eservaron sitio para comer de tres a seis de la tarde en la terraza y la verdad es que estuvieron muy bien. Hablamos antes sobre el tema de las mesas, porque no se puede juntar grupos de más de diez personas y no les podíamos poner juntos, así que los repartimos en diferentes. Se les veía con ganas, después de dos meses" de confinamiento, asegura Tere, la encargada, junto a su marido, Antton, del bar Ibai de Ordizia, el establecimiento emisor de la factura que se viralizó el pasado fin de semana en buena parte de Gipuzkoa. Fue el pasado sábado por la tarde: comida y sobremesa larga.

Los jóvenes hicieron un gasto total de 620,60 euros: 280 en comida, lo primero; y otros 354 euros en gintonics: 59 en total; más tres cañas de cerveza de alguno al que la ginebra le rascaba la garganta. Una media de cuatro gintonics y medio por cabeza. Bien organizados, de cuatro en cuatro, jugando al mus, según ha podido saber este periódico.

La escena no pasó desapercibida e incluso una patrulla de la Er-tzaintza pasó hacia las "seis de la tarde" a vigilar y recordar a la gente que hay que consumir sentados y que no se puede estar de pie en las terrazas. Los agentes habrían acudido alertados por algún vecino de la zona que percibió más ruido del habitual durante esta pandemia en la plaza Garagartza de Ordizia, donde se concentran tres bares con amplias terrazas que ya han abierto sus puertas al público en esta fase 1. Una estampa inusual en otros puntos de Gipuzkoa, ya que siguen siendo minoría en el territorio los bares que han abierto sus puertas en esta etapa de la desescalada.

"Los chavales, de unos 26 años, no estaban gritando ni nada raro, pero estaban animados y hablando entre ellos", reconoce Tere. "Estaban a gusto, pero se tuvieron que ir porque teníamos reservada la mesa para otra cena", añade.