- El último paciente abandonó ayer al mediodía el hotel María Cristina de Donostia. Tras las labores de recogida y desinfección, los sanitarios también lo abandonarán hoy, casi 40 días después de entrar. Durante seis semanas el lujoso hotel ha acogido a pacientes leves con COVID-19. Convertir un hotel en un hospital ha sido una experiencia nueva y "muy satisfactoria", en palabras del responsable de Osakidetza que ha gestionado la instalación, Antonio Arraiza.

En total han pasado por el María Cristina 58 pacientes, que han estado allí una media de dos semanas, y alrededor de trece profesionales sanitarios, la mayoría de la OSI de Donostialdea. Con ellos ha trabajado también parte de la plantilla del hotel, que seguía a cargo de las cuestiones de seguridad y mantenimiento. "La colaboración ha sido muy buena, ha habido buen ambiente entre unos y otros y coordinación", incidía ayer Arraiza, que, al igual que Osakidetza, agradeció la actitud tanto del Consistorio (propietario del edificio del hotel) como de la empresa gestora del establecimiento, la cadena Marriott.

La evolución de la pandemia en las últimas semanas ha hecho que Osakidetza solo haya tenido que utilizar las 28 habitaciones de una planta (tenía las cuatro disponibles). Pero ha servido para liberar habitaciones en los hospitales en el peor momento de la crisis sanitaria. "Ha sido un recurso intermedio, algo que no existía, que ha permitido adelantar el alta hospitalaria a algunos pacientes", explica Arraiza. Los derivados al hotel eran pacientes leves y autónomos, que no requerían grandes cuidados pero que tenían que seguir aislados y no podían estarlo en sus casas, bien por las características de sus viviendas (espacios reducidos o un solo baño) o porque convivían con colectivos de riesgo (mujeres embarazadas o personas con patologías previas). Han estado en el hotel hasta dar negativo en las pruebas, para poder regresar a casa sin temor a contagiar a otros.

La mayoría han sido pacientes de Donostialdea, aunque el hotel estaba abierto también a personas del resto del territorio.

Puede parecer hasta glamuroso haber pasado dos semanas en el María Cristina, "o generar incluso envidia", reconoce Arraiza, aunque lo cierto es que todos ellos han estado aislados en sus habitaciones sin salir durante su estancia en el hotel y no han disfrutado de él.

En esas habitaciones, además, habían retirado parte del mobiliario y cubierto con plástico el restante, además de eliminar alfombras y cortinas, para facilitar la limpieza de los espacios. También la moqueta de los pasillos fue cubierta.

"La sensación desde el punto de vista sanitario es positiva, se ha demostrado que un hotel acondicionado como hospital de apoyo es un buen recurso asistencial en situaciones como ésta", reflexionó Arraiza, que confesó que, aunque es válida, espera que no haga falta volver a recurrir a esta fórmula en el futuro. Además del María Cristina, en Gasteiz también el Gran Hotel Lakua fue puesto a disposición de Osakidetza al inicio de la crisis sanitaria y por él pasaron hasta 187 pacientes con sintomatología leve.

En Donostia, seis semanas después de llegar, médicos, celadores y enfermeras abandonarán hoy el hotel, que vuelve a manos de la cadena Marriott. Responsables de Osakidetza comparecerán hoy con el alcalde, Eneko Goia, para escenificar que dan por concluida su colaboración.

Aunque haber pasado dos semanas en el María Cristina podría generar cierta envidia, los pacientes no han salido de sus habitaciones

Osakidetza solo ha necesitado utilizar 28 habitaciones de una planta del hotel, aunque tenía los cuatro pisos disponibles