- La caída de las hojas marca el arranque de la carrera hacia los Presupuestos Generales (PGE). Y el Gabinete de Pedro Sánchez sabe que este año sale tarde, por lo que ya ha puesto a rugir sus motores en busca de los apoyos necesarios para aprobar unas Cuentas llamadas a ser históricas: las que definirán a qué se destina la lluvia de millones -72.000, nada menos- con la que Europa ayudará a dibujar en el Estado la era post pandemia. El bipartidismo y las mayorías absolutas son cosa del pasado. En este presente multicolor cada voto cuenta. Y sus señorías lo saben. El proyecto que llevarán PSOE y Unidas Podemos necesita un aval mínimo de 175 parlamentarios. Los socios de Gobierno cuentan con 155, por lo que una vez que los equipos de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz alcancen un acuerdo, en los apoyos externos restantes estará la clave del futuro de estas Cuentas. Ahora el tiempo ha echado a volar. El proyecto debía estar aprobado por el Consejo de Ministros antes de que llegara octubre. Y conviene recordar que el PSOE celebra su Congreso del 15 al 17 de octubre en Valencia y Sánchez quiere llevar allí un acuerdo cerrado. Un sabio dijo: “La naturaleza tiene tiempo; la administración, relojes”. Y los del Gobierno de España aprietan ahora su calendario.

Escollos entre los socios

Ley de vivienda, política fiscal y pensiones

El año pasado se apuraron tanto los plazos que fue necesario estirar el reglamento del Congreso para dar cabida a los trámites. Y aunque el Gabinete Sánchez busca no repetir la historia, parece abocado a hacerlo. Porque aunque el primer paso debería ser presentar un texto pactado entre los socios de gobierno, aún importantes “escollos” les separan. La jefa de la política económica del Gobierno, Nadia Calviño, elevaba esta semana el ritmo del diapasón. “Hay muchos compromisos que cumplir con Bruselas”, y de no mediar un acuerdo rápido, “no llegamos”, dijo. Sin embargo, Podemos rehuye de estas prisas. La búsqueda del acuerdo “se cocerá a fuego lento”, le advertía Yolanda Díaz, su némesis morada.

Y es que para Podemos hay una condición fundamental: antes de ponerse a hablar de los presupuestos de 2022, el PSOE debe cumplir con lo acordado hace un año de cara a 2021. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias desencallaron entonces la negociación horas antes de que el proyecto llegara al Consejo de Ministros pactando regular los precios de los alquileres.

Podemos, junto con ERC, EH Bildu, Más País y Compromis, presentaban este jueves una propuesta para presionar a Sánchez ante la falta de avances en un ámbito que, de hecho, forma parte del acuerdo que rubricaron el presidente e Iglesias para hacer al primero presidente.

La nueva ley de vivienda acumula ocho meses de retraso, y el aumento del precio de los alquileres azuza la necesidad de aprobarla en una formación morada que considera ésta una cuestión fundamental. Y en la defensa de esta linea roja encontrará además a los citados aliados parlamentarios del Ejecutivo.

Más allá de la vivienda emerge la cuestión de las pensiones. Unidas Podemos reclama revalorizar las mínimas y no contributivas por encima de las demás, sobre cuyo ajuste al alza también hay diferencias con el PSOE azuzadas por las declaraciones en las que el ministro José Luis Escrivá defendió acometer “un cambio cultural en España” para trabajar hasta los 75 años.

Por último, sobre la mesa de la negociación PSOE-Podemos asoman las reformas en materia fiscal. Los equipos negociadores de ambas formaciones llevan semanas trabajando en elevar a un mínimo del 15% el tipo efectivo del impuesto de sociedades, algo que solo afectaría a las grandes empresas pero que supondría, además de un cambio en la linea de la “recuperación justa”, un gesto del PSOE hacia Podemos, ya que la parte socialista venía rechazando modificar ahora los impuestos. “Terminar con la elusión fiscal de las empresas es un tema crucial”, añadía Nacho Álvarez, responsable económico de Podemos. “Aún no hemos llegado a un acuerdo, pero estoy segura de que lo habrá”, resumía Yolanda Díaz, si bien advertía a su socio contra su tentación de forzar los plazos: “Jugar siempre al límite no es correcto”.

