- Este mes se han cumplido 45 años del “injusto” asesinato de Iñaki Etxabe Orobengoa y Germán Agirre Irasuegui. Más de cuatro décadas sin que hayan recibido un homenaje de carácter institucional. Hasta ayer, en el Consistorio de Arrasate, en un acto honesto y emotivo en el que sus familiares volvieron a reivindicar que se les reconozca como víctimas. La Corporación municipal al completo se comprometió a trabajar para conseguir este objetivo.

“Queremos poner en valor el camino recorrido hasta la fecha por cada familia, sin ningún tipo de ayuda ni apoyo tanto para conocer la verdad como para pedir justicia. En adelante ya no estaréis solos en este camino, porque también nosotras y nosotros seremos vuestras y vuestros compañeros de viaje. Estamos dispuestos a hacer todo lo que esté dentro de las competencias del Ayuntamiento para el esclarecimiento de los hechos y su reconocimiento oficial como víctimas”, manifestó la alcaldesa arrasatearra, María Ubarretxena, que tomó la palabra en nombre de todas las fuerzas políticas municipales.

Representantes del PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Arrasate participaron en este homenaje oficial que se desarrolló en el salón de plenos, con el acceso restringido a familiares y grupos políticos para cumplir con las medidas de seguridad frente al coronavirus.

“Somos conscientes de que estamos tocando un sufrimiento que todavía está muy vivo. Queremos dar un paso más y reconocer a Germán e Iñaki como víctimas de vulneraciones derivadas de la violencia por motivación política, así como sus derechos a toda la verdad de lo ocurrido, a la justicia ”, recalco la primera edil, que dio lectura cuatro formaciones que integran la Corporación cerrajera.a la declaración institucional consensuada por las

El acto de ayer se enmarca en la senda emprendida por el Consistorio durante la pasada legislatura para contribuir a la “reparación de todas las víctimas, difundir la memoria crítica y favorecer la convivencia en nuestro municipio”. Esta iniciativa se inauguró en noviembre de 2018 con el homenaje al exedil socialista Isaías Carrasco, que perdió la vida a manos de ETA el 7 de marzo de 2008.

El 5 de octubre de 1975, por la noche, tres personas de formación paramilitar irrumpieron en el restaurante Etxabe Enea del alto de Kanpazar y asesinaron a tiros a Iñaki Etxabe, hermano de dos miembros de ETA. No era el primer ataque que sufría la familia. Tenía 39 años y era padre de tres hijos. El grupo de extrema derecha Batallón Vasco Español (BVE) reivindicó más tarde el que se convertiría en el primer atentado mortal parapolicial.

Ese mismo día, pero por la mañana, una bomba trampa segó la vida de tres guardias civiles. El atentado, perpetrado por ETA, se produjo cerca de Arantzazu, cuando la patrulla regresaba al cuartel de Arrasate tras retirar una ikurriña -por entonces ilegal- que apareció en el santuario. La muerte de estos agentes se saldaría con dos fallecidos más. El de Etxabe, y una semana más tarde, el 12 de octubre, el del taxista Germán Agirre, que apareció con tres disparos en la cabeza en el pantano de la localidad alavesa de Legutio, “a unos 300 metros” del cuartel de la Guardia Civil.

Nacido en el caserío Kotxabal de Bergara, pero residente en Arrasate, Agirre dejó viuda y dos hijos. Su asesinato no fue reivindicado, pero se relacionó con el atentado contra Etxabe “tanto en sus causas como en su autoría”. Además, en el año 2000, cuando uno de los hijos de la víctima, Jokin, acudió a la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, la Ponencia recogió su opinión respecto a que “la familia sospecha que quien lo asesinó es la Guardia Civil”, tal y como se recoge en el informe elaborado por la asociación Argituz, Hacia una Memoria Compartida 1956-2018 Arrasate-Mondragón.

“Las mentiras en torno a lo sucedido, el silencio, los obstáculos institucionales para el esclarecimiento de los hechos, la negación y el olvido. Todo ello, en tanto que portadores de la verdad, de la justicia y de las responsabilidades que como víctimas os corresponden, se os ha negado el reconocimiento y os ha generado una grave revictimización”, resaltó la alcaldesa, dirigiéndose a los familiares de las víctimas.

La declaración institucional acordada por la Corporación arrasatearra tilda, a su vez, de “injusta” la violencia del Estado y de los grupos de extrema derecha, al igual que “la falta de voluntad para esclarecer estas violaciones de derechos, que vulneran el reconocimiento y la memoria de las familias”. El Ayuntamiento cerrajero tiene la “firme convicción” de que la construcción de la convivencia “debe basarse en la memoria” y, por ello, se comprometió en 2018 a “visibilizar lo ocurrido y abordar la vía de la verdad” con relación “a todas las víctimas de vulneraciones de derechos humanos derivadas de la violencia por motivación política” del municipio.

Esperan que “no sea demasiado tarde” para este homenaje, con el que han querido cubrir “esta laguna de 45 años del reconocimiento institucional municipal”, y admitir “el silencio padecido, la falta del apoyo necesario, la revictimización institucional y el dolor adicional” que se ha podido causar a las familias.

La Corporación arrasatearra da un paso más en su compromiso por “abordar la vía de la verdad” y “reparar a todas las víctimas”