- El Gobierno español se ha encontrado con lo esperado: una dura ofensiva de la derecha española y una posición contraria por parte de la Fiscalía a conceder los indultos a los presos soberanistas, entre los que se encuentra el líder de ERC, Oriol Junqueras. Pero la decisión última está en su mano, y ya se está armando de argumentos. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, asegura en una entrevista concecida a Efe sobre el informe de la Fiscalía que se opone a la concesión de indultos que no debe haber “ningún privilegio”, pero tampoco ningún “perjuicio” para los presos.

“Las personas que están cumpliendo las penas que les impuso el Tribunal Supremo no deben de tener ningún privilegio, pero tampoco deben tener perjuicio. Por lo tanto, si se ha solicitado el indulto, se tiene que tramitar”, dijo. Illa se refiere a que simplemente se está dando trámite a la petición de indulto de varios colectivos, de manera que se encuentra en una fase muy inicial. Una vez escuchados los informes, el Consejo de Ministros tendrá que tomar una decisión. La posición de la Fiscalía o del tribunal sentenciador no es vinculante, pero una negativa sí pone cuesta arriba la decisión y hace más evidente que es una apuesta del Gobierno. Puede hacerlo invocando principios de conveniencia o utilidad pública. Además, el Ejecutivo español ya ha aclarado estos días que, de los cuatro últimos indultos que se han decidido en el Estado, dos han contado con informes contrarios del fiscal.

Los cuatro fiscales que acusaron en el juicio del procés emitieron doce informes, uno por cada condenado, en los que rechazaban la concesión de indultos parciales o totales y argumentaban que una medida de este tipo no puede operar “como moneda política de cambio” para la “obtención de apoyos parlamentarios”. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, dijo en la Cadena Ser que “los informes, dentro del poder judicial, a mí me gusta que sean informes técnico-jurídicos, los de la Fiscalía también”, lo que supuso una crítica implícita a que el informe fiscal era un alegato político.

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, destacó por su parte que los reportes del ministerio fiscal son un mero “trámite procesal”, y recordó que el Gobierno también está a la espera de recibir otros informes, como el de instituciones penitenciarias. Illa ha seguido la misma línea de sus compañeros: “No me voy a pronunciar sobre los trámites. En cualquier caso, cuando acabe la tramitación del expediente y corresponda dar opinión al respecto, lo haré”. Es muy probable que el Tribunal Supremo también se oponga a un indulto. En ese caso, en algunos ámbitos se señala que, con esta opinión contraria, el Gobierno español solo podría conceder un indulto parcial y no total. El secretario de organización del PSC se refirió igualmente a la reforma del delito de sedición, un “compromiso público” adquirido por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aunque no ha detallado sus plazos.

En la ofrenda floral al expresident Francesc Macià, Pere Aragonès, en funciones de president, pidió el derecho a la autodeterminación” y una “ley de amnistía para acabar con la represión” de los presos. También dijo que el único discurso que espera del rey es el fin de la monarquía. Está por ver si un hipotético indulto llega a tiempo para hacer campaña en las elecciones catalanas del 14 de febrero.

Por otro lado, el jueves se hacía público que el expresidente de Uruguay por el Frente Amplio, José Mujica, se ha reunido telemáticamente con el líder de ERC y exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y con el exconseller Raül Romeva, y les ha trasladado su “solidaridad”. En una conexión con la cárcel de Lledoners, Mujica ha defendido la negociación con el Estado. Después de que Junqueras le enviara una carta, Mujica se ha reunido con ellos y se ha declarado “amigo de todos aquellos que están en prisión por razones políticas”. Mujica les trasladó su voluntad de ayudar en una mesa de diálogo. El exconseller de Interior Joaquin Forn, asimismo, ha celebrado haber podido pasar su primera Navidad de permiso en casa en tres años.