arece mentira que la vida pueda continuar cuando un simple apretón de manos se ha convertido en un arma. Aunque parezca mentira, y aunque mucho peor, la vida continúa gracias a la tecnología. La escuela a distancia, las videollamadas de aliento a un ser querido en situación de riesgo frente al COVID-19 o el teletrabajo por ley son algunos ejemplos de lo que la tecnología ha hecho posible y que tan solo unas semanas atrás nos parecían impensables. Suena igual de irreal que alguien pueda defender su tesis doctoral desde su cuarto y en zapatillas de casa. Lo de las zapas caseras evidentemente es una licencia, pero el resto es verdad. Carlos Ruiz, un joven nicaragüense que estudió el máster y trabaja como docente en Mondragon Unibertsitatea (MU), acaba de doctorarse sin salir de su domicilio de Arrasate.

El martes este joven ingeniero de 30 años presentó su tesis por videoconferencia ante los doce miembros del tribunal que debía juzgar la investigación sobre plantas de energía eólica marina que desarrolló durante tres años en colaboración con la empresa Ingeteam. A grandes líneas, la tesis viene a demostrar que incorporando un algoritmo en cada aeroturbina se mejora significativamente la calidad de la energía que se genera en los parques eólicos. El resultado es que Carlos ya es doctor y con sobresaliente, nada menos.

"Estuve cuatro meses escribiendo el informe final de la tesis doctoral y lo presenté a principios de enero", explica. Hay un lapso de dos meses entre el depósito de la tesis hasta su defensa, que estaba planificada para el 17 de marzo en las instalaciones de Mondragon Unibertsitatea. Estaba citado allí con un plantel de especialistas de la Universidad Politécnica de Catalunya, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad Carlos III de Madrid, Ingeteam y MU, pero Carlos nunca fue.

"Unos días antes la universidad suspendió la actividad por el coronavirus aunque me ofrecieron la posibilidad defender la tesis por videoconferencia", comenta. Entonces MU "habilitó la firma digital, de forma que cada miembro del tribunal pudiera certificar la superación de la tesis. También me facilitaron la posibilidad telemática de presentar las transparencias que iba a usar en mi exposición oral y colocaron varias cámaras en mi habitación para que todos los miembros del tribunal pudieran verme desde todos los ángulos". Y llegó el día. Un joven en su habitación sentado frente a frente al tribunal de su tesis, vigilado por varias cámaras y cruzando los dedos para que no hubiese fallos técnicos.

"Antes de empezar estaba nervioso porque me habían dicho que si se caía la conexión con alguno de los miembros del tribunal o había algún problema técnico la defensa se aplazaría hasta que todo esto del coronavirus haya pasado", señala. La exposición duró tres horas y "gracias a Dios no hubo ningún impedimento técnico", recuerda. Prueba superada. Ahora el doctor Ruiz pasa las horas preparando clases online para sus estudiantes de Ingeniería en Mondragon Unibertsitatea. Desde su perspectiva, la situación de crisis provocada por la pandemia del coronavirus "ha hecho que la universidad se ponga las pilas para, en una situación tan complicada, dar respuesta a las necesidades y mantener la actividad".

Mondragon Unibertsitatea habilitó la forma digital para los miembros del tribunal y colocó varias cámaras en el cuarto de casa de Carlos

Este doctor considera que la crisis del COVID-19 ha hecho que la universidad "se ponga las pilas para mantener la actividad"