- Si responder al plan de contingencia sanitario resulta complejo en los centros escolares, hacerlo mientras se acometen obras de remodelación que estaban pendientes desde hace tiempo multiplica exponencialmente las dificultades. Es la situación que viven centros guipuzcoanos como el Instituto de Secundaria de Soraluze. Después de muchos años de espera, la reparación de sus instalaciones comenzó en julio, el momento más inoportuno. “Tenemos que convivir con la obra, y es un follón de mucho cuidado”, reconoce sin ambages Amaia Ezenarro, orientadora y jefa de estudios del instituto.

Este contratiempo temporal ha obligado a instalar unos módulos prefabricados que resultan insuficientes para todo el alumnado. El Ayuntamiento también ha cedido varios locales. “Estamos utilizando solo algunas aulas del instituto. De hecho, solamente un grupo de alumnos lo ubicamos dentro del recinto. Dirección y profesoras también estamos repartidas en otras aulas. Va a ser un primer trimestre bastante agobiante porque espacio no nos sobra. Pese a todo, hay que hacer el esfuerzo. Hemos hecho un plan de contingencia con todas las medidas para prevenir riesgos que deben tomar todos los colectivos, incluidas las familias”, detalla.

Se trata de un instituto relativamente pequeño, que acoge a algo más de 150 alumnos, y que tiene un claustro de 28 profesores. “Con las dificultades añadidas de las obras, hemos establecido espacios diferentes de trabajo: por una parte los módulos, las aulas, con entradas y salidas que no coincidan... La consigna es evitar las aglomeraciones”. Los docentes anticipan que el uso de mascarilla durante horas “va a ser un horror”. “Eso, e intentar mantener la distancia de seguridad de metro y medio, algo que ya vemos que no se puede garantizar en todas las aulas”.

La incomodidad de la obra pasará, dice Ezenarro. Cosa bien distinta es el incierto desenlace del COVID-19. “Por mucho que aconsejes que no se mezclen y adoptemos todo tipo de medidas para evitar contagios, no se pueden evitar al cien por cien. Estamos hablando de chavales que, por su edad, tienen su propia manera de funcionar”. Están a la expectativa. “Por el momento, los últimos datos de contagio en Soraluze son bajos pero nadie puede por el momento preveer que va a suceder”, asegura la docente.

El transporte escolar también comienza a rodar con el nuevo curso con una flota que apenas ha tenido actividad. Así lo indican desde la compañía de autobuses Aizpurua. El transporte discrecional apenas se ha movido. “Parecía que venía cierta recuperación pero con los rebrotes se ha vuelto a dar marcha atrás. Ahora mismo la primera dificultad es la burocracia. Todos los vehículos han estado de baja y es preciso darles de alta para presentar la documentación que pide, tanto delegación como las escuelas privadas”.

Según explica Aintzane Aizpurua, de la empresa de autobuses del mismo nombre, mañana comienzan a prestar servicio con once autobuses para nueve colegios de Gipuzkoa, menos de la mitad de la flota de esta empresa que dispone de una treintena de vehículos. Su trabajo se verá además limitado porque, según dice, no va a haber actividades extraescolares, y los niños van a ir a comer a casa, por lo que se pasarán de cuatro servicios diarios a dos. “Estamos deseando trabajar durante todo el curso escolar y que no haya demasiados casos COVID. Será entonces -presagia- cuando aumentará el temor”.

Desde la compañías recomiendan que cuando los autobuses no vayan completos, se trate de liberar los asientos posteriores al del conductor y del copiloto. Se podrán utilizar sin problemas las dos puertas de los vehículos. “Vamos a funcionar con total tranquilidad, haciendo una desinfección pormenorizada.

Aizpurua sabe, en todo caso, que intervienen factores externos. “Si hay un positivo habría que cambiar de conductor, desinfectar el autobus y seguir adelante. Ante esos casos habrá que ver también cómo responden los colegios, los padres y madres y los monitores. Son muchas cosas las que están en juego. Habrá que ir improvisando sobre la marcha, hacer uso del sentido común y cruzar los dedos”.