os semanas han pasado desde que se decretó el estado de alarma por emergencia sanitaria motivada por el COVID-19 y Gipuzkoa responde de forma responsable a la obligación de quedarse en casa. Las calles, plazas y paseos de todos los municipios del territorio mostraban ayer un aspecto inusual para un día de primavera.

Incluso la meteorología quiso sumarse al estado de tristeza en la que se ve inmersa la población, con una jornada que amaneció soleada pero que, con el paso de las horas, acabó siendo gris y lluviosa.

A primera hora de la mañana todavía se podían ver algunas personas, pocas, que salieron de sus casas para comprar el pan y el periódico, aunque volvieron a sus hogares con celeridad y ya por la tarde era prácticamente imposible cruzarse con nadie, más allá de los dueños de perros que sacaban a pasear a su mascota.

Por delante, más días de ecos de voces perdidas en las calles de Gipuzkoa.