- Se veía venir y las autoridades sanitarias lo temían. El buen tiempo anima a salir de casa y una de las alternativas más demandadas para el disfrute del ocio son las playas que, pese a la necesidad de respetar las medidas de prevención y protección ante el COVID-19, principalmente la distancia interpersonal, mostraron algunas horas de ayer un aspecto abarrotado.

Un total de siete playas de Gipuzkoa, entre ellas las donostiarras de La Concha y Ondarreta, tuvieron que cerrarse ayer tras completar el aforo máximo permitido como medida de prevención contra el coronavirus.

La aplicación de la Diputación de Gipuzkoa indicaba ayer que los arenales que tenían por la tarde su capacidad completa eran, además, los de Antilla (Orio); Zarautz; Malkorbe (Getaria); Itzurun (Zumaia) y una parte del de Hondarribia.

La única playa que registraba en el territorio una ocupación media era la de Ondarbeltz (Mutriku), mientras que el resto mostraban una ocupación alta o el aforo completo en este primer domingo soleado del mes de julio, según se podía ver en la app Hondartzak de la institución foral.

Los comentarios de los bañistas al salir de las playas donostiarras no dejaban resquicio a la duda: “Están llenas, para que vamos a decir que no, pero yo creo que sí tenemos más cuidado”, explicaba Mari Jose, una asidua a la playa de Ondarreta.

Lo cierto es que los arenales, que en los días laborables muestran un aspecto más tranquilo, los fines de semana soleados se llenan e incluso se da la curiosa imagen de las colas, unas colas que nunca antes se habían dado para disfrutar de las playas y de las aguas del Cantábrico.

La consejera de Salud, Nekane Murga, insisitía el sábado en que solo la “prevención” pueda hacer que los buenos datos del COVID en Euskadi se mantengan, objetivo al que no contribuyen “algunas actitudes que hemos visto los últimos días”.