- Pese a los dos meses que ya han empezado a correr para que las fuerzas políticas catalanas logren un acuerdo que desbloquee la investidura del próximo president de la Generalitat, ya hay quien se está poniendo en el escenario de un posible fracaso de las negociaciones. Es el caso de JxCat, la formación que impidió la investidura de Pere Aragonès, el candidato de su socio natural, ERC, tras no llegar a buen puerto sus conversaciones. Así, ayer se deslizó por primera vez que si los antiguos socios del Govern llegan a la fecha límite del 26 de mayo sin un acuerdo, Junts podría votar en cualquier caso a favor de Aragonès, que sería por tanto investido president. El objetivo sería evitar la repetición de las elecciones el 26 de julio, al tiempo que se pondría en marcha una legislatura con ERC gobernando en minoría y JxCat en la bancada de la oposición.

El listón de la exigencia por parte de los posconvergentes sigue muy elevado, según adelantó ayer El Periódico. Entre sus requerimientos al partido de Oriol Junqueras destaca dejar en “papel mojado” el preacuerdo de ERC y la CUP, que permitió a Aragonès contar con los nueve votos a favor de la formación anticapitalista además de los 33 de su propio grupo, un bagaje todavía insuficiente para franquear las puertas de la Generalitat. El giro a la izquierda de dicho preacuerdo provoca urticaria en Junts, pero de forma paralela la CUP, que mantiene a duras penas la unidad de sus bases en favor del documento, se resiste a tocar una coma del mismo.

Mientras el candidato del PSC, Salvador Illa, ganador de las elecciones en número de votos, sigue ofreciendo su candidatura a la investidura pese a no tener apoyos suficientes para ello, Junts reclama además a ERC una unidad de acción en el Congreso que se complica con la presencia de Gabriel Rufián como portavoz republicano. La cuerda sigue tensándose por la apuesta de los de Carles Puigdemont por la unilateralidad y por los apoyos que ERC ha brindado en Madrid a la investidura de Pedro Sánchez y los presupuestos del PSOE y Unidas Podemos.

Aquí sigue jugando un papel destacado el Consell per la República impulsado por Puigdemont para ser el núcleo de decisión estratégica del independentismo, frente al que una recelosa ERC reivindica la labor de las instituciones catalanas.