En el caso de Oñati, fueron las y los escolares de 4º curso de Educación Secundaria los que promovieron la iniciativa de ir a clase con falda.

La convocatoria tuvo una gran acogida. Consiguió implicar a todo el centro. "Ha sido una propuesta muy interesante", manifestaron desde el instituto Zuazola-Larraña. Con este gesto el alumnado ha demostrado que "está despierto, activo; que denuncia lo que está sucediendo y toma parte en desarrollar un futuro más igualitario", consideraron.

El pasado 27 de octubre, Mikel, un joven bilbaíno de 15 años, publicó un vídeo en su cuenta de TikTok en el que explicaba que aquel día había decidió ir al instituto con falda. "Me apetecía, ya está, no hay más", empieza contando. "Vi el movimiento feminista en el que los tíos estaban llevando falda en otros países y dije: pues vamos, un plus", comenta en el citado canal, en el que ha superado los 190.000 seguidores y ha conseguido más de 15 millones de me gusta.

A tercera hora interrumpieron la clase y le llevaron al psicólogo. "Me preguntó si yo me sentía chica y le dije que no, que no me pongo ningún género, y si tengo que poner uno soy tío", expone el joven en el vídeo, donde también informa de que sus padres le han castigado.

Este suceso ha generado una enorme reacción en las redes. Todo un movimiento juvenil ha escenificado en los últimos días en sus respectivos centros escolares que los chicos y chicas pueden vestir como quieran y que hay que evitar la sexualización de la ropa. En Oñati también han hecho propia esta reivindicación: la de la libertad de vestirse y sentirse como cada uno esté más cómodo.