donostia - Aumentar la plantilla, dotar de las herramientas y recursos necesarios y mejorar los protocolos y procedimientos de sus actuaciones para que puedan trabajar con una cierta protección. Estas son las principales reivindicaciones de la asociación de guardas forestales de Gipuzkoa, que lamenta que mientras el territorio es referente en muchos ámbitos, su sector es "el furgón de cola" del Estado, con un servicio y una organización de comienzos del siglo XX que trata de dar respuesta a las necesidades del siglo XXI.

Los guardas forestales Antton Gómez y Xabier Rubio comparecieron ayer en las Juntas Generales en nombre de la asociación de guardas forestales de Gipuzkoa para dar a conocer la situación en la que se encuentran los 48 trabajadores del sector en el territorio y reclamar un mayor apoyo de las instituciones.

Recordaron que sus funciones son múltiples, desde llevar a cabo trámites administrativos hasta monitorizar los montes, hacer seguimiento de la flora y la fauna, así como participar en distintas emergencias como rescates de montaña o extinción de incendios. Además, ejercen de "policía administrativa y judicial genérica" del medio ambiente.

Este servicio se presta "los 365 días del año 24 horas al día", algo que a juicio de los guardas forestales es "complicado" de cubrir con una plantilla de 48 trabajadores. "En nuestro trabajo y en los servicios que damos, sobre todo en emergencias, hay un gran hueco. Las guardias de fin de semana y festivos son de 60 horas. En ellas habría que hacer patrullaje real, pero es imposible. No se le puede pedir a dos guardas que cubren una comarca amplia que patrullen. Eso no lo hacen ni los guardias municipales ni los ertzainas. Hacemos lo que podemos, pero esas situaciones se sostienen solo si no hay urgencias", expuso Gómez.

Y entre estas, las que mayor preocupación despiertan son los incendios forestales, que el año pasado provocaron la apertura de 26 investigaciones por parte de los guardabosques. "Cuando vemos las imágenes de Australia, tenemos que pensar que con el cambio climático también estamos expuestos a esas situaciones", alertó Gómez, que añadió: "Nuestro sistema de extinción no se sostiene, está cogido por los pelos y funcionará solo si llueve mucho. Los bomberos tienen una respuesta muy rápida y, si pueden llegar los camiones al comienzo del fuego, son muy efectivos, pero si el fuego está lejos de la pista, en malas condiciones y se ha propagado con rapidez, los parques que tenemos no llegan a hacerle frente". Asimismo, aseguró que "los retenes de montaña no tienen formación, la gente es bastante mayor, no tienen presupuesto, les falta mucho material y calculamos que, si hay dos fuegos importantes a la vez, el sistema se cae".

Los agentes forestales aprovecharon la comparecencia para exponer la precariedad con la que desempeñan su trabajo en el día a día y denunciaron desde una falta de formación que han paliado con cursos pagados de sus bolsillos y realizados en días de vacaciones, hasta ausencia de vehículos preparados para atender emergencias, o de protocolos que permitan encarar situaciones como enfrentamientos con cazadores furtivos que han llegado a "apuntar con un arma" a los guardabosques. "Si alguien apunta con una carabina a un agente de la Ertzain-tza, al día siguiente aparece en todos los periódicos. ¿Por qué si nos pasa a nosotros no?", se preguntó Gómez.

Con esta precariedad sobre la mesa, la asociación de guardias forestales pide a la Diputación que dote de los recursos necesarios a la plantilla, le proporcione las herramientas que necesita para desempeñar sus funciones y le facilite formación para que puedan llevar a cabo sus tareas con una mayor protección. Además, piden que se elaboren protocolos y procedimientos de colaboración con la Ertzaintza que les otorgue seguridad. "Exponemos esto para construir un servicio preparado para el siglo XXI. Estamos preparados para colaborar, pero tenemos la sensación de que tenemos que tirar de la Diputación, de que la llevamos a rastras", concluyó.

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Investigaciones se llevaron a cabo el año pasado en Gipuzkoa por incendios forestales "de distinto tamaño y casuística muy variada".