- El divorcio posconvergente, a punto de consumarse después de que el PDeCAT haya decidido llevar a JxCat a los tribunales por el control de las siglas, ha provocado un reguero de bajas en las filas de la formación presidida por David Bonvehí, cuya posición de colocar ante un juez al nuevo partido de Carles Puigdemont puede complicar al expresidente el camino hacia la configuración de Junts como referente de ese espacio. Después de que el pasado sábado confirmaran su renuncia a seguir en el PDeCAT los cinco senadores de ese grupo; el exconseller Lluís Puig, exiliado en Bélgica, anunció ayer que se une a la desbandada, justificada en que las “decisiones tomadas por la Ejecutiva” de este partido “no se adaptan al mandato de la Asamblea ni del Consejo Nacional de transitar hacia JxCAT”. A él le siguieron hasta 50 concejales de 16 municipios metropolitanos de Junts, lo que agrava la crisis entre ambos espectros.

Los cargos electos del partido de Puigdemont consideran “inadmisible” que la dirección del PDeCAT, a la que tildan de “autoritaria”, haya llevado a JxCat a los tribunales por el tema de la marca cuando su “voluntad”, argumentan los primeros, era la de “sumar” y “hacer más amplia la mayoría independentista”. “Una vez más, se ha vuelto a tomar una decisión de gran importancia sin consultar a los asociados y asociadas del PDeCAT, generando de nuevo una situación de menosprecio y autoritarismo por parte de la dirección actual del partido”, denuncian estos regidores. Critican, además, que Bonvehí está llevando a cabo desde hace meses reuniones con alcaldías y grupos municipales “de espalda” a los cargos comarcales.

Ante las “reiteradas decisiones unilaterales” de la cúpula del PDeCAT sin tener en cuenta a los asociados, los ediles metropolitanos de JxCat renuncian a continuar siendo afiliados de PDeCAT: “Ya no nos sentimos representados por esta dirección”, esgrimen, “no se trata de un hecho aislado” sino de un “menosprecio continuo”.