Cabe destacar que de cara a esta negociación, la federación vasca de Podemos tratará de meter en agenda cuestiones como la creación de un fondo de compensación para las víctimas del amianto y de corredores ecológicos para el paso de la fauna, la reconversión de Lemoiz en una planta pública de energías renovables, un proyecto de transformación urbana -Vía Irun- y la modernización del tramo ferroviario Santander-Bilbao.

Los apoyos del año pasado

A la espera de que el Ejecutivo mueva ficha

Cuando se venzan, Sánchez tendrá un borrador con el que salir en busca de los demás escaños que necesita para la aprobación de los Presupuestos. El año pasado logró ensanchar el apoyo parlamentario que hizo a Sánchez presidente en 20 escaños llegando a los 188 avales para su proyecto presupuestario tras sumar a la causa a PNV (6) y EH Bidu (5), los catalanes de ERC (13) y PDeCAT (4) y Más País (2), así como a los únicos diputados de Compromís, Nueva Canarias, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe. Enfrente tuvo a las derechas, así como a JxCat, la CUP y el BNG.

El PNV pide “gestos” para definir su postura. Especialmente en aspectos como la transferencia pactada del Ingreso Mínimo Vital. “El IMV ya está en la ley. No vamos a tolerar que esto se retrase más porque el acuerdo en sí estaba hecho, se introdujo en la ley”, advertía su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban. También las pensiones son una preocupación para los jeltzales, más después de conocer unas declaraciones de Escrivá que califican de “despropósito”, así como que se cumpla el compromiso de la entrada soterrada del TAV en las ciudades vascas. Por todo ello, piden movimientos. “Lo que el Gobierno no puede hacer es esperar lisa y llanamente el voto favorable del PNV”. Y “es difícil” adquirir compromisos si los pactos de antes no se han materializado, subrayan los jeltzales.

Bildu ofrece al Gobierno diálogo sin “líneas rojas” pero sin “cheques en blanco”. La negociación “debe producirse sobre contenidos y medidas sociales y económicas que supongan un avance importante en derechos”, avisan. Además de cambios en la fiscalidad, reclaman medidas para reforzar el sistema público de pensiones y la prometida derogación de la reforma laboral del PP. Y, como PNV y Podemos, exigen al PSOE cumplir “con la palabra dada” el año pasado.

En la misma clave se mueve ERC. La cuestión catalana marca esta negociación con la mesa de diálogo y la búsqueda de una salida política al enconado conflicto catalán como telón de fondo, lo que ha provocado discrepancias no solo entre ERC y el espacio postconvergente, sino incluso dentro de este.

Ante el debate sobre las cuentas Esquerra se declara “primero de izquierdas” pero, advierte, “pesará el nivel de cumplimiento” de lo ya pactado. Por eso comparte exigencias con Podemos al pedir la regulación del precio de los alquileres, las pensiones o las reformas fiscal y laboral. Y “sabe mal que a un Gobierno hipotéticamente de izquierdas se le tenga que convencer” de ello, dejaba en el aire Gabriel Rufian, a quien sin embargo se espera en la mesa del pacto, ya que sus 13 escaños no son un apoyo que el Gobierno pueda despreciar.

Su socio en el Govern, Junts, se muestra más distante y busca en su postura una forma de condicionar más directamente la actitud de La Moncloa ante el avance del debate catalán. Pretende una negociación conjunta de los presupuestos por parte de todo el independentismo en el Congreso para aprovechar la “debilidad” parlamentaria de Pedro Sánchez. Más clara, la CUP avisaba al Gobierno: ni siquiera considerará apoyar los Presupuestos si no hay referéndum ni Ley de Amnistía.

Sin voluntad ni margen de acuerdo

Al enemigo, ni agua, estrategia de la derecha

Ni quieren, ni pueden. Esta frase resume la situación a la que se enfrenta el Gobierno al pensar en llegar a algún tipo de acuerdo presupuestario con las bancadas de la derecha.

