- Miriam Nogueras (Dosrius, 1980), una de las voces independentistas más conocidas del Congreso, analiza la coyuntura política en una semana en la que se ha vuelto a poner de manifiesto la conflictividad política existente tras el 1-O.

Su partido habla de "mandato del 1 de octubre". ¿A qué se refieren?

-Hubo más de dos millones de personas que fueron a votar a pesar del contexto. El referéndum legal, no ilegal, como nos venden desde la política y los medios de comunicación españoles, tuvo un resultado inapelable, de un 90% de la gente que participó, y debe cumplirse. ¿Por qué digo legal? Porque se celebró de acuerdo con lo que disponía una ley aprobada en el Parlament de Catalunya, que tiene toda la legitimidad y es la representación del pueblo. Se ejerció el derecho legítimo de poder votar, y es obvio que este mandato está vigente, se tiene que cumplir, y además había un compromiso político e institucional de que se cumpliera. Si alguien considera que el mandato ya no es legítimo o no está vigente debe utilizar las herramientas del Parlament para decirlo, y explicarlo a los ciudadanos de Catalunya.

Carles Puigdemont estuvo a punto de convocar elecciones autonómicas tras el 1-O y todos los partidos independentistas participaron en unos comicios bajo el 155.

-Algunos protagonistas, empezando por el president Puigdemont, han reconocido errores, y yo creo que uno fue que el 10 de octubre se congelara la declaración. Seguramente hubiéramos tenido que defender este mandato desde las instituciones y con el apoyo del pueblo, que estoy segura que lo hubiéramos tenido, porque los ciudadanos nunca fallan. Ha habido errores, pero a mí me gusta poner el gran angular siempre, y al final la raíz de todo es un Estado represor en el que las instituciones están infectadas de fascismo y de la herencia de la dictadura de Franco. No lo podemos obviar, y batallar contra todo esto no es fácil. Alguien hizo el símil de que esto era un tablero de ajedrez y que llegó el 155 y tumbó todas las piezas, y nos ha costado levantarnos. Los errores que pudimos cometer nosotros fueron consecuencia del gran error de la reacción del Estado español, aunque ellos no lo consideren así, indiferentes a la imagen absolutamente vergonzosa que dieron fuera de las fronteras españolas. El Estado español encarceló y envió al exilio al Govern de Catalunya, y sigue con la represión, asegurándose de que nadie más se atreva a desafiarlo.

Puigdemont ha defendido la legitimidad de la vía unilateral, "como último recurso". La mesa de diálogo parece una partida por jugar para ver dónde está el Gobierno español.

-Gobierna el PSOE desde hace muchísimo tiempo, y ahora con Podemos, que era el que decía que tenía aliados en España para poder hacer un referéndum pactado. Quiero recordar que esta mesa hace más de un año que se inauguró, y ahora, en esta segunda etapa de esa mesa, hay una parte muy amplia del independentismo que no está representada, se ha vetado a la delegación que Junts per Catalunya propuso. Y al final esto es una apuesta de Esquerra.

Pero es la que lidera el Govern, salvo que ustedes lo rompan.

-Sacó un diputado más. El problema es que cuando ha liderado Junts Esquerra no ha sido en absoluto leal y no ha contribuido a nuestra estrategia. Nosotros hicimos un pacto con Esquerra y nos comprometimos a ser leales con esta estrategia de ERC, y darles la oportunidad de sacarla adelante. Pero en ningún caso acordamos que la delegación tenía que estar compuesta por consellers del Govern, los partidos eran absolutamente libres de escoger a quien quisieran. Así que apelamos a una lealtad y a un compromiso que está por escrito. En todo caso nosotros no vamos a defender la mesa, porque no la llevamos en el programa electoral. Somos escépticos, porque con aquellos que nos han pegado, apretaron el botón del 155, dicen que no habrá amnistía ni referéndum ni nada, y de aquellos de los que nos queremos independizar, nunca van a hacer nada que ayude a que Catalunya sea un estado y se cumpla el mandato del 1 de octubre, o del 14-F, en el que el 52% de ciudadanos votaron independencia.

Usted no le da ningún crédito, y habló el otro día en el Congreso de "diálogo ficiticio" y de "cortina de humo".

