- El curso comenzó con miedo, con el temor de que las aulas fueran un foco de contagio del COVID-19. Pero, al menos hasta la fecha, no está siendo así. Por el contrario, parece que la mayoría de los casos en centros escolares y universidades tienen su origen fuera, por transmisión social o relaciones familiares.

Son muchas las medidas que se han adoptado para que así sea y al parecer están funcionando, lo que ha hecho que el inicio del curso 2020-2021 no esté siendo tan duro en esta materia como se temía. Desciende a diario el número de clases clausuradas y el de alumnos confinados. Otra cuestión muy distinta es si estos estudiantes, que en las aulas respetan todas las medidas de prevención adoptadas, lo hacen también cuando salen a la calle.

En los recintos universitarios se constata una moderada satisfacción por la forma en que ha arrancado el curso y las cifras parecen avalar este balance positivo.

Esa moderada y siempre expectante satisfacción es la que manifiesta Miren Basaras, doctora en Microbiología y responsable de COVID-19 en la UPV/EHU.

Basaras no quiere dar cifras concretas de positivos en la UPV. La contabilidad que se lleva al respecto, afirma, solo se comunica a Osakidetza. Pese a todo, asegura que el porcentaje sobre el total del alumnado (39.000 alumnos y alumnas que cursan algún grado o postgrado, de ellos más de 10.000 en el campus de Gipuzkoa) es "muy, muy bajo. Podríamos decir que anecdótico".

Los contagios, subraya, no se producen en las aulas, donde los protocolos establecidos están funcionando adecuadamente. Los infecciones, señala, se dan fuera, cuando los y las jóvenes se relacionan socialmente e, incluso, en los hogares. "No nos podemos meter en su vida privada, solo insistir en las recomendaciones y consejos para que se protejan", añade.

En las clases se han adoptado una serie de medidas para evitar el contagio, como la obligatoriedad del uso de la mascarilla, la reducción de los aforos, el consejo de que el alumnado ocupe siempre el mismo sitio (lo que además facilita el seguimiento ante un posible positivo), la limpieza de mesas y sillas tras las clases por parte de los estudiantes, etc.

En la universidad pública son pocas las situaciones problemáticas surgidas a causa del COVID. La necesidad de poner en cuarentena toda una aula solo se ha dado en un caso, cuando una veintena de alumnas y alumnos del primer curso del Grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en Vitoria-Gasteiz tuvieron que ser aislados después de que un profesor que dio positivo en coronavirus impartiera clase sin mascarilla, ante lo que fue expedientado. Este grupo, recuerda Basaras, ya ha vuelto a clase. Otro episodio que ha afectado a la UPV fue el aislamiento de parte del alumnado de la residencia Unamuno de Bilbao.

Por lo demás, relativa tranquilidad. "Esperamos que la situación continúe normalizada dentro de la no normalidad en la que estamos inmersos", apunta la responsable de COVID de la UPV/EHU. "Para ello todos tenemos que poner de nuestra parte", añade Basaras.

Los coordinadores COVID-19 de las facultades son uno de los primeros eslabones que se ponen en marcha cuando aparece un caso positivo, hecho que se comunica a Osakidetza con rapidez para que pueda hacer el seguimiento y acceder a sus contactos directos. No se pone en cuarentena a toda la clase, sino a quienes hayan tenido ese contacto directo con los positivos.

Los que se tengan que quedar en casa reciben la necesaria tutoría para que no "pierdan contenido docente". Además no hay que olvidar que, pese a que la apuesta de la UPV es por la presencialidad, parte de las clases se dan de forma telemática y a estas pueden acceder las personas confinadas.

Quienes acuden a las aulas se encuentran, en ocasiones, con que tienen que seguir las clases a través de una pantalla situada en otra aula para garantizar que se respeta el aforo establecido. Lo que se intenta en estos casos es que haya una alternancia, para que no sea siempre el mismo grupo quien recibe la clase con ese filtro.

También en la Universidad de Deusto, donde ya antes de verano se habían decidido y comunicado las medidas adoptadas, las cosas funcionan. A falta de los datos de octubre, en septiembre fueron siete los PCR con resultado positivo entre el personal de los campus de Gipuzkoa y Bizkaia. El pasado mes fueron ocho las personas que tuvieron que aislarse por contacto directo con un positivo. Tras realizar las oportunas PCR, siete dieron resultado negativo y uno positivo.

