- ¿Cómo está el mercado del alquiler en la actualidad y que se puede hacer para impulsarlo, como se pretende?

-En este momento hay dos o tres cosas que tienen su importancia en el mercado del alquiler. Por un lado, el programa de intermediación privada (ASAP), que limita la renta del alquiler, no funciona porque no está captando. Lo que sucede es que los precios se mueven con independencia de las políticas públicas y el fenómeno más importante que hay es que está subiendo la renta y fundamentalmente en las áreas periféricas, porque son las más accesibles.

¿Algún ejemplo?

-Si hablamos de Donostia, es prácticamente imposible encontrar nada por debajo de 750 o 800 euros al mes y eso condiciona que cada vez que yo saco una vivienda a ese precio, es que te bloquean el teléfono a llamadas. No hay manera. Es tan triste como esto. El mercado se está impulsando él solito, con unas inercias hacia arriba que hacen que viviendas que deberían estar en 600 estén a 800 u 850 euros. Te hablo de arrendamientos en Trintxerpe, Altza, Martutene... En el centro, si hiciésemos ese traslado, estaríamos en rentas de 1.600 euros, pero no sucede eso y los encuentras por 1.200.

¿Está diciendo que en términos relativos está más barato el alquiler en el centro de Donostia?

-El problema es que si aceptamos lo que dice el Gobierno Vasco, que la renta no puede superar el 30% de los ingresos de las familias, la cosa se complica. Yo trabajo con alquileres asegurados y el riesgo que corre el seguro es el 40%. Es decir, para una renta de 800, tienes que tener unos ingresos de 2.000 euros. Y eso lleva a mucha gente a juntarse varias personas. Y eso ya genera una quiebra de garantías. Se está excluyendo a mucha gente y alentando soluciones que no son ideales.

Dice el Observatorio de Alquiler de Vivienda que los ingresos medios de la familia en alquiler protegido es de 13.000 euros al año.

-Pues fíjate, lo que pueden destinar al alquiler con esa renta es entre 360 y 390 euros y ya estás en el ámbito Bizigune, un programa público que capta viviendas en régimen de cesión o usufructo y se lo alquila a un tercero, pero la renta la paga el Gobierno Vasco. Y no es que los propietarios no quieran ceder su vivienda a ese programa, pero es que el mercado le está ofreciendo otras rentas, también con seguridad, con un seguro de impago.

¿Entonces tenemos un problema?

-Y más que va a haber. Estamos a las puertas de un problema serio, pero no sé bien cómo se puede solucionar. La vivienda pública no puede llegar a todo el mundo y mucha gente se queda fuera. Si estamos trabajando para personas de 12.000 euros de ingresos, que tienen las pagas prorrateadas y tienen que vivir, yo no sé si la vivienda pública tiene capacidad para generar un parque de viviendas, amortizarlo y que sea regenerable. Se está haciendo lo que se puede. El mercado de vivienda está expulsando a tanta gente que está obligando a transformar en políticas públicas las políticas de mercado. De tal forma que hay familias de 50.000 euros anuales en programas públicos. Eso es que algo está fallando. La vivienda pública debería estar para dar respuesta a situaciones de necesidad social clara.

¿Miedo a los impagos?

-Sí, pero no es un miedo generalizado. Hay mucha desinformación en esto. El mayor miedo no es a que no le paguen tres o cuatro meses, porque se soluciona por la vía del seguro. Pero hay otro miedo que subyace y es el de maltrato a la vivienda.

"Si hay familias de 50.000 euros al año en programas públicos, es que está fallando algo; estamos a las puertas de un problema serio"

"Si ahora saco una vivienda por debajo de 800 euros en Altza, me bloquean el teléfono a llamadas; es tan triste como eso"