PP, Ciudadanos y Vox no quieren porque rechazan aparecer en ninguna foto que dé aire al Gabinete Sánchez. Menos ante unas cuentas que consideran una “inmoralidad” por estar negociadas con nacionalistas. Y por su parte, el PSOE no puede porque tendría difícil acercarse a los planteamientos de PP, Ciudadanos y Vox sin quebrar lo pactado con Podemos y su propio acuerdo de gobierno,

“La ministra de Hacienda se ha convertido en apoderada de la casa de apuestas que ha montado Sánchez con todo el akelarre de independentistas”, dice un PP solo ofrece como respuesta un adelanto electoral tras el que sueña con la posibilidad de volver a La Moncloa. “Si no está dispuesto a defender a España, váyase señor Sánchez y déjenos a nosotros hacerlo”, decía Casado este pasado miércoles rememorando a José María Aznar.

Ciudadanos ensayó un acercamiento a Sánchez tras la llegada de Inés Arrimadas a la dirección del partido -en marzo de 2020- que se tradujo en una negociación presupuestaria que este año en cambio se ha convertido en meros encuentros de cortesía.

Los naranjas afirman que no “blanquearán” los pactos del Gobierno con formaciones independentistas, pero en el fondo reside una mera elección de socios. C’s buscaba ser bisagra de una gran coalición a la alemana con PSOE y PP, pero, como reconoció Arrimadas, Sánchez “eligió otro camino”. Y a partir de ahí, la nada.

Sobra decir que Vox está tan volcado en acabar con el recorrido de un Gobierno que no se cansa de tildar de “ilegítimo”, “fraudulento” e incluso “ilegal”, que su participación en cualquier acuerdo se descarta de base. Su postura es clara: no tiene “ningún interés” en reunirse con el presidente del Gobierno ni en dar su apoyo “bajo ningún concepto” a unos presupuestos que solo supondrían un respaldo a la “peor gestión posible”.

Respaldo de los fondos europeos

Una ocasión de oro para dejar atrás la pandemia

La carrera está lanzada y el tiempo apremia. Las ministras del ramo económico han reiterado que el Estado tiene con estos presupuestos una “oportunidad histórica” gracias a los 72.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos, que permitirán “acometer inversiones que, de no ser por eso, hubieran sido más espaciadas en el tiempo”. “Vamos a tener capacidad suficiente para que en este país, en el año 2022, dejemos definitivamente atrás la pandemia”. “Sería imperdonable desaprovechar esta oportunidad”, insisten. Pero la forja de nuevos acuerdos exige cumplir con los socios y seducirles. Hay quien apunta que estos podrían ser los últimos presupuestos del Gabinete Sánchez, toda vez que 2023 será año electoral -municipales y doce autonómicas en mayo, y generales antes de diciembre- y de sobra se sabe que las campañas son terreno minado para el acuerdo. Por eso cada quién defenderá como nunca sus posiciones. Por eso es tiempo de diálogo; tiempo de ajustar cuentas.

Tardanza en las fechas. La norma señala que el proyecto presupuestario debe pasar por el Consejo de Ministros antes de octubre, lo que ya es imposible. La parte socialista del Gobierno confía en tenerlo en dos semanas para que los Presupuestos estén aprobados antes del 31 de diciembre. Pero sus socios internos y externos dudan, afean la tardanza, y piden agilizar el diálogo que haga posible el acuerdo. Pueden ser las últimas Cuentas de la legislatura ya que 2023 estará plagado de citas electorales.

Forzar el reglamento. El año pasado ya hubo que hacerlo. Más por lo que costó a PSOE y Unidas Podemos alcanzar un acuerdo que por la búsqueda de pactos externos. Sánchez e Iglesias cerraron el texto la madrugada del 27 de octubre, víspera del Consejo de Ministros. El proyecto recibió el aval del Congreso el 3 de diciembre, y el del Senado, casi sobre la bocina, el 22 de diciembre.

“Sería imperdonable desaprovechar esta oportunidad de dejar atrás la pandemia”

Portavoz del Gobierno de España

“Estoy segura de que habrá acuerdo, pero jugar al límite no es correcto”

Vicepresidenta del Gobierno

“No pueden esperar lisa y llanamente nuestro voto favorable. Esto tiene que ser recíproco”

Portavoz del PNV en el Congreso

“La legislatura está agotada. Solo cabe que Sánchez convoque elecciones generales”

Vicesecretario de Comunicación del PP

“Demostraremos ser primero de izquierdas, pero pesará el que se cumpla lo ya pactado”

Portavoz de ERC