- Con el cierre provisional de la hostelería, a los profesionales del sector no les ha quedado más remedio que reinventarse y, si antes era el cliente el que se acercaba a su casa, ahora es el hostelero el que va a casa del cliente. La oferta de comida a domicilio o de recogida en el local se ha multiplicado. El sector tiene la experiencia acumulada del confinamiento de primavera y ahora muchos apenas han necesitado 24 horas para poner en marcha el servicio.

En el restaurante Gandarias de la Parte Vieja de Donostia, ayer ultimaban la carta que pondrán a disposición de los clientes que quieran pedir comida preparada. "Hemos simplificado mucho porque estamos solo dos personas", cuenta Oihane Agirre.

En su caso, los clientes podrán ir a buscar la comida que deseen al establecimiento y siempre en horario de mediodía. "Pedimos que los pedidos se hagan la víspera, para poder contar con género fresco y solamente hacemos los mediodías", explica.

Agirre es consciente de las limitaciones que tiene este tipo de negocio, y más en un establecimiento como el suyo, dedicado a la comida tradicional: "Es más que nada para estar activos. Más que hacer negocio, es una manera de dar el servicio y si alguien quiere disfrutar de la gastronomía, lo pueda hacer. Nuestro perfil es más de celebración que de entre semana", reconoce. "Hay ganas de consumir en casa, pero luego está la prioridad de cada uno y no sé si la gente está para permitirse el lujo de gastar en gastronomía", asume.

Ismael Iglesias, del restaurante Rita, retomó el mismo sábado la experiencia que ya llevó a cabo en primavera. "Nos centramos en arroces, porque creía que había un nicho y que era nuestra oportunidad. Funcionó muy bien y ahora repetimos. Además, en el paseo de Duque de Mandas hemos puesto un puestecito de take away", cuenta.

Reconoce que tanto en primavera como ahora, la respuesta de la gente ha sido "muy buena", pero pone los pies en el suelo: "Lo hacemos para cubrir gastos, pero no vamos a ganar dinero. Por lo menos la rueda no se para, porque arrancarla luego cuesta mucho". Además, reconoce que lo hace por él, por su negocio, por los distribuidores y por el cliente.

Sin embargo, Iglesias lo tiene claro. El servicio de comida para llevar es un parche a una situación forzada por la pandemia, pero no su sueño de negocio. "Mi restaurante es mi restaurante y yo lo he montado para que la gente pueda tener una experiencia en el local", dice. Mientras no pueda volver a llenarlo, continuará ideando soluciones para salir del paso.

Al igual que Iglesias, Juan Veloz (taquería Kursaal) ha aprovechado la pandemia para explotar un nicho que en Donostia estaba sin explosionar: la comida mexicana.

Durante la primera hora, además de renovar el local, cambiaron la carta de cara a pensar en productos que se pudieran organizar para recoger. Así, en cuanto pudieron volver a reabrir, comenzaron con el take away

Ahora, para dar mayor visibilidad al establecimiento y a su comida, han contratado los servicios de Glovo, con el que llevan trabajando desde el 1 de octubre. Y además, se han volcado con la promoción en las redes sociales.

No se quejan del resultado. "En octubre, ha supuesto el 25% o incluso más del total de las ventas y esperamos que vaya a más". Además, añade: "Donostia es muy pequeña y funciona mucho con el boca a boca".

Además, Veloz entiende que la pandemia ha traído un cambio en los hábitos sociales. "Se están cambiando las costumbres. Ahora la gente tiene una cena y te pide comida para llevar. Creo que el take away es algo que ha venido para quedarse", asevera.

En el restaurante La Espiga han sido previsores. "Retomamos el servicio tres semanas o un mes antes de que nos cerraran porque lo veíamos venir", explica Coro Castro, que celebra que ya desde el primer fin de semana han funcionado "bastante bien".

Ofrecen platos, pero también pintxos y raciones frías y calientes típicos de este establecimiento donostiarra, tanto para recoger en el local como para enviar a domicilio, aunque para este último piden una cierta antelación en la reserva porque, recuerdan, "solo trabajamos con productos frescos".

La situación es mala, pero Castro se muestra optimista: "Tengo mucho pálpito con diciembre. No sé explicarlo, pero tengo muchas esperanzas puestas en diciembre". Y mientras tanto, "a subsistir como buenamente se pueda. Y si hace buen tiempo, será más fácil", señala.

"Es una manera de que si alguien quiere disfrutar de la gastronomía, lo pueda hacer"

Restaurante Gandarias

"Lo hacemos para cubrir gastos, porque dinero no se gana, pero al menos la rueda no se para"

Restaurante Rita

"Ha habido un cambio de costumbres en la gente y el 'take away' ha venido para quedarse"

Taquería Kursaal

"Retomamos el servicio antes de que nos cerraran porque lo veíamos venir"

Restaurante La Espiga