- El 17 de julio de 2019 Antonio llegó al Hospital Donostia "con la cabeza abierta por dos sitios, el cráneo aplastado por la parte frontal del golpe, la caja torácica aplastada, que no lo supimos hasta que vinimos a Valencia", y una de las costillas rotas le había perforado el pulmón, lo que le obligó a estar un tiempo con una bolsa de drenaje. También se fracturó un codo y estuvo tres semanas en la UCI, grave, con su familia en un sinvivir. Él, lo dice "con la mano en el corazón", no recuerda "nada". "Ese día lo tengo muy perdido", reconoce. Solo sabe lo que le dicen los compañeros de trabajo, los que le vieron caer hace casi once meses de 20 metros de altura, desde la cubierta del estadio de Anoeta hasta el césped que hoy sueña con la Champions. Casi un año después, este martes ha sido intervenido en Valencia y ya tiene la prótesis colocada. Las cinco horas de intervención, reconocen fuentes próximas al trabajador, han ido "muy bien".

"Los compañeros están siempre encima, y me llaman para saber cómo estoy y el que estaba conmigo arriba, que en principio estaba él para hacer la faena, me dice que yo le dije que lo haría de su parte. Es lo único que sé". Después, el vacío. 20 metros de caída y lágrimas. Pero hoy, en la cabeza de Antonio solo hay una cosa: recuperar su pierna, la misma que querían amputarle el pasado mes de septiembre, hasta que las gestiones efectuadas por el sindicato ELA ante la mutua de accidentes, la empresa contratista de las obras de Anoeta y la propia Real Sociedad, dieron fruto y acordaron acudir el doctor Pedro Cavadas, un especialista valenciano de reconocido prestigio que veía posible salvar la pierna de Antonio. "De momento, solo pido andar, porque ahora parezco robocop", confiesa el protagonista.

Antonio Escandón, de 52 años en la actualidad, ha vuelto a nacer. "Hace poco estuve escuchando una noticia y también cayó otro hombre (el 28 de enero) en un campo de fútbol de Gijón (El Molinón), de la misma altura que yo... Y el pobre no lo contó", lamenta este trabajador. Su hija apostilla: "Hasta hace un mes no era consciente del golpe que tuvo, hasta que un día el médico le empezó a enumerar lo que tenía. Él solo veía su rodilla; se acaba de ver tres heridas que ni sabía que tiene".

Hacia las 14.00 horas de este martes ha concluido en el Hospital Nueve de Octubre de Valencia la intervención quirúrgica a la que le ha sometido el doctor Pedro Cavadas. Ya lo hizo a finales del pasado año para realizarle un vaciado y evitar la amputación. La operación de este martes "ha ido muy bien", reconocen fuentes próximas a Antonio, y ha sido la culminación de un trabajo por el que Igor San José, responsable de la Construcción del sindicato ELA, luchó con uñas y dientes, hasta encontrar la colaboración del presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, en contra del criterio inicial de la mutua.

Este lunes, cuando hablaba con NOTICIAS DE GIPUZKOA por teléfono, Antonio Escandón solo pensaba en la promesa del doctor Cavadas: "Dice que recuperaré el 80% de la movilidad, aunque conseguir un 50% ya sería mucho", confesaba. Poco le preocupa la larga rehabilitación que le espera si todo sale bien, ni la posible intervención que pueda quedarle pendiente en el codo para eliminar las molestias que le ocasionó una anterior operación.

Arantxa, hija de Antonio, tiene una mayor percepción de la realidad y este lunes admitía vivir con "impaciencia la cita de hoy, después de tanto tiempo, porque el mes que viene se va a cumplir un año del accidente. Si quieres que te sea sincera, él no es consciente de lo cerca que estuvo de morir. Lo iban a operar el 17 de marzo, pero con todo esto del coronavirus...", explica Arantxa, que recuerda aquellos días en Donostia..

Antonio vive en un pequeño municipio valenciano, Paiporta, con otro hijo suyo, en casa de su hija Arantxa y su marido. "Lo más duro ha sido para él, porque es muy impaciente y ahora mismo tiene que caminar con muletas y no puede valerse por sí mismo", explica la hija.

Aún así, no es nada comparado con la sombra de la muerte en las primeras semanas, ni cuando "la mutua empezó a poner problemas" para acudir a Pedro Cavadas. "Al doctor ya lo conocíamos porque es de Valencia y le pedimos una segunda opinión antes de que le cortaran la pierna", asegura.

Las negociaciones fueron tensas, asegura Igor San José, a quien Antonio asegura "que le tengo mucho que agradecer. Se lo debo a él también. Le prometí que iba a volver andando a San Sebastián, porque tengo que darle las gracias a mucha gente; yo ya estuve trabajando en ese estadio (Anoeta) en 1993 y conozco a muy buena gente allí, se puede decir que son como mi familia. Y volveré para comerme un chuletón", añade. Al preguntarle si se imagina protagonizando un saque de honor en el nuevo estadio txuri-urdin, resopla: "Ufff!, eso sería..., pero sí me gustaría ir a ver el campo".

"Yo le tengo que dar las gracias al presidente de la Real Sociedad porque se ha preocupado", explica el propio Antonio. Su hija le contó que cuando estaba grave, el presidente llamó y "le envió unos regalos; y sé que después de la operación quiere hablar con él".

"En enero, un chico cayó en otro estadio en Gijón desde la misma altura que yo y no puede contarlo"

Trabajador accidentado en Anoeta