- En apenas 24 horas, Gipuzkoa ha conocido la existencia de cuatro agresiones sexistas registradas en ambientes de izquierda y abertzale. Mediante un escrito enviado por la víctima a Urola Kostako Hitza el miércoles, se supo que un exconcejal de Bildu era acusado de haber abusado de una camarera en el bar Arrano el pasado mes de deciembre. Casi simultáneamente, en Hernaniko Kronika se publicaba otra denuncia, en este caso firmada por Hernaniko Koordinadora Feminista, en la que se descubrían tres agresiones sexuales recientes y "graves" a cargo de una persona conocida por las víctimas y perteneciente a la misma comunidad militante.

Para denunciar estos delitos, cientos de personas se concentraron ayer en Zarautz y Hernani. Lo que llama la atención es que los cuatro episodios han salido a la luz porque han sido denunciados en distintos medios de información local, sin que se conozca la existencia de denuncias previas por parte de las víctimas ante la policía.

En Hernani, varios cientos de personas se concentraron en la plaza de los Tilos, acompañando su protesta con una cacerolada y bajo el lema "Erasotzaileak kanpora. Nazkatuta gaude", que figuraba en la pancarta desplegada junto al quiosco.

Una hora después, en la plaza del Ayuntamiento de Zarautz, medio millar de personas, la mayoría jóvenes, respondieron a la llamada de los convocantes para denunciar la agresión en la taberna Arrano. A la protesta se sumaron los representantes de los cuatro partidos de la corporación municipal (PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos) con el alcalde Xabier Txurruka a la cabeza. También acudió la directora foral de Igualdad, Miren Elgarresta

Al acto acudieron varios familiares de la víctima, y la madre leyó un breve texto para agradecer el apoyo de los allí congregados y mostrar su solidaridad con todas las mujeres que pasan por este mismo trance.

En una entrevista ayer en Euskadi Irratia, Arnaldo Otegi fue preguntado por estos sucesos en la medida en que, en el de Zarautz, Sortu ha sido acusado de querer silenciar la agresión. Otegi lo negó y calificó de "muy injusta" la acusación. El líder de Sortu explicó que la formación dispone de "un protocolo feminista" que establece que el denunciado es "apartado" cautelarmente mientras se activa un proceso que no tiene orientación "punitiva" sino "reparadora".

Cuando menos, parece evidente que el método no ha funcionado. Según se explica en el texto de respuesta que envió Sortu a la carta de la víctima, se trata de un protocolo que busca borrar las "etiquetas" que suelen marcar las vidas de agresor y agredida, superando la "dicotomía entre víctima y culpable" mediante la aplicación de un enfoque "transformador y de izquierdas". Este enfoque tendría como objetivo la "deconstrucción del comportamiento machista" y el "empoderamiento de los valores feministas".

Concentración en Hernani contra agresiones sexistas

Concentración en Hernani contra agresiones sexistas

Para llevar adelante este proceso, la dirección nacional de Sortu designó un intermediario, cuyo desempeño fue criticado por la víctima, que confiesa que se sintió desamparada y que, en última instancia, habría buscado "preservar el buen nombre de la sociedad Arrano y de la izquierda abertzale, llegando al punto de ocultar la agresión y amparar al agresor".

Al mismo tiempo que se conocía este episodio, en Hernani afloró una segunda denuncia, en este caso de la coordinadora feminista de la localidad. En ella, se habla de tres agresiones ocurridas en los últimos días a cargo de una persona joven que ya habría protagonizado episodios similares anteriormente. En el texto, explican que frente al patrón que describe las agresiones sexuales como hechos que suceden en etornos nocturnos, de vuelta a casa y por personas desconocidas, la realidad muestra que eso "no es así". Dice la denuncia que los agresores "son miembros de nuestra comunidad, los conocemos, son cercanos, del entorno, miembros de nuestras familias, cuadrillas, compañeros de militancia, no fantasmas que aparecen al amparo de la noche". Y va más allá en la descripción indirecta del atacante: "El agresor no es un hombre que viene al pueblo en época de txotx, o alguien que ha venido de fuera a vivir, o un extraño que aparece una noche por aquí. Es un miembro de nuestra comunidad, las mujeres atacadas le conocen" y tras haber sido atacadas "han tenido que compartir espacio" con él, una situación que ha agravado su estado de ansiedad.

El escrito rechaza la tesis que explica estos comportamientos en que el agresor es un "monstruo", sino que ocurre "porque son toleradas socialmente, y mucha veces, también ocultadas".