- “Nosotros no venimos ni a imponer ni a tutelar”, tranquilizó ayer Pedro Sánchez, quien justificó la decisión de fijar el estado de alarma porque “no podíamos quedarnos con los brazos cruzados” ante la pasividad de la Comunidad de Madrid y de Isabel Díaz Ayuso, a quien emplazó a seguir trabajando conjuntamente para contener la pandemia en los próximos 15 días. Pese a las críticas del Ejecutivo regional y del espectro de la derecha, el líder del PSOE consideró desde Portugal, donde se vio con el primer ministro, Antonio Costa, que su Gobierno “siempre ha puesto la salud pública por encima de cualquiera otra consideración” y que había que dar “una respuesta contundente” al avance del coronavirus en ese territorio.

La consejera de Presidencia de la Comunidad, Eugenia Carballedo, afeó que la alarma se haya dictado “de una forma un tanto autoritaria” por parte de Moncloa y culpó a Sánchez de entrar “en un terreno partidista, político y de imposición”. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, instó a “levantar cuanto antes” la alerta, algo que harán cada día. A su juicio, el Gobierno central no les ha permitido “en ningún momento validar los datos de la Comunidad con ese sistema de usar las zonas básicas de salud como elemento de monitorización y de control de la pandemia”, cuando “es un modelo que usan otras capitales europeas”. “Lo digo con todo el dolor, la decisión estaba ya tomada desde hace tiempo”, lamentó. La concejala de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, acusó a Sánchez de “tomar a los madrileños como rehenes” con el objetivo de “derrocar al Gobierno de Ayuso”. Por su parte, en el combate abierto desde la derecha, el líder de Vox, Santiago Abascal, advirtió de que “ahora es Madrid pero después será cualquier otra comunidad autónoma”. “El Gobierno quiere arrebatar las libertades a la mitad de la población”, zanjó.