donostia - La N-I a su paso por Beasain u Ordizia, a la AP-8 a la altura de Zarautz o Elgoibar, el cruce entre la variante de Donostia y la autopista en Oiartzun y Errenteria... El ruido provocado por el tráfico rodado es uno de los principales factores de contaminación acústica en nuestro entorno y son muchas la imágenes que a uno le vienen a la mente cuando piensa en carreteras contiguas a núcleos urbanos. Según el Plan de Acción frente al Ruido en las Carreteras, elaborado por la Diputación, el 3,7% de la superficie de Gipuzkoa está expuesta a niveles de ruido por encima de los objetivos de calidad acústica, una situación que afecta al 14,4% de la población. Además, estas molestias tienen incidencia en 88 elementos sensibles, de los cuales once son de carácter sanitario y 77 de uso docente.

Para revertir esta situación y minimizar las molestias, el Departamento de Infraestructuras Viarias que dirige Aintzane Oiarbide invertirá en los próximos años 10,1 millones de euros en diferentes medidas correctoras de las que se beneficiarán 28.255 guipuzcoanos afectados por niveles altos o muy altos de contaminación acústica derivada del tráfico. Así se desprende de este documento, publicado en el Boletín Oficial de Gipuzkoa el pasado viernes para dar cumplimiento con el respectivo periodo de alegaciones.

Este Plan de Acción es un instrumento que sirve de diagnóstico de la situación actual en el territorio y también marca el camino que debe seguir la institución foral para establecer las oportunas medidas correctoras.

No es la primera vez que la Diputación hace un trabajo similar. En 2008, el Departamento de Infraestructuras Viarias redactó los mapas estratégicos de la red foral de carreteras con una intensidad media anual de vehículos superior a seis millones. En diciembre de ese mismo año se elaboró el Plan de Acción correspondiente. Desde entonces y tal y como marca la legislación, los mapas de ruido se revisan constantemente para adaptar los planes de acción a las necesidades de cada momento. En junio de 2017, sin ir más lejos, se elaboraron los mapas estratégicos de ruido y mapas de ruido de carreteras para vías de gran intensidad de tráfico.

Ahora, con este documento, la Diputación ha estudiado las vías de titularidad foral que tienen una intensidad media diaria superior a los 6.000 vehículos. En total, han sido analizados 32 ejes viarios y se concluye que, aunque la mayoría de zonas están clasificadas con un impacto acústico bajo para la población, existe diez áreas con niveles altos o muy altos de ruido y que además, afectan a un volumen importante de población: 28.225 personas.

En concreto, estas zonas son: el cruce de la GI-20 y la AP-8 en Oiar-tzun y Errenteria; el cruce de la GI-20 y la GI-636 entre Errenteria y Donostia; el cruce de la GI-20 con la GI-41 por Donostia; el enlace de la N-I con la GI-11 en Lasarte-Oria; el paso de la AP-8 por Zarautz; el de la N-634 y AP-8 por Elgoibar; el cruce de la N-I con la AP-15 en Andoain; el cruce de la N-I con la GI-2130 en Tolosa e Ibarra; el paso de la N-I por Ordizia; y el paso de esta misma carretera por Beasain.

Pero, ¿cómo se calcula el ruido que provoca el tráfico en una carretera? Lejos de lo que pudiera parecer, no se miden los decibelios en determinados momentos del día en puntos concretos de la vía, sino que se modelizan las carreteras eje por eje, es decir, se ponen en común distintos parámetros como la cartografía, las intensidades de tráfico, los límites de velocidad permitidos, el tipo de asfalto y la distancia de la vía con respecto a los edificios, entre otros. En definitiva, matemáticas puras y duras que permiten conocer el alcance de las molestias generadas.

un problema de difícil solución Elaborar el diagnóstico es un paso fundamental para dar solución al problema, sin embargo, no es sencillo acabar con las molestias. De hecho, diseñar las medidas correctoras que necesita cada espacio es quizás la fase más compleja de todas. Los paneles antirruido que suelen colocarse entre las carreteras y los bloques de viviendas tienen una efectividad muy limitada, según se reconoce desde la propia Administración. Serían necesarios paneles de muchos metros de altura para que esta fuera realmente una solución efectiva, ya que los actuales solo protegen del ruido a los primeros pisos. Y eso sería inviable, ya que requerirían de enormes anclajes y Gipuzkoa carece de suficiente espacio para ello. Por no hablar del impacto visual que supondría para el paisaje.

Pero no solo eso. Se trata de una medida tremendamente costosa para las limitaciones que presenta. El coste de su instalación varía mucho en función de su ubicación, pero puede ir desde los 450 euros por metro cuadrado en las pantallas instaladas en viales, a los 900 euros por metro en viaductos. Precisamente, en estos casos, suelen ser necesarias actuaciones adicionales de revestimiento de las estructuras, para que puedan soportar el peso de las pantallas.

Por ello, y sin desechar esta opción en determinados puntos, las administraciones suelen apostar por otras medidas, como la reducción de las velocidades máximas permitidas en tramos cercanos a bloques de viviendas o edificios singulares.

Además, en los últimos años se está estudiando la efectividad de utilizar asfaltos específicos que minimizan el ruido. Se trata de una medida con un coste notablemente inferior, ya que reasfaltar las carreteras con firmes fonoabsorbentes tiene un precio de 30 euros por metro cuadrado.

No obstante, la elección de la solución depende mucho del lugar donde se presenta el problema.

Es el porcentaje de población que está expuesta a niveles por encima de los objetivos de calidad acústica. Además, hay casi 28.225 personas que sufren ruidos altos o muy altos en diez zonas:

Zona 1. Cruce de la GI-20 y la AP-8 en Oiartzun y Errenteria.

Zona 2. Cruce de la GI-20 y la GI-636 entre Errenteria y Donostia.

Zona 3. Cruce de la GI-20 con la GI-41 por Donostia.

Zona 4. Enlace de la N-I con la GI-11 en Lasarte-Oria.

Zona 5. Paso de la AP-8 por Zarautz.

Zona 6. Paso de la N-634 y AP-8 por Elgoibar.

Zona 7. Cruce de la N-I con la AP-15 en Andoain.

Zona 8. Cruce de la N-I con la GI-2130 en Tolosa e Ibarra.

Zona 9. Paso de la N-I por Ordizia.

Zona 10. Paso de la N-I por Beasain.