Se anticipaba complicado escaparse del volumen que ponen siempre al altavoz de Madrid los partidos de ámbito estatal. Ruido estéril para los ayuntamientos y diputaciones pero difícil de soslayar habida cuenta de que ayer se producían el último Pleno de control en el Congreso y la aprobación de la Ley estatal de Vivienda en el Senado.

Y los mensajes de campaña en Euskadi no se sustrajeron a ello. Los candidatos forales de EH Bildu esgrimieron en cada territorio las virtudes que asientan su política de vivienda en la norma española que han ayudado a aprobar: el límite al precio de los alquileres y la promoción oficial de vivienda. Maddalen Iriarte e Iker Casanova hasta se calcaron frases del guion. En la subasta añadida de promesas a cambio del voto ganó de largo Juan Karlos Izagirre, al que le salían a cuenta 7.000 nuevas viviendas en Donostia. Sin plazo ni presupuesto pero hay que admitir que son un montón.

Más modesto fue el consejero vasco del ramo, Iñaki Arriola (PSE), que no se pilló los dedos con lo que hará y puso en valor las 271 viviendas promovidas durante varios años en Getxo, con 37 millones de inversión. Quizá el coste de esas 271 viviendas puedan dar idea del de las 7.000 de Izagirre y empezar a buscarlo.

Desde el PNV, en Gasteiz su candidata a alcaldesa, Beatriz Artolazabal, no eludió el pulso: 2.000 viviendas es su objetivo para la capital alavesa. Objetivo fijado con independencia de que hubiera o no norma española ya que hay una vasca desde hace siete años.

A ella se acogió también Andoni Ortuzar, en contraposición a la invasión competencial amparada por la izquierda vasca y catalana ayer en el Senado y que sigue denunciando al recordar que los elementos positivos sobre precios del alquiler o zonas tensionadas podrían haberse aplicado con otras normas no invasivas.

Madrid brilla mucho

La campaña de Elkarrekin Podemos siguió ayer eclipsada por el brillo de sus referentes en Madrid. Ione Belarra y Yolanda Díaz no dan opción a la visibilidad de sus candidatas y candidatos en Euskadi y sus propuestas de rebajas de impuestos a los que usen el contenedor verde o apertura de los colegios para usos públicos y aterpetxeak durante el fin de semana. Seguramente, las visitas en los próximos días de las ministras Ione Belarra, Irene Montero y hasta Yolanda Díaz les resitúe en el mapa.

Y, si Madrid brilla, no se puede escapar del abrazo del oso que sigue manteniendo el PP sobre Pedro Sánchez por su relación con EH Bildu. Borja Sémper reverdeció lo mejor del discurso de su partido décadas atrás al reprocharle que estaba cómodo de consejero en Caja Madrid (2004-2009) “mientras nosotros nos estábamos jugando la vida y la juventud por derrotar a ETA”.

Al calor del asunto brotó José María Aznar con su primera intervención. Sin novedad en su relato del apocalipsis secesionista ni referencia a las elecciones locales, que es de lo que va la campaña. Aunque hay que admitir que, incluso a él, le resultaría difícil escapar del efecto de la encuesta del CIS publicada ayer y orientada a las generales de final de año, que le daba a todo el día un tono surrealista y sin ningún interés para lo que se vota el día 28.

Vienen a cuento de este estado de cosas las palabras del presidente del GBB del PNV, Joseba Egibar, ayer en Tolosa –donde acompañó a su candidata a diputada general, Eider Mendoza– cuando recordaba que “para hacer política es necesario tener los pies en el suelo porque sabemos cómo han acabado los que se han dejado llevar por sueños locos”. Y no parece que se refiriera a la canción de Fito Cabrales.