-Yo creo que debemos ser muy claros, porque la situación es muy grave. Estoy convencida de que es una cortina de humo, porque con todo el tema de Puigdemont y su detención, está claro que hay un cruce de poderes en el Estado español. Si hubiera una esperanza de que algo se pudiera dialogar o negociar, dialogar me parece muy naíf, debemos hablar de negociación, con este cruce de poderes se ha visto que al final este Gobierno no manda. En el Estado español hay una red jurídica, policial y mediática organizada que va por su cuenta, y lo hemos visto sobre todo estos últimos días con la detención del president Puigdemont. Sinceramente, creo que Catalunya ha sido la excusa para todos, pero el gran problema en España no es que un 52% de catalanes quiera la independencia, sino el fascismo institucional gravísimo, que algunos se piensan que mirando hacia otro lado va a desaparecer. Pero pienso que la mesa de diálogo la deberían hacer entre ellos, entre los españoles, y decidir si quieren seguir por esta vía, o quieren por fin empezar a trabajar por una España democrática, europeísta, del siglo XXI. Algo que ahora no existe.

Puigdemont ha dicho en 'La Stampa' que el Gobierno español conocía su detención, no que la ordenase. Usted acusó al Ejecutivo de aprovecharse del movimiento de Llarena.

-Sí, porque hablo fuera de focos con algunos socialistas y con personas de Podemos y me dicen que esta gente va por libre, pero a la vez tampoco están haciendo nada para terminar con esta indecencia, porque no tiene otro nombre. Yo no creo que el Gobierno tenga poder de decisión respecto a esto, aunque tenemos que coger la frase Un Estado, una voz, en este caso la Abogacía del Estado. Aquí ha habido dos voces y han sido contradictorias.

¿Y qué se podría hacer para empezar a deshacer nudos?

-De entrada hay algo que es muy fácil y muy honorable y por lo que para mí se tendría que empezar, que es que este Gobierno fuera muy honesto con los ciudadanos españoles. Debería salir de manera solemne y explicar a los españoles que lo que está pasando en España no es normal, y que ellos están aquí para cambiarlo. Hay muchas cosas que deben hacerse, pero sobre todo lo principal es reconocer que el problema está en España. No en que los catalanes voten o en que en Catalunya las elecciones las ganen los partidos independentistas. Y por eso digo que se el Gobierno se aprovecha, porque no solo no explica a los ciudadanos españoles lo que pasa, sino que lo niega, y sigue tomando Catalunya como carta sobre todo electoralista.

Carles Puigdemont y su entorno se muestran confiados de que no varíe su situación. De recibir la judicatura española otro golpe, ¿podría suscitarse algún movimiento favorable para él?

-Es que esto hace casi 4 años que dura, desde que se empezó una batalla judicial en la que España no ha ganado ni una. Lo decía el president Puigdemont, cuando te imaginas que no pueden hacer más el ridículo, lo hacen. Llarena, en este caso, lo ha vuelto a hacer. Lo que está pasando es esperpéntico, y cuando digo que el Gobierno español debería empezar a explicar a los españoles qué pasa, es por esto, y decir que esto no representa a los españoles, esta manera de hacer y esta Justicia absolutamente politizada. Recordemos que hace unos días el GRECO dijo por décima vez que no existe independencia judicial. Esto es gravísimo, y parece que todo aquello que sale de Europa, que para muchos catalanes es importantísimo, en España no pase nada y no haga ni cosquillas. lo que pueda opinar respecto a su judicatura.

¿La pandemia agrava una sensación de fatiga y de necesidades sociales y económicas que alejan el foco de las reivindicaciones soberanistas?

-Yo creo que es más bien todo lo contrario. Precisamente esta pandemia nos ha enseñado a muchos es que dependiendo de este Estado, nosotros no hemos podido ni ejercer nuestras competencias, ni poder decidir dónde van nuestros recursos. El Gobierno español tiene una estrategia me atrevería a decir de marketing, recordando cada día que España va bien, pero si cogemos la lupa y miramos lo que han hecho otros estados en ayudas respecto a la pandemia, España está en la cola. No hace falta ni que hablemos de las facturas de la luz, pero cada año 18.000 millones de euros que producen los ciudadanos de Catalunya se van y no vuelven. ¿Qué podríamos hacer con ese dinero? Seguramente, con la pandemia, hubiéramos podido ayudar muchísimo más a nuestro tejido empresarial y a las personas vulnerables. Es verdad que en el marco mental español el foco se pone en la reconstrucción, pero yo creo que nosotros debemos de ser capaces de salir de este marco nacionalista español y volver al marco de las competencias, de los recursos que genera Catalunya y que no tenemos y no podemos ejercer. Seguramente podríamos salir mucho antes de esta crisis y haber evitado que muchas empresas hayan tenido que cerrar si nosotros gestionáramos estos recursos. Con los fondos europeos igual, al final todo el pan está vendido y nosotros no vamos a poder decidir dónde van ni para qué.

