- A media tarde de ayer se escuchaba por megafonía a los usuarios del centro GSR Debagoiena de Aretxabaleta, entregados a la partida de bingo como un día cualquiera. Era la muestra más palpable de que las aguas retoman su cauce y que la excepción, como es la pandemia, va dando paso a la cotidianidad en las residencias. La red foral quedará hoy libre de coronavirus tras el traslado de tres usuarios asintomáticos de este centro a la tercera planta del Hospital de Eibar, que se estrena así como nuevo recurso de referencia.

Tras 23 días sin nuevos contagios en las residencias, un cuarto usuario de este centro ha dado positivo tras ser ingresado en el hospital por patologías previas. Son los únicos casos diagnosticados en una red que llegó a registrar 556 contagios y que, tras librar una dura batalla, comienza a ver la luz al final de un largo túnel que parecía interminable.

Ayer se cumplió un mes desde que se registró el último fallecimiento en la red foral. Son ya 392 las personas mayores que viven para contarlo después de haber superado el COVID-19. Ahora que se acaba de entrar en la fase 3 de la desescalada, llena de carga emotiva por los primeros contactos entre usuarios y familiares, cabe recordar que la crisis sanitaria se ha cobrado la vida de 167 personas, a pesar de la enorme implicación y esfuerzo en cada uno de los 65 centros.

De los 5.425 usuarios que acoge la red, durante los últimos días han sido seis las personas que permanecían con diagnóstico positivo en el centro GSR Debagoiena de Aretxabaleta. Las pruebas médicas revelan ahora que la mitad de ellas han dejado de presentar carga viral, por lo que son tres los casos que hoy mismo serán derivados a la nueva instalación del Hospital de Eibar, cedida por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco a la Diputación de Gipuzkoa. Este equipamiento cuenta con 48 plazas en dos unidades separadas, que pueden ser ampliadas en caso de necesidad.

La actitud, el esfuerzo y la colaboración mostrada por las familias han sido determinantes para reconducir este reto sanitario de primer orden, como recalcó ayer la portavoz de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Eider Mendoza. Advirtió, eso sí, que no cabe bajar la guardia, palabras que suscribe punto por punto Inge Landaluce, coordinadora del centro GSR Debagoiena de Aretxabaleta.

Este recurso, ocupado por 153 usuarios de las 170 plazas disponibles, es el último reducto que ha encontrado el virus en la red foral de residencias. El coronavirus se propagó por sus instalaciones con posterioridad. Lo hizo a mediados de abril, cuando en otros centros ya lamentaban fallecimientos. "Al principio todo era desconocido, pero en la vida de todo se aprende. Con el tiempo hemos ido ganando tranquilidad, y también ayuda saber que los casos positivos salen a la luz porque los estamos buscando decididamente. Estamos realizando muchas pruebas a todo el personal, porque queremos detectar cualquier positivo antes de que presenten síntomas. De este modo, siempre es más fácil la recuperación", explica la responsable.

El centro de Aretxabaleta, como el resto de equipamientos del territorio, ha tenido que reorganizar sus recursos para manejarse ante la pandemia y prevenir un posible caso positivo. Trabajan de manera sectorizada, en módulos de 20 personas.

Salvo esa redistribución modular que impone la crisis sanitaria, las actividades se han ido retomando paulatinamente, como en los quince centros que han dejado atrás el virus tras haber resultado contagiado alguno de sus usuarios. "Incluso los casos positivos que tenemos, son asintomáticos y se encuentran muy bien. Lo que ocurre es que es preciso aislarlos en otra unidad". Un lugar exclusivamente diseñado en Aretxabaleta para ubicar a estas personas que hoy mismo comenzará a desmantelarse, toda vez que es el Hospital de Eibar el centro de referencia a partir de ahora.

En la medida en que los usuarios pasan a ser atendidos en la ciudad armera, Aretxabaleta se sumará a partir de ahora al régimen de visitas familiares -de una sola persona y con cita previa- que ha comenzado esta semana en los centros residenciales de modo presencial.

Tendrán que esperar hasta el lunes que viene para poder ver a sus seres queridos ya que durante estos días es preciso realizar las tareas de desinfección. Durante la pandemia se han registrado 39 contagios y seis fallecimientos. "Extremamos las medidas de seguridad, pero mientras no haya una vacuna estamos expuestos a que en cualquier momento pueda haber un rebrote. Aquí estamos muy mentalizados porque lo hemos vivido en primera persona, pero la gente está en la calle, y el virus también, por lo que nadie sabe con certeza lo que puede llegar a ocurrir", advierte Landaluce.

Ante un eventual contagio, la tercera planta del Hospital de la localidad armera está preparada para hacer frente al coronavirus. Este espacio acogerá los casos de COVID-19 y los aislamientos previos de catorce días que se exigen a los nuevos ingresos en los centros. La apertura del centro de la Cruz Roja a casos de COVID-19, así como su nueva ubicación en Eibar, tiene por objetivo evitar la saturación del sistema sanitario.

El traslado ha sido decidido tras contrastar la opinión de "expertos médicos y técnicos" en el marco del Plan de Adaptación a la Nueva Realidad promovido por el departamento de Políticas Sociales.

Tras 23 días sin contagios, en las últimas horas se ha registrado un nuevo positivo de una persona mayor que ha sido ingresada