Desde que en marzo se detectaran los primeros casos de COVID-19 en Gipuzkoa, la capacidad de reacción ha sido de vital importancia para poder tomar decisiones que posibiliten atender las necesidades más urgentes. “No ha habido un momento de respiro. Nuestra prioridad ha sido conocer lo que estaba sucediendo en nuestros recursos, sobre todo en los centros residenciales de mayores, ya que se trata del colectivo más vulnerable frente a este virus invisible y silencioso”. Son palabras de Maite Peña, diputada foral de Políticas Sociales.

El departamento que dirige Peña ha puesto en marcha un Plan de Choque con más de 90 medidas y sus resultados ya son visibles, aunque no es momento de bajar la guardia. “Podemos decir que estamos saliendo del primer túnel, pero debemos ser conscientes de que esto no ha acabado. Es preciso seguir trabajando desde la prudencia y la responsabilidad”, subraya.

La comunicación y la coordinación han sido puntos clave a la hora de abordar la crisis sanitaria y una de las medidas adoptadas ha sido la creación de un equipo técnico conformado por personal médico y sociosanitario cuya labor ha sido la de mantener un contacto diario con todos los centros residenciales. “Esto nos ha permitido conocer la situación y las necesidades específicas de cada centro del territorio, independientemente de si estos son de titularidad pública o privada”, insiste la diputada.

Labores de desinfección

Ahora que los datos sobre nuevos contagios y fallecimientos han mejorado notablemente, el ente foral insiste en la necesidad de seguir trabajando desde la prevención. En ese sentido, continúan realizando labores de desinfección en los centros residenciales por parte del personal de bomberos, voluntarios de la DYA y equipos especializados en las habitaciones. “Hemos llegado a hacerlo cada cuatro días, tanto en las zonas comunes como particulares”, ha subrayado.

En cuanto a los equipos de protección, aunque ha costado hacer acopio de los mismos debido a las ya sabidas restricciones en el mercado internacional, el hecho de que la pandemia tardara un poco más en llegar a Gipuzkoa, ha permitido al territorio, en palabras de Maite Peña, “tener una mayor capacidad de reacción”. Así las cosas, Diputación ha completado el reparto de material realizado por Osakidetza con más de 700.000 equipos de protección individual repartidos en todos los recursos.

Asimismo, el departamento dirigido por Peña ha adquirido maquinaria específica que permite reutilizar mascarillas, aunque aclaran que no todas las mascarillas son reutilizables. “Esta máquina nos ofrece la posibilidad de hacer frente a la posible escasez de material que se pudiera producir”.

Apoyo psicosocial

La gestión emocional de las personas que se han visto afectadas por la pandemia, tanto usuarios como familias y profesionales, ha sido otro de los caballos de batalla. “Cada caso que se ha producido en una residencia se ha comunicado no solo a la familia del afectado, sino al resto de familias del centro. Por otra parte, hemos ofrecido apoyo psicológico a todas y cada una de las familias que han perdido un ser querido, dado que lamentablemente no les ha sido posible despedirse”.

Así las cosas, y ante la imposibilidad de ofrecer un servicio presencial, se ha puesto en marcha el servicio de atención psicosocial, información sobre prestaciones y orientación general a través de Telezaintza (900 43 43 43) para personas dependientes y cuidadoras.

Se ofrece también un servicio de intervención grupal para el personal cuidador a través de sesiones por videoconferencia con el objetivo de reducir el sentimiento de soledad, los niveles de ansiedad y de estrés, ofrecer apoyo emocional y reforzar la red social que ayude a afrontar esta situación a través de grupos de personas cuidadoras que se encuentren en situaciones similares.

Cuatro objetivos estratégicos

El Plan de Choque elaborado por el departamento de Políticas Sociales de la Diputación Foral de Gipuzkoa pretende responder estratégica y coordinadamente a una situación sin precedentes a nivel global, pero con efectos a nivel local en el ámbito social sociosanitario.

Dicho documento contiene cuatro objetivos estratégicos: prevenir y contener la propagación del virus, reforzar mediante servicios y recursos aquellas situaciones identificadas como graves, e informar a familiares y allegados de las personas residentes sobre las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis sanitaria.