Se hablaba de ampliar la base social, pero se percibe una división crónica. A lo mejor es porque ERC está más a la izquierda que Junts.

-En el momento en que un partido da la mano a una formación como el Partido Socialista, que en el ámbito español puede ponerse en la parte de las izquierdas, pero creo que en el ámbito catalán no está ni mucho menos en las izquierdas... el debate derechas- izquierdas es un recurso que entiendo utilizan aquellos que no tienen demasiados argumentos. Pero ese concepto de ampliar la base es de Esquerra no del independentismo en general. Cuando hemos entrado en la acción y nos hemos movilizado ha sido cuando realmente más gente se ha sumado al proyecto independentista. Esperar a que se amplíe la base de la mano del Gobierno español yo lo veo muy naíf.

Pero mejor un 60% que un 52%.

-Cuando hablamos de porcentajes, a mí siempre me gusta hablar de marcos mentales, porque al final estamos según los medios de comunicación y los partidos en un marco u otro. Se nos ha vendido que Catalunya está dividida, que hay un conflicto entre los catalanes. Y los catalanes han votado, y la democracia es esto, poder implementar los resultados democráticos surgidos de las urnas. Y yo siempre pongo el ejemplo de Escocia. Allí se ha vitado, ha habido un fifty fifty, y nadie habla de división. Es más, Escocia va a hacer otro referéndum, va a seguir en la Unión Europea si gana la independencia. Es decir, aquello que es válido en Escocia, ¿por qué no lo es para Catalunya? Es obvio que no lo es porque en Escocia están con Inglaterra y en Catalunya desafortunadamente de quien nos queremos independizar es de un Estado con instituciones absolutamente impregnadas de fascismo.

La CUP pide un referéndum para esta legislatura, y advierte sobre los presupuestos catalanes. ERC y Junts han dicho que no.

-Deberíamos ser capaces como en 2017 y en años anteriores de poder ser bloque, con nuestras diferencias, que las hay, obviamente, si no seríamos todos el mismo partido. Pero tendríamos que ser capaces de reconstruir este bloque. Y respecto a los porcentajes, es verdad que si somos más mejor, pero aunque seamos el 90%, jamás España va a permitir que Catalunya se independice.

¿Qué pasa si la CUP rompe ante los presupuestos? Illa ya ha dicho que se brinda.

-En esta ecuación de una mayoría independentista, en casi todos los momentos más trascendentes la CUP no ha fallado. Debemos ser capaces de aparcar el partidismo, y estas ansias de crear conceptos y en este caso un nuevo referéndum. Pero si ya sabemos qué pasó con el anterior. ¿Qué puede pasar de nuevo en otro referéndum? Debemos ser conscientes de que los enemigos no los tenemos entre nosotros. Aquí quien nos está echando un pulso es el Estado español, y solo vamos a ganarlo si conseguimos ser un bloque.

Sitúa al Estado como enemigo cuando un 48% de catalanes vota a opciones que lo representan. Se acusa al independentismo de ignorar la pluralidad catalana y descuidar la necesidad de cohesión interna.

-Esto es la democracia. Los que quieren la independencia han ganado. Parece que implicase que se construiría un muro en las fronteras entre Catalunya y España, y esto no es, sino que los catalanes decidan dónde y cómo se invierten sus recursos...

Pero al día siguiente habría que tejer un país cohesionado y sin enemigos.

-El país está cohesionado, funciona y rueda cada día, lo que tendríamos que tejer son confianzas con los estados vecinos, y con España un nuevo marco de tú a tú.

La estrategia de Junts se aleja en el Congreso del PNV, y EH Bildu está más cerca de ERC. ¿Perciben una cierta soledad o incomprensión?

-Batallar contra un Estado como el español no es fácil y por el camino este Estado engulle a personas que necesitamos. La realidad en el País Vasco no tiene nada que ver con la realidad en Catalunya ahora mismo. Nosotros con el PNV y con Bildu, pero son proyectos diferentes. Bildu, esta legislatura, de poder acercar a los presos. Nosotros debemos ser coherentes con lo que hemos dicho en campaña, y si eso quiere decir que en el Congreso del Estado español estamos un poco más solos... fíjese que si el 100% de los catalanes votara la independencia, seguiríamos siendo el 16%.

"La raíz de todo es un Estado represor en el que las instituciones están infectadas de fascismo y de la herencia de la dictadura"

"Nosotros (en Junts) no vamos a defender la mesa de diálogo, porque no la llevamos en el programa electoral ; somos escépticos"

"Con todo el tema de Puigdemont y de su detención está claro que hay un cruce de poderes en el Estado español"