Entre los estudiantes el número de positivos aumenta y llega a los 51. Además, fueron 37 los que tuvieron que ser aislados por haber tenido un contacto directo con alguna persona que había dado resultado positivo.

Entre las medias adoptadas en Deusto se halla la de nombrar coordinadores COVID-19 por campus y facultad, que han contribuido a la resolución de las incidencias que han ido apareciendo y que están en contacto con las OSI que les corresponden en Bilbao y Donostia. A nivel organizativo también se ha creado una Comisión Ejecutiva, formada por el rector y cuatro miembros del equipo rectoral, que se reúne a diario para seguir la evolución y conocer los informes que les hace llegar el Gobierno Vasco.

Existe también una Comisión Ampliada, con otros siete técnicos, que se reúne semanalmente y cuando resulta necesario, y una Comisión de Alumnado que mantiene reuniones de forma periódica.

El Plan de Contingencia aprobado en Deusto no determina que quienes comparten las aulas o departamento tengan que pasar una cuarentena, y la actividad académica continúa sin la presencia de las personas confinadas, los casos positivos y los contactos estrechos.

Jon Altuna, vicerrector de Mondragon Unibertsitatea (MU), comparte también una valoración positiva del inicio del curso. Según Altuna, "dentro de la universidad no se ha constatado ni un solo contagio entre el alumnado, profesorado o personal de administración o servicios".

Que no se hayan dado contagios en las instalaciones de MU, donde tampoco se ha cerrado ninguna aula, no significa que no haya estudiantes confinados en sus hogares, bien por ser positivos o por ser contacto estrecho con algún positivo.

En estos casos, subraya Altuna, quienes tengan que permanecer en sus casas "pueden seguir las clases en remoto con normalidad".

En MU, como en el resto de universidades, pese a que el arranque del curso no está generando especiales incidencias a modo de brotes o proliferación de contagios, todas las valoraciones se quieren realizar desde la máxima prudencia, ante una situación que, aunque en Euskadi parece haberse estabilizado, puede sufrir cambios en cualquier momento.

En MU también se ha trabajado para garantizar la máxima presencialidad posible y se han establecido protocolos que, bajo unos criterios comunes, tienen su aplicación específica en cada facultad y, en algunos casos, en cada grado o máster.

Estas pautas pueden ser modificadas por los equipos mixtos constituidos en las facultades de MU, que se encargan asimismo "de la gestión de cualquier incidencia que se produzca en relación al COVID-19".

Entre las medidas adoptadas, muchas de las cuales coinciden con las del resto de las universidades, se halla la gestión de las entradas y salidas, para que se efectúen de forma escalonada; asegurar que se mantenga la distancia de protección en las aulas y resto de locales, la readecuación de los aforos, el aumento de la renovación del aire y la instalación de dispensadores de soluciones hidroalcohólicas en distintos puntos.

En lo referente a la planificación docente, que en la mayor parte de los casos se desarrolla en grupos más pequeños que el pasado curso, las aulas se han adecuado para el desarrollo de actividades presenciales y online de los 6.000 alumnos que cursan algún grado o postgrado, 1.500 de los cuales se han sumado este año, un 5,5% más que el pasado curso.

Los estudiantes, que deben hacer uso de mascarillas, tienen que realizar una reserva si quieren usar otros espacios, como los destinados para el estudio individual.

En el caso de detectarse o comunicarse un caso positivo, existe un protocolo interno que incluye el aislamiento de la persona contagiada en una sala específica, la comunicación inmediata con la OSI correspondiente o la desinfección de las instalaciones afectadas.

Muchas medidas en las universidades vascas que, al parecer, son efectivas. Solo queda que en adelante esta tendencia se mantenga, algo que depende en gran medida del comportamiento que los jóvenes, y también los docentes, mantengan fuera de las aulas.

"El porcentaje de positivos entre el alumnado es muy, muy bajo, casi anecdótico"

Responsable de COVID de la UPV/EHU

"Dentro de las aulas no se ha constatado ni un solo contagio en alumnos y profesores "

Vicerrector de Mondragon Unibertsitatea