- María Chivite hizo ayer un llamamiento a la unidad y al consenso en el Parlamento de Nafarroa. "Afrontamos un otoño y un invierno difícil y duro", advirtió la presidenta del Gobierno, que reclamó a todo el arco parlamentario que trabaje "con altura de miras" y "voluntad de encuentro". Chivite encontró el respaldo de los grupos que firmaron el acuerdo programático. Con sus matices y diferencias, PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E cerraron filas con el Ejecutivo foral. Mientras que en la oposición, tanto Navarra Suma como EH Bildu advirtieron de que ambos son incompatibles, y que el Gobierno debe elegir.

Pero Chivite optó por dejar todas las puertas abiertas, al menos por ahora. No quiso polemizar con nadie. Tampoco con Javier Esparza, y eso que le había acusado de hacer la peor gestión de la pandemia, de renunciar a su programa o de blanquear a EH Bildu. Ni siquiera entró a debatir la oferta de estabilidad que le hizo Navarra Suma para el resto de la legislatura si rompe con sus socios de Gobierno, y que nadie pareció tomarse en serio. "Navarra avanza y ustedes no tienen un proyecto alternativo", le reprochó.

El papel de poli malo le quedó al portavoz del PSN, Ramón Alzórriz, que sin entrar en el fondo de la oferta, subrayó que el proyecto socialista de hoy poco tiene que ver con el que ha defendido históricamente UPN. Es el marco general que deja la primera jornada del debate sobre el estado de la Comunidad. Sin apenas público por las limitaciones de aforo, solo dos parlamentarios y una presencia mínima del Gobierno, Chivite habló de infraestructuras, de política fiscal, de educación, desarrollo sostenible, de las transferencias pendientes o de